Domingo, 24 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Antipapas de nuestro tiempo (II)

Piedrecita, Rabí I, el elegante Juan Gregorio XVII, Pedro II de Pennsylvania y el Palmar de Troya

La mayor parte de los antipapas no lo son por elección humana: el encargo les llega directamente a través de sus peculiares visiones.

Carmelo López-Arias / ReL

El Papa Clemente del Palmar de Troya.
El Papa Clemente del Palmar de Troya.

En la primera entrega de esta serie nos hemos referido a antipapas que probablemente ni existen y forman parte de meras leyendas urbanas. A partir de ahora examinaremos el caso de personas con nombre y apellidos y rostro público, con las que quedará claro, una vez más, que la realidad supera a la ficción, y que ante una buena historia real no hay leyenda urbana que valga.

De los problemas mentales de Clemente XV a Rabí I
Uno de los antipapas de más largo recorrido fue Clemente XV (19051974), de nombre Michel Collin, francés que tenía visiones desde la Primera Comunión. Ese día, Jesús le dijo: “Serás sacerdote, luego obispo y luego Papa". Collin llamó a diversas puertas para dar el primer paso, y finalmente consiguió ser ordenado en 1933.

Michel Collin en su Vaticano particular.

Pero sus arrebatos místicos, que no cesaban, le producían un continuo conflicto con sus superiores, quienes acabaron considerando que padecía problemas mentales. En 1951, tras dieciocho años de sacerdocio, el Santo Oficio le redujo al estado laical.

Collin fue ganando adeptos a base de visiones y apariciones, y en 1963, a la muerte de Juan XXIII, la mismísima Virgen María le confió “las llaves de la Iglesia”. El así señalado proclamó que el tercer secreto de Fátima, entonces desconocido, incluía ese nombramiento. El 3 de junio se hizo coronar Papa, con el nombre de Clemente XV. Para ello debía ser obispo, pero Michel lo resolvió asegurando que el mismo Jesús le había consagrado obispo en 1935.
 
A pesar de tan señalado favor, por "humildad" y por si acaso a alguien suscitaba dudas la cosa, en 1966, hizo que el obispo cismático Cyprien Dangé “confirmase” su consagración. Llamó a su grupo Iglesia de Cristo Renovada, y murió en 1974 habiendo nombrado diecinueve cardenales de varias naciones en su pequeño "vaticano" de Clémery, en la Lorena francesa.

Estos purpurados eligieron a un sucesor, Rabí I. No es fácil seguirle la pista a Rabí I, cuyo nombre ("maestro", en hebreo) es verdaderamente original en el ámbito de los antipapas. Y no es fácil seguirle la pista porque el grupo se dividió mucho al fallecer Clemente XV.

Sus seguidores (en torno a 25.000) esperaban su resurrección milagrosa en 1982. Pero no llegó. Así que en 1985 Collin se reencarnó en la persona de uno de sus seguidores. Eso decía, al menos, el interesado, Robert Fontaine, supuestamente estigmatizado. La mayor parte de la Iglesia de Cristo Renovada se disolvió en 1998.

Tradicionalistas… con sacerdotisas
Pero las escisiones en el grupo de Collin habían empezado mucho antes. En 1967, uno de sus obispos, Gaston Tremblay (1928-2011), canadiense, se había separado de él y se había autoproclamado Papa bajo el nombre de Gregorio XVII.

Fue en su juventud, durante ocho años, hermano de San Juan de Dios, y tenía frecuentes éxtasis en los cuales escuchaba la voz de Dios.

Retrato oficial de Gregorio XVII (Juan Gregorio XVII para no molestar).

Abandonó la Iglesia en 1961 para unirse la Iglesia Renovada de Cristo. Clemente XV le ordenó sacerdote y le consagró obispo. Tremblay creó la Orden del Magnificat de la Madre de Dios.

