Con la Virgen como principal intercesora, sumar a muchos en la oración
Volvió cambiada de Medjugorje: sueña con un pequeño ejército de María para rezar por los difuntos
Paula Martínez-Cubells es una diseñadora afincada en Madrid, separada, con dos hijos, que ha contado en MaterMundi TV su testimonio de avivamiento en la fe y mayor cercanía a la Virgen a raíz de su peregrinación a Medjugorje, en Bosnia.
En su trabajo la trataban mal para presionarla a que se fuera. Muy desanimada, aceptó ir con su hermana a un viaje a Medjugorje. “Como no había tenido vacaciones, pensaba que esas iban a ser mis mejores vacaciones para descansar ese año”, explica.
Una vez allí descubrió que el “descanso” era poco. Era una peregrinación espiritual y las hacían madrugar, subir a un monte, bajar, rezar un rosario detrás de otro, y tantas otras cosas. Sin embargo, “allí me empecé a tranquilizar y a sentir una alegría impresionante”, recuerda.
Recuerda que cuando volvió a Madrid se sentía ligera y alegre, “como en una nube, flotando”. “Sólo le pedía a la Virgen María que me diera alegría, estar contenta por dentro, porque por fuera es muy fácil”.
Paz tremenda, también en las dificultades
Con todo, “a los dos meses me echaron del trabajo como era de esperar”.
En su vida seguía habiendo problemas, y graves, pero ella los vivía ahora con un “tremendo” sentimiento de paz. Y aún es así. “Desde entonces mi vida la vivo de otra manera, siento mucha paz en el corazón, los problemas siguen ahí pero puedo con ellos. Me siento acompañada de la mano de María”, reconoce.
Aunque Paula fue formada en una familia católica en la que le enseñaron a rezar desde niña, Medjugorje significó para ella un encuentro muy especial con Dios. “Fue cuando pude conocer de verdad el amor de Él. Me hizo ver cómo me amaba desde siempre y yo había estado mendigando el amor”, afirmaba.
Orar por los difuntos del Purgatorio, con la intercesión de María
Además, ese avivamiento espiritual a través de la Virgen fue acompañado por un ansia grande hacia la adoración eucarística y unas grandísimas ganas de rezar por los difuntos que se purifican en el Purgatorio. Ella habla del Purgatorio como un “hospital de misericordia”, donde los difuntos están llenos de deseo de unirse plenamente a Dios. “En ese sanatorio somos nosotros los enfermeros“, llamados a orar por los fallecidos.
“Cuando volví, no sé por qué razón, empecé a rezar mucho por las benditas almas. Esto se juntó a que en mi caso empecé a tener un conocimiento mayor de mi linaje, de mis antepasados y de mi vida. Supe de una persona del pasado que había hecho mucho daño a mi familia y esto en vez de hacerme rechazarlo -que sería lo que haría cualquiera- empecé a rezar por su alma”, explica. Se cumplía así el mandato de Jesús: “amad a vuestros enemigos, orad por los que os persiguen”.
Toda esta experiencia que comenzó hace ya ocho años la han querido hacer realidad ella y su hermana este año. “Queremos dar a conocer que hay unas benditas almas, la gente se muere, pero no nos morimos, seguimos vivos en otro sitio y estamos necesitados. Esas benditas almas que son las personas que han muerto en gracia de Dios pero que no pueden en ese momento disfrutar de su luz y de su presencia, por la misericordia del Señor, pueden estar en el purgatorio”, explica Paula.
Un boletín, animar a otros…
Lamenta que en esta época moderna “no hablamos ni de la muerte”. Con su hermana lanzaron unos boletines para repartir en parroquias animando a orar por los difuntos. “No dudo que mis padres estén en el Cielo porque eran muy buenos… pero en realidad no lo sé”, explica. Hoy cree que es muy importante rezar por nuestros difuntos.
Para ella, hay un “ejército de María”, de “pequeños soldados de la Virgen” que rezan pidiendo la intercesión de la Madre de Dios por los difuntos, también usando la liturgia de las horas.
(Resumen escrito por el portal de noticias marianas CariFilii a partir de la entrevista en vídeo de MaterMundi)