Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

La escuela católica es católica toda ella, no sólo su ideario o inspiración

Documento para reforzar la identidad de la escuela católica: 14 claves y Cristo en el centro

San Francisco de Sales, una escuela católica en Filadelfia... en todo el mundo afrontan retos complicados
San Francisco de Sales, una escuela católica en Filadelfia... en todo el mundo afrontan retos complicados

P.J.Ginés

El dicasterio vaticano encargado de temas educativos, la Congregación para la Educación Católica, ha publicado este martes el documento "La identidad de la Escuela Católica: para una cultura del diálogo", un texto de casi 100 puntos que busca proteger la identidad de los centros educativos católicos (aquí en Vatican.va ). El texto acude con frecuencia a citas de "Gravissimum educationis", el texto de 1965 del Concilio Vaticano II sobre educación.

El documento lo firma Giuseppe Versaldi, cardenal desde 2012 y prefecto de la Congregación desde 2015. Las motivaciones declaradas del texto son:

- "una mayor conciencia y coherencia de la identidad católica de las instituciones educativas de la Iglesia en todo el mundo"
- prevenir "conflictos y divisiones en el sector esencial de la educación".

Es un documento largo que resumiremos en 14 ideas.

1. Educar es apostar por la esperanza; ni ideología, ni fatalismo

El documento se abre con una cita del Papa Francisco (de un videomensaje de 2020) que quiere orientar toda su visión: “Educar es apostar y dar al presente la esperanza que rompe los determinismos y fatalismos con los que el egoísmo de los fuertes, el conformismo de los débiles y la ideología de los utópicos quieren imponerse tantas veces como el único camino posible". Así, frente a utopías ideológicas y fatalismos, la educación es una apuesta a la vez realista y esperanzada.

2. Educar no es un servicio más: es parte esencial de la Iglesia, que es Maestra

En 1 Tim 3,15 se define a la Iglesia como "columna y fundamento de la verdad". Jesús encargó a la Iglesia enseñar. "La acción educativa llevada a cabo a través de las escuelas no es una obra filantrópica de la Iglesia para responder a una necesidad social, sino una parte esencial de su identidad y misión", afirma el documento. "La Iglesia, como Madre, está obligada a dar a sus hijos una educación que llene su vida del espíritu de Cristo".

3. Deben cooperar: maestros, familias, iglesias, sociedad, escuelas no católicas...

El texto pide "colaboración mutua, sobre todo entre padres y maestros". Anima a mantener la relación incluso acabados los estudios, con asociaciones. Añade: "Es deseable que exista una sana cooperación -a nivel diocesano, nacional e internacional- para fomentar entre las escuelas católicas y no católicas la colaboración necesaria para el bien de la comunidad humana universal".

4. Con Jesucristo en el centro, identidad siempre renovada

"La escuela tiene una cualidad que determina su identidad específica: se trata de “su referencia a la concepción cristiana de la realidad. Jesucristo es el centro de tal concepción”. La relación personal con Cristo permite al creyente proyectar una mirada radicalmente nueva sobre toda la realidad, asegurando a la Iglesia una identidad siempre renovada.

5. La escuela católica es para todos, especialmente para los más débiles

"Carácter distintivo de su naturaleza eclesial es su ser escuela para todos, especialmente para los más débiles. Así lo atestigua la historia que ha visto surgir la mayor parte de las instituciones educativas escolares católicas como respuesta a las necesidades de los sectores menos favorecidos", recuerda el texto. Todavía hoy debe llegar a muchos niños que sufren pobreza material, pero también afrontar "nuevas pobrezas". El documento cita como buen ejemplo "la fundación de escuelas profesionales, que han sido un baluarte para la formación técnica basada en los parámetros de la inteligencia manual".

Graduación de los peques en Santa Escolástica, escuela católica en Kenia

Graduación de los peques en Santa Escolástica, escuela católica en Kenia; al fondo a la izquierda, una gruta con la Virgen de Lourdes

6. Da testimonio, es misionera: lleva al umbral de la fe

"Una gran responsabilidad de la escuela católica es el testimonio. [...] "Hoy día, a causa del avanzado proceso de secularización, la escuela católica se halla en situación misionera, incluso en países de antigua tradición cristiana”, añade el texto. “La escuela, incluida la católica, no pide la adhesión a la fe; pero puede prepararla. Mediante el proyecto educativo es posible crear las condiciones para que la persona desarrolle la aptitud de la búsqueda y se la oriente a descubrir el misterio del propio ser y de la realidad que la rodea, hasta llegar al umbral de la fe. Luego, a cuantos deciden traspasarlo, se les ofrece los medios necesarios para seguir profundizando la experiencia de la fe”.

7. Todos, personal escolar y familias, deben respetar la identidad católica del centro

"Todos tienen la obligación de reconocer, respetar y testimoniar la identidad católica de la escuela, oficialmente expuesta en el proyecto educativo. Esto se aplica al personal docente, al personal no docente, a los alumnos y a sus familias. En el momento de la inscripción, tanto los padres como los escolares deben conocer el proyecto educativo de la escuela católica", afirma el texto con firmeza y claridad.