Luego se fue separando poco a poco de Collin, principalmente porque éste, imbuido del ambiente ufológico tan característico de los años sesenta y setenta, había llegado a otorgar a los ovnis un valor escatológico e incluso a atribuir a los extraterrestres una especie de guía espiritual.  
 
Así que en 1971 Tremblay fue elegido Papa por un cónclave de ocho obispos consagrados por él. Adoptó el nombre de Gregorio XVII y se hizo fuerte en su Monasterio de Santa Jovita, logrando adeptos en varios países del mundo. De vida fuertemente austera, mezclada con denuncias por abusos sectarios, mezcló un tradicionalismo aparente con la aceptación del sacerdocio femenino. Eso sí, sus religiosas sólo celebran misa en privado, salvo causa de fuerza mayor.

A partir de 1999, tras varios juicios y condenas, Tremblay mantuvo un perfil bajo, y murió el pasado 31 de diciembre de 2011. Su sucesor al frente de los autodenominados Apóstoles del Amor Infinito sería Michel Lavallée, llamado en la comunidad Mathurin de la Madre de Dios. No podemos asegurar que se haya proclamado Papa bajo el nombre de Mathurin I, pero sí que figura como presidente del consejo de administración de The Apostles of the Infinite Love, Inc., con sede social en Florida.

El Palmar de Troya
Tremblay había cambiado su nombre de Gregorio XVII a Juan Gregorio XVII cuando se enteró de que en España, un tal Clemente Domínguez usaba también esa denominación.

Todo un gesto deportivo y elegante, que nos permite llegar al caso de antipapa más conocido en España: el Palmar de Troya, fuente de abundante material informativo en los años setenta y ochenta.

Los supuestos estigmas del futuro Papa Clemente.

Todo empezó cuando Clemente Domínguez y Gómez (1946-2005) empezó a tener visiones, éxtasis y estigmas en 1970, junto con otros videntes del Palmar. En 1975 fundó la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz, y en 1976 fue ordenado sacerdote primero, y consagrado obispo después, por el arzobispo vietnamita Pedro-Martín Ngo-Dinh-Thuc, un obispo que, antes de morir reconciliado con la Iglesia (había sido titular de la diócesis de Hue en Vietnam del Sur), consagró obispos por todo el mundo al servicio de cismas varios, creando diversas líneas de continuidad sacramental.

Pedro II de El Palmar (no tiene nada que ver con el Pedro II de Dakota del Norte).

Cuando murió Pablo VI, Nuestro Señor eligió personalmente Papa a Clemente (quien se había quedado ciego en 1976 en un accidente de coche), quien transfirió la Santa Sede de Roma a su pueblo y adoptó el nombre de Gregorio XVII. Nacía la Iglesia Católica Palmariana, que logró abundantes recursos dentro y fuera de España.

Lamentablemente, según sus propios seguidores, el Papa Gregorio XVII, “tras todos sus valiosos servicios a la Iglesia, en los últimos años de su Pontificado cayó en herejía, causando una terrible confusión en la Iglesia”. Cuando murió Clemente, uno de su seguidores, Manuel Alonso Corral, que también había sido consagrado obispo por el vietnamita Thuc, fue elegido Papa por los palmarianos, bajo el nombre de Pedro II. Fue en marzo de 2005, y a su muerte le sucedió Jesús Hernández, un ex militar y ex abogado que adoptó el nombre de Gregorio XVIII.

Los Pedro II nacen como setas
Este fugaz Pedro II del Palmar es uno de los muchos antipapas que han adoptado este nombre, quizá porque, según las profecías de San Malaquías, será el nombre del último Papa antes del fin del mundo, y todos estos grupos tienen un marcado cariz apocalíptico.

En los últimos años han pululado por el mundo hasta media docena de Pedro II: Aime Budet en Bélgica, Julius Tischler en Alemania, uno en Dakota del Norte (que se autodenomina "prior de Dakota", nuevo título pontificio), o Chester Olszewsky de Pennsylvania (Estados Unidos), antiguo pastor episcopaliano que, ya como Papa, cambió el Ave María e introdujo a la Virgen en la señal de la cruz.

Pero sólo vamos a fijarnos en dos: el australiano William Kamm, más conocido como Piedrecita (Little Pebble: alusión a que "tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia") y el ex mecánico de automóviles Maurice Archieri.

Piedrecita, profeta y acosador
El australiano William Kamm (procesado en 2005 por agresión sexual a menores) es todo un "profeta". Más que por los aciertos, porque no da una, por la abundancia de pronósticos. Aparte de un gusto especial por anunciar alineamientos planetarios que no se producen, anticipó (y no atinó) que Indonesia invadiría su país y que un Boeing 747 se estrellaría en Sidney durante los Juegos Olímpicos de 2000. Los obispos de la diócesis de Wollongong han dictado todo tipo de sanciones contra él desde los años setenta, pero Piedrecita supo ampararse en un sacerdote norteamericano ordenado en la diócesis de Galveston-Houston en 1978, Malcolm L Broussard, que presume de ser obispo sin serlo

Piedrecita: un pontificado sin mucho glamour.

La verdad es que no es del todo exacto denominar a Piedrecita como Pedro II, porque él no afirma serlo todavía, sino que lo será en el futuro.
 
Primero afirmó que Juan Pablo II le había consagrado obispo en secreto, se supone que quitándole importancia al hecho de que vive con una mujer con la que ha tenido varios hijos. Y profetizó que el cónclave le elegiría Papa a él cuando Karol Wojtyla muriese.

Pero, claro, eso no sucedió. Lo que pasa -dice Kamm- es que realmente Juan Pablo II no ha muerto: “Duerme en Dios y resurgirá en un nuevo cuerpo preternatural en el momento preciso” (lo de "cuerpo preternatural" trae de cabeza a los teólogos que estudian el tema). Mientras llega ese momento, Benedicto XVI le guarda el puesto a Piedrecita. Cuando muera Joseph Ratzinger, será entronizado un antipapa, y entonces volverá Juan Pablo II para desenmascararlo, y por fin Piedrecita se convertirá en Pedro II.

Kamm, como puede apreciarse, es un maestro en el arte de ganar tiempo a ver si alguna de sus profecías se cumple. Pero los católicos a quienes ha embaucado no son pocos, y los obispos australianos han tenido que pronunciarse en algunas ocasiones para desenmascararle.

De mecánico a Papa

El otro Pedro II era un antiguo mecánico de automóviles cuando en 1995, durante una oración el día de Pentecostés, tuvo una “visión intelectual” en la cual fue escogido Papa bajo ese nombre.

Maurice Archeri, Pedro II (tampoco es el de Dakota).

Se llama Maurice Archieri, y dice ser el vicario de Cristo de la Iglesia Real Oculta. Es "el responsable universal de la salvación de las almas ante la llegada de la Parusía", y se justifica en las profecías de un obispo ortodoxo ruso del siglo XIX, Ignacio Briantchaninov (18071867).

Pedro II fue consagrado obispo en 1997 por Jean Marc Gillon, obispo cismático galicano, pero remite su legitimidad a la Iglesia de Antioquía para la transmisión apostólica.

La elección como Papa había sido dos años antes. ¿No es esto raro? No, porque fue "por palabras sustanciales" del Espíritu Santo, y en consecuencia Archieri nos advierte de que “el reconocimiento y la unión con Pedro II son necesarios para recobrar la gracia santificante”. Ahora ya lo saben ustedes, no digan que no avisamos.
 
[Mañana, tercera y última entrega de esta serie.]
 
Primera entrega - Antipapas de nuestro tiempo: de Benedicto XL al Pío XIII chino, pasando por Inocencio XIV

[Agradecemos al padre Luis Gómez sus sugerencias y documentación para tirar de este curioso hilo.]

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