Jueves, 21 de noviembre de 2024
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Evangelio del día
Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen
Os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede
Yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mi
Serán discípulos de Dios. Quien escucha al Padre y aprende viene a mí
He bajado del cielo para hacer la voluntad del que me ha enviado
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida
Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero. Apacienta mis ovejas
Jesús caminaba sobre el lago y se asustaron. Soy Yo, no temáis
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios
El que Dios envió habla de Dios, porque no da el Espíritu con medida
Los hombres prefirieron la tiniebla; porque sus obras eran malas.
Vosotros sois la sal de la tierra
ld al mundo entero y proclamad el Evangelio
María, con nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies
Le seguía un gran gentío que se daba golpes y se lamentaban por él
«Donde yo voy no podéis venir vosotros»
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos
Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre
Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios
El que me envió está conmigo, porque hago siempre lo que le agrada
Al amanecer se presentó en el templo, y todo el pueblo acudía a él
Jesús dijo: Tampoco yo te condeno. Anda; en adelante no peques más
Se embarcaron y fueron en busca de Jesús a la otra orilla del lago
¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero?
¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías?
Las obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado
El Padre no juzga a nadie; ha confiado al Hijo el juicio de todos
Has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor
Le pedía a Jesús que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose
Todavía lejos, corriendo, se le echó al cuello y se puso a besarlo
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