Francisco recibe y anima a los misioneros: «Con Cristo no hay aburrimiento, fatiga o tristeza»

El Papa Francisco recibió este lunes en audiencia a un grupo de misioneros de origen italiano y les pidió “mantener viva en el pueblo de Dios la conciencia de ser constitucionalmente ‘en salida’, enviados a llevar a todas las gentes la bendición de Dios que es Jesucristo”,.

A los 70 misioneros combonianos, cabrinianos y ccalabrinianos presentes en la Sala Clementina, el Pontífice les pidió que ayuden a “recordar que la misión no es obra de individuos, de ‘campeones solitarios’, sino que es ‘comunitaria, fraterna, compartida’”.

"El misionero vive la valentía del Evangelio sin demasiados cálculos, a veces incluso andando más allá del sentido común, porque está impulsado por la confianza depositada exclusivamente en Jesús", indicó Francisco a los presentes.

La "mística" de la misión

Además, subrayó que “hay una mística de la misión, una sed de comunión con Cristo a través del testimonio, que sus Fundadores han experimentado y que los ha llevado a entregarse totalmente. Es necesario redescubrir este misticismo en toda su fascinante belleza, porque conserva para siempre su extraordinario poder”.

Tal y como recoge Vatican News, el Papa puso como ejemplo a la Virgen María, nuestra “maestra”,  ya que después de haber concebido a Jesús parte inmediatamente a ayudar a su prima Isabel, llevándolo a esa casa y, al mismo tiempo, al mundo. “María se va porque está habitada por Cristo y su Espíritu”, dice el Papa y explica: “Por eso ustedes también parten, porque están habitados por Cristo y su Espíritu. No hay otra razón que Cristo Resucitado para decidirse a partir, para dejar a sus seres queridos, a su país, a sus amigos, a su cultura”.

La misión, subrayó el Papa, no es en un sentido único, es decir, de Europa al resto del mundo. Por el contrario, la mayoría de las vocaciones sacerdotales y religiosas surgen hoy en territorios que antes sólo recibían misioneros. "Este hecho, por una parte, aumenta en nosotros el sentimiento de gratitud por los santos evangelizadores que sembraron con grandes sacrificios en esas tierras y, por otra, constituye un desafío para las Iglesias y para los Institutos: un desafío para la comunión y para la formación”, recalcó.

Sin miedo a dar testimonio

Además, exhortó a estos misioneros de esta manera: "Con Cristo no hay aburrimiento, fatiga o tristeza, porque él es la continua novedad de nuestra vida. El misionero necesita la alegría del Evangelio: sin ella, no se llega a ser misión, se anuncia un Evangelio que no atrae”.

"No tengan miedo de dar testimonio de Jesús aunque sea incómodo o poco conveniente, pero dar testimonio con toda la vida, no con métodos empresariales que parecen más una mística de proselitismo que una verdadera evangelización”, alientó finalmente el Santo Padre recordando al mismo tiempo que el protagonista de la evangelización es el Espíritu Santo.

Él sabrá, el Señor sabrá – precisó– encontrar  la manera de hacer crecer esa pequeña semilla que es su nombre pronunciado en el amor por un misionero o una misionera y transformarlo poco a poco en una planta de fe sólida”.