Domingo, 22 de diciembre de 2024
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Evangelio del día
Le puso las manos en los ojos; el hombre miró y estaba curado
¡Aclamen al Señor, hijos de Dios!
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios»
Primero reconcíliate con tu hermano antes de presentar tu ofrenda
Jesús bendijo los panes y los peces y la gente comió hasta saciarse
Con insistencia proclamaban asombrados: todo lo ha hecho bien
Por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija
Del corazón del hombre, salen las maldades y le hacen impuro
Con esa tradición que os trasmitís invalidáis la Palabra de Dios
Le rogaban que les dejase tocar a los enfermos el borde de su manto
Por las buenas obras den gloria al Padre que está en el cielo
Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco
El rey se puso triste; pero por el juramento no quiso desairarla
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz
Se extrañó de su falta de fe y no pudo hacer allí ningún milagro
Con sólo tocarle el vestido notó que su cuerpo estaba curado
Vete a los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo
Subió a la montaña, se sentó, y se puso a hablar, enseñándoles
¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!
Con parábolas les exponía la palabra, acomodándose a su entender
Marcos 4, 21-25
ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación
Mi madre y mis hermanos son los que cumplen la voluntad de Dios
Todo se le podrá perdonar, menos la blasfemia contra el Espíritu
Enseñaba, anunciaba el Evangelio y curaba enfermedades y dolencias
Se juntó de nuevo tanta gente que no los dejaban ni comer
Los llamó para enviarlos a predicar y expulsar demonios
Se retiró a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre
Los fariseos planearon con los herodianos el modo de acabar con él
El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado
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