8. Los padres y los fieles deben apoyar la escuela católica

"La Iglesia recomienda a todos los fieles que fomenten las escuelas católicas y también cooperen ayudando en la medida de sus posibilidades a crearlas y sostenerlas. Es necesario que los padres cooperen estrechamente con los profesores, involucrándose en los procesos de toma de decisiones que conciernen a la comunidad escolar y a sus hijos, participando en las reuniones o asociaciones de la escuela. De este modo, los padres no sólo cumplen con su vocación educativa natural, sino que contribuyen con su fe personal al proyecto educativo, especialmente si se trata de una escuela católica".

9. Puede haber personal no católico en la escuela, pero de recta vida y respetuoso

"Los profesores y maestros han de destacar por su recta doctrina e integridad de vida en la formación de las jóvenes generaciones. Los profesores y el personal administrativo que pertenecen a otras Iglesias, comunidades eclesiales o religiones, así como los que no profesan ninguna creencia religiosa, una vez contratados, están obligados a reconocer y respetar el carácter católico de la escuela. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la presencia predominante de un grupo de profesores católicos puede garantizar el éxito de la aplicación del proyecto educativo correspondiente a la identidad católica de los centros escolares".

10. El obispo ha de vigilar que la escuela sea católica de verdad; si no lo es, debe anunciarlo

"Para que se pueda entender como 'escuela católica' se requiere el reconocimiento de la autoridad eclesiástica, es decir, por regla general, del obispo", señala el texto. "Ninguna iniciativa puede atribuirse el nombre de 'católica' sin contar con el consentimiento de la autoridad eclesiástica competente".

En los casos en los que se utilice ilegítimamente el nombre de 'católica' o se quiera dar la impresión de que se trata de una escuela en comunión con la Iglesia, el obispo, tras escuchar a la entidad que gestiona o dirige la escuela, puede avisar a los fieles, de forma pública, que no se trata de una escuela católica, reconocida y recomendada por la Iglesia. "Corresponde al obispo diocesano/eparquial discernir y dar el necesario reconocimiento a las instituciones educativas fundadas por los fieles", se insiste.

11. Católica en todo, no en ciertos "momentos" ni en una vaga "inspiración"

El documento desautoriza las fórmulas que usan algunas escuelas para ser sólo "un poco" católicas, o católicas "a ratos". "La catolicidad no puede atribuirse sólo a ciertos ámbitos o a ciertas personas, como los momentos litúrgicos, espirituales o sociales, o a la función del capellán, de los profesores de religión o del director de la escuela".

El texto mira con desagrado los que presentan su centro como de “espíritu católico” o “inspiración cristiana”, que son "expresiones poco definidas, concretas y verificables en la realidad" y que parecen evitar la aplicación de normas canónicas y la autoridad eclesial.

12. Obligatorio: que cada escuela tenga una declaración de misión y valores

"En aras de la claridad, las escuelas católicas deben tener una declaración de misión o un código de conducta. Se trata de instrumentos de garantía de calidad institucional y profesional que, por ende, deben reforzarse legalmente mediante contratos de trabajo u otras declaraciones contractuales que tengan un claro valor jurídico por parte de los sujetos involucrados".

Eso puede ser de ayuda cuando haya litigios en tribunales "por motivos de religión, orientación sexual y otros aspectos de la vida privada. Al mismo tiempo, los centros educativos tienen la oportunidad de elaborar un perfil de valores y un código de conducta que debe respetarse. Cuando estos valores y comportamientos no son respetados por los sujetos interesados, los mismos pueden ser sancionados".

13. ¿Problemas? El despido -o la reconvención pública- debe ser la última opción

El documento pide que las escuelas, ante conflictos disciplinarios, apliquen "gradualidad y proporcionalidad de las medidas que se adopten. El despido debe ser la última opción, legítimamente tomada después de que todos los demás intentos de resolución hayan fracasado".

El texto cita al Papa Francisco que "propone el camino de la unidad por encima del conflicto": "aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso. ¡Felices los que trabajan por la paz!".

14. Cuidado con declaraciones apresuradas de los obispos

El documento previene a los obispos contra "las declaraciones apresuradas sobre problemas relativos a la identidad católica" porque "no ayudan a resolver los conflictos. Posibles medidas relativas a una supuesta desviación de la catolicidad de una institución educativa, que también pueden llegar a ser necesarias además de legítimas, conviene que sigan siendo una última ratio sólo en los casos en los que no hay absolutamente ninguna posibilidad de evitar un gran daño objetivo a toda la Iglesia y su misión. En un mundo cada vez más globalizado, incluso las decisiones particulares, vinculadas a un contexto local, tienen repercusiones para la Iglesia universal".

Además, "es bueno evitar delegar conflictos internos de la Iglesia en otras instituciones jurídicas, a menos que la ley lo exija expresamente. También debe evitarse el recurso inmediato a las autoridades eclesiásticas superiores, ya que una solución local es más inmediata y sostenible. Sin embargo, todo fiel de la Iglesia tiene derecho a remitir asuntos a la Sede Apostólica".

El texto completo en español puede leerse aquí en Vatican.va .

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