Reflexión previa del Papa: «El Sínodo no es un parlamento, no es un sondeo de las opiniones»
Francisco se dirigió este sábado en el Aula Nueva del Sínodo a los participantes en el sínodo sobre la sinodalidad que inaugurará el propio pontífice el domingo con una misa. Fue "un momento de reflexión para el inicio del proceso sinodal", según lo definió la Santa Sede, en el que proclamó al principio que "el Sínodo no es un parlamento, no es un sondeo de las opiniones; el Sínodo es un momento eclesial, y el protagonista del Sínodo es el Espíritu Santo. Si no está el Espíritu, no habrá Sínodo".
Tres palabras clave
"Estamos llamados a la unidad, a la comunión, a la fraternidad que nace de sentirnos abrazados por el amor divino, que es único", continuó antes de señalar que "las palabras clave del Sínodo son tres: comunión, participación y misión". Comunión y misión (que "no es proselitismo") expresan "el misterio de la Iglesia" y "la naturaleza misma de la Iglesia".
En cuanto a la participación, señaló su importancia para el éxito del proceso, pues "los sínodos, para que sean fructíferos, tienen que estar bien preparados... promoviendo la implicación real de todos y cada uno", porque "la participación es una exigencia de la fe bautismal".
Tres riesgos
Francisco advirtió asimismo contra tres riesgos que acechan a un sínodo:
-El formalismo: "Un Sínodo se puede reducir a un evento extraordinario, pero de fachada... Si hablamos de una Iglesia sinodal no podemos contentarnos con la forma, sino que necesitamos la sustancia, los instrumentos y las estructuras que favorezcan el diálogo y la interacción en el Pueblo de Dios, sobre todo entre los sacerdotes y los laicos". El Papa criticó que "a veces hay cierto elitismo en el orden presbiteral que lo hace separarse de los laicos". Para evitarlo, sugirió cambiar "ciertas visiones verticalistas, distorsionadas y parciales de la Iglesia, del ministerio presbiteral, del papel de los laicos, de las responsabilidades eclesiales, de los roles de gobierno".
El Papa habla en el Aula Nueva del Sínodo ante los participantes en el sínodo sobre la sinodalidad que comienza el domingo y durará dos años. Foto: Vatican Media.
-El intelectualismo, con el peligro de "convertir el Sínodo en una especie de grupo de estudio, con intervenciones cultas pero abstractas... alejándose de la realidad del Pueblo santo de Dios y de la vida concreta de las comunidades dispersas por el mundo".
-El inmovilismo, que puede hacer que "se adopten soluciones viejas para problemas nuevos". Para evitarlo, el Papa pidió que el proceso sinodal "involucre a las Iglesias locales, en un trabajo apasionado y encarnado".
Tres oportunidades
El tiempo del Sínodo es "un tiempo de gracia" que nos ofrece tres oportunidades:
-Encaminarnos "estructuralmente" hacia "una Iglesia sinodal".
-Ser la "Iglesia de la escucha... para tomarnos una pausa de nuestros ajetreos, para frenar nuestras ansias pastorales y detenernos a escuchar" al Espíritu "en la adoración y la oración".
-Ser una "Iglesia de la cercanía": "Volvamos siempre al estilo de Dios, el estilo de Dios es cercanía, compasión y ternura. Dios siempre ha actuado así. Si nosotros no llegamos a ser esta Iglesia de la cercanía con actitudes de compasión y ternura, no seremos la Iglesia del Señor. Y esto no sólo con las palabras, sino con la presencia... para que se establezcan mayores lazos de amistad con la sociedad y con el mundo. Una Iglesia que no se separa de la vida, sino que se hace cargo de las fragilidades y las pobrezas de nuestro tiempo, curando las heridas y sanando los corazones quebrantados con el bálsamo de Dios".