Del sexo sin hijos a los hijos sin sexo
Detienen a una mujer por presionar a su hija adoptiva a inseminarse en casa desde los 14 años
Una mujer en Inglaterra obligaba a su hija adoptiva, desde los 14 años, a inseminarse con métodos caseros... hasta que quedó embarazada.
El caso ha salido a la luz después de que la menor, de 16 años de edad, diese a luz a un bebé y se negase a entregárselo a su madre adoptiva. Las matronas del centro hospitalario, se dieron cuenta de la irregularidad y dieron aviso a los servicios sociales.
Así es cómo se supo que la madre había obligado a su hija a someterse a inseminaciones caseras desde que tenía 14 años.
Ella misma se encargaba tanto de conseguir el esperma a través de un banco internacional de donantes, como de realizar la inseminación mediante una jeringuilla o un dispositivo para duchas vaginales.
Los detalles del escandaloso caso han surgido en una sentencia de un tribunal previamente secreta para preservar la identidad de la menor, y que ahora ha desvelado el diario británico The Guardian [el equivalente a El País, es decir, un diario progresista que no tiene nada en contra de la inseminación de mujeres solteras]
La madre adoptiva, cuya identidad tampoco ha sido desvelada para impedir la identificación de su hija y su nieto, está cumpliendo una condena de cinco años de prisión tras admitir crueldad infantil.
En la sentencia se explica que obligó a su hija a someterse a este tratamiento casero ante la imposibilidad de realizar una nueva adopción.
Esta mujer ya había adoptado a tres niños en el extranjero, dos veces cuando estaba casada y otra como madre soltera después de su divorcio.
Había decidido no dar a luz ella misma a causa de su estado de salud y tras haberse sometido a una esterilización electiva, por lo que su pretensión era ahora lograr el embarazo de su hija adoptiva para quedarse con el recién nacido.
La menor habría accedido a estas pretensiones por que «amaba a su madre» y aunque no quería tomar parte en estas inseminaciones finalmente ha admitido que «no era suficientemente valiente» como para decirle que no a su madre.
Entre los detalles desvelados en el juicio se sabe ahora que la acusada había comprado un equipo de prueba de ovulación para saber en qué momento su hija tenía más probabilidades de concebir.
Debido a que la madre quería una niña, obligó también a la menor a aplicarse duchas vaginales ácidas dolorosas que contienen vinagre o limón y zumo de limón, y a seguir una dieta especial, en la creencia de que podría afectar género.
El caso ha salido a la luz después de que la menor, de 16 años de edad, diese a luz a un bebé y se negase a entregárselo a su madre adoptiva. Las matronas del centro hospitalario, se dieron cuenta de la irregularidad y dieron aviso a los servicios sociales.
Así es cómo se supo que la madre había obligado a su hija a someterse a inseminaciones caseras desde que tenía 14 años.
Ella misma se encargaba tanto de conseguir el esperma a través de un banco internacional de donantes, como de realizar la inseminación mediante una jeringuilla o un dispositivo para duchas vaginales.
Los detalles del escandaloso caso han surgido en una sentencia de un tribunal previamente secreta para preservar la identidad de la menor, y que ahora ha desvelado el diario británico The Guardian [el equivalente a El País, es decir, un diario progresista que no tiene nada en contra de la inseminación de mujeres solteras]
La madre adoptiva, cuya identidad tampoco ha sido desvelada para impedir la identificación de su hija y su nieto, está cumpliendo una condena de cinco años de prisión tras admitir crueldad infantil.
En la sentencia se explica que obligó a su hija a someterse a este tratamiento casero ante la imposibilidad de realizar una nueva adopción.
Esta mujer ya había adoptado a tres niños en el extranjero, dos veces cuando estaba casada y otra como madre soltera después de su divorcio.
Había decidido no dar a luz ella misma a causa de su estado de salud y tras haberse sometido a una esterilización electiva, por lo que su pretensión era ahora lograr el embarazo de su hija adoptiva para quedarse con el recién nacido.
La menor habría accedido a estas pretensiones por que «amaba a su madre» y aunque no quería tomar parte en estas inseminaciones finalmente ha admitido que «no era suficientemente valiente» como para decirle que no a su madre.
Entre los detalles desvelados en el juicio se sabe ahora que la acusada había comprado un equipo de prueba de ovulación para saber en qué momento su hija tenía más probabilidades de concebir.
Debido a que la madre quería una niña, obligó también a la menor a aplicarse duchas vaginales ácidas dolorosas que contienen vinagre o limón y zumo de limón, y a seguir una dieta especial, en la creencia de que podría afectar género.
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