Entrevista al autor de «Attacco a Ratzinger»
¿Qué hay detrás de los ataques a Benedicto XVI? (II)
En esta segunda parte Tornielli habla de los ataques externos que en los últimos años ha enfrentado la Iglesia y el pontificado de Benedicto XVI.
Publicamos la continuación de la entrevista realizada al periodista italiano Andrea Tornielli, quien junto con Paolo Rodari publicó recientemente la edición en italiano del libro Attacco a Ratzinger, (Ataque a Ratzinger n.d.t).
La primera parte fue publicada ayer lunes. En esta segunda parte Tornielli habla de los ataques externos que en los últimos años ha enfrentado la Iglesia católica y el pontificado de Benedicto XVI.
-Regresemos al tema de los ataques que vienen de fuera de la Iglesia: Ratisbona, preservativo, Williamsom, abusos sexuales. ¿Qué ti enen en común?
-Creo que la única verdad que tienen en común es la de haber trasladado la atención de lo que el Papa verdaderamente quería decir o hacer. Por ejemplo, en Ratisbona. El Papa no estaba hablando contra el Islam sino que estaba haciendo un discurso sobre la fe y la razón. Este discurso pasó a un segundo plano desde el punto de vista mediático. Luego, poco a poco se extendió al diálogo con los intelectuales islámicos.
El preservativo es un tema que el Papa nunca tocó en los discursos que dio en África. Este fue un viaje bellísimo: atención de la gente, participación de la liturgia, mensaje importante en lo que tiene que ver con el trabajo del Sínodo y con los aspectos importantes del desarrollo en África, mensajes importantes sobre el desarrollo de una teología africana. Todo olvidado…
En el caso de Williamsom, una iniciativa como levantar la excomunión, que se trataba de un gesto de reconciliación, fue explicada como una gran crisis en las relaciones con el mundo judío. El elemento en común es que no se transmite el verdadero mensaje del Papa.
-¿Cómo presenta el libro el caso de Williamsom?
-Allí quisimos evidenciar que hubo un problema que siempre puede ocurrir: la información, que fue expedida desde Suecia, cuando fue transmitida la entrevista, no llegó a tiempo al Vaticano. Cuando se decidió concluir y levantar la excomunión, en aquel momento, ni el Papa ni sus colaboradores conocían la entrevista.
El problema, desde mi punto de vista, es que ocurrió después, es decir, que en aquellos cuatro días que pasaron entre la publicación de la entrevista y el anuncio oficial, el decreto ya había s ido entregado. Y en aquel período no se hizo nada. Se podía haber dicho a los lefebrianos: “No lo publiquemos, esperemos un mes”, se pudo haber explicado el decreto por un cardenal como Kasper o incluso como el Secretario de Estado que dijera en nombre del Papa que estas cosas que dijo Williamsom son inaceptables, que la Iglesia no las ha creído ni las creerá nunca, que el gesto de levantar la excomunión no tienen nada que ver con estas ideas. La culpa es más nuestra – me refiero a nosotros, los periodistas - pero el Vaticano pudo haber actuado mejor.
-Y en el caso de Murphy. ¿Muestran la manera como el New York Times ha manipulado la información?
-El problema existe, no son casos falsos sino verdaderos, aunque tengan que ver con el pasado. Es una cosa gravísima pero creo que en muchos casos ha habido falta de competencia y de voluntad de entender la totalidad de los factores y se ha querido, de manera directa y un poco gratuita, llegar rápido al Papa, decir que él fue el culpable de esta situación y de este hecho, porque el caso de los documentos del New York Times fueron traducidos con google translator y no correspondían en inglés a lo que en realidad estaba escrito en latín. No estoy juzgando a los otros medios, pero es verdad que hubo una campaña que pretendía llevar la responsabilidad al Papa y que era necesario involucrarlo en esta materia.
-¿Cómo analizan las reacciones del Papa frente a estas informaciones distorsionadas?
-Creo que hay una gran respuesta del Papa: nunca ha sido la de defenderse atacando a los demás, ni hablando de una campaña mediática de la prensa. Nunca se ha refugiado en las estadísticas como han hecho sus colaboradores. &Eac ute;l ha mostrado a toda la Iglesia y no toda la Iglesia le está haciendo caso.
Él ha mostrado otro punto de vista, que es el de la fe y ha dicho que los ataques más grandes vienen de dentro de la Iglesia. Él llama a éste, un tiempo de gracia y de purificación. Dice “Debemos hacer penitencia y cambiar”. Esto yo lo encuentro muy cristiano y muy bello desde el punto de vista del Papa. Me gustaría que esta actitud estuviera más al alcance de todos.
-¿Cómo comunicar lo más bello del mensaje del Papa? ¿Cuál es la tarea de los periodistas católicos en el dar a conocer lo más bello que dice en lugar de resaltar lo que dicen otras noticias?
-Hablo desde mi experiencia. Yo escribo en un periódico laico, Creo que una perspectiva justa es la de tener en cuenta ciertos títulos, tener en cuenta también ciertas polémicas pero no olvidar nunca el corazón del mensaje.
También porque es necesario recordar que no es verdad que a la gente no le interese el corazón del mensaje. Les interesa más que cualquier cosa. Si uno piensa “La gente está interesada por lo que dice el Papa sobre las parejas homosexuales pero no lo que dice sobre la historicidad de Jesucristo”. ¡Al contrario! Hoy hay una ignorancia grandísima de contenidos religiosos. El problema está en que el contenido religioso debe ser expresado, comunicado en modo que resulte interesante. No es cierto que la religión no sea el corazón del mensaje para los lectores.
-¿Cómo influyen estos escándalos en el punto de vista del ciudadano común que no necesariamente va a ir a buscar el verdadero mensaje del Papa en el sitio web del Vaticano?
-Lamentablemente me di cuenta dura nte los meses que estuve en Irlanda de algo que no había visto antes, porque en Italia la situación es diferente. He visto cómo una comunicación incorrecta de parte de los medios y de ciertos títulos que vienen citados fuera de contexto, pueden influir sobre la fe de la gente.
Me impresionó porque pensaba que el error de comunicación, el título equivocado manchaba un poco la imagen del Papa, pero confiaba en que esto quedara en los círculos mediáticos y en que la gente tarde o temprano sabría cuál es la verdad. Pero ¡el problema es que la gente no lo sabe! Todos ven la televisión o leen el periódico y terminan por creer que es verdad.
Entonces sí hay una responsabilidad grandísima porque un mensaje equivocado puede tocar la fe de las personas. Creo que es necesario que la Iglesia también lo entienda.
Doy un ejemplo banal: cuando fue publicado El Código Da Vinci, yo di varias conferencias sobre el tema y había muchísima gente con varias preguntas. Conocí a varios sacerdotes que a menudo decían “bueno, es sólo una novela”. Ahora, varios años después, hay investigaciones académicas que han demostrado que en Italia dentro chicos de secundaria, el 25 % están convencidos de que Jesús estuvo casado. ¿Y cuál es la fuente de esta información? No es el párroco, ¡son los medios!
Es necesario darse cuenta de que ciertas mentiras, deben ser combatidas un poco con las mismas armas, no con otras mentiras. Con un mensaje y con un lenguaje que busque el mismo nivel de difusión y de claridad y de interés.
-Usted ha escrito sobre un par de libros sobre Pío XII, Pablo VI. ¿Qué relación ve entre los ataques a estos papas y los ataques actuales?
-Hay algunas cosas en común, aunque también debo decir que los ataques contra Pío XII vinieron justo después de su muerte, por eso era algo completamente diferente. En cambio los ataques a Pablo VI fueron durísimos en comparación con Ratzinger. La situación hoy es mucho mejor.
Los ataques contra Pablo VI eran feroces, estaban dentro de la Iglesia y eran de una maldad y una fuerza verdaderamente devastadora, tanto que él, después de haber escrito la encíclica Humane Vitae (1968), no pudo escribir más encíclicas para no someter un documento tan autoritario como una encíclica a criticas así de fuertes. Ahora bien, es necesario también tener una visión histórica y creo que hay muchas semejanzas, pero el tiempo es diferente.
Hoy nos encontramos de frente al hecho que para Benedicto XVI hay un pr ejuicio negativo, que es presentado como retrógrado, como anti democrático y anti liberal y contra la modernidad y esto es, lamentablemente, muy difícil de desmantelar.
En cuanto al caso de Pío XII, se dice que era amigo de los nazis, que era anti semita. Tú puedes escribir lo que quieras, y sacar todos los argumentos que quieras pero es un trabajo dificilísimo, de muchos años, para hacer cambiar poco a poco las ideas. La suerte es que mientras que Pío XII murió sin poder defenderse, Benedicto XVI ha encontrado gente que cuando lo escucha se da cuenta de que el retrato que casi siempre han construido los medios no corresponde a la realidad.