En la rueda de prensa en el avión de vuelta a Roma habló también de Venezuela, abusos...
El Papa, sobre cambiar el celibato: «Yo no lo haré, no quiero ponerme ante Dios con esta decisión»
El Papa Francisco clausuró este domingo la Jornada Mundial de la Juventud de Panamá, que en la misa central llegó a reunir a más de 700.000 personas. Una vez de camino de vuelta a Roma, donde ya aterrizó, atendió a los medios en el avión en las ya tradicionales ruedas de prensa que tantos titulares han dejado estos años.
Cuatro fueron los asuntos principales que centraron las preguntas más allá de la propia JMJ: Venezuela, la crisis de los abusos por parte de integrantes del clero, el celibato obligatorio y el aborto.
"El problema de la violencia me aterra"
Con respecto a la situación que vive Venezuela en este momento, con el reconocimiento de decenas de países de Juan Guaidó como presidente interino en sustitución de un Maduro que se resiste a abandonar el poder, el Papa aseguró que apoya “en este momento a todo el pueblo venezolano porque es un pueblo que está sufriendo. Incluso los que están de una parte y de otra. Todo el pueblo sufre. Y si yo entrara a decir ‘háganle caso a estos países, háganle caso a estos otros que dicen esto’, me metería en un rol que no conozco. Sería una imprudencia pastoral de mi parte y haría daño”.
Francisco confesó en la rueda de prensa que sufre “por lo que está pasando en Venezuela en este momento. Y por eso deseo que se pongan de acuerdo, no sé, tampoco decir ponerse de acuerdo está bien. Una solución justa y pacífica. ¿Qué es lo que me asusta? El derramamiento de sangre. Y ahí también pido grandeza para ayudar a los que puedan ayudar a resolver el problema”.
“El problema de la violencia a mí me aterra”, recalcó el Papa, que recordó lo ocurrido recientemente en Colombia en la escuela de cadetes. “No es la solución la sangre. Por eso tengo que ser… no me gusta la palabra, ‘equilibrado’. Tengo que ser pastor, de todos. Y si necesitan ayuda, de común acuerdo, la pidan”, agregó.
"Concienciar", gran objetivo de la crisis sobre abusos
Francisco también respondió a la crisis de los abusos en la Iglesia y de la cumbre que se celebrará en febrero con los presidentes y representantes de todas las conferencias episcopales del mundo.
En su opinión, “sentimos la responsabilidad de dar una catequesis sobre este problema a las conferencias episcopales, y por eso se llama a los presidentes. Una catequesis que en primer lugar se tome conciencia del drama. ¿Qué es un niño abusado? Yo recibo con regularidad a gente abusada. Recuerdo a uno, de 40 años, que no podía rezar. Es terrible el sufrimiento. Primero, que sean conscientes de esto”.
En segundo lugar, el Papa quiso explicar que también se tratarán qué procedimientos se deben desarrollar en estos casos. “Pero antes del qué se debe hacer –agregó el Papa- “es lo que he dicho antes, ser conscientes. Allí se hará una oración, habrá algún testimonio para ayudar a tomar conciencia, y luego alguna liturgia penitencial para pedir perdón por toda la Iglesia”.
También quiso “desinflar las expectativas” generadas con esta cumbre, porque según dijo el “problema de los abusos continuará. Es un problema humano. Humano en todos lados. Leí estadísticas el otro día, de aquellas estadísticas que dicen que el 50% es denunciado, el 20% escuchado y disminuye. Y terminaba así: el 5% es condenado. Es terrible”.
El celibato, "un don para la Iglesia"
La cuestión del celibato fue una de las cuestiones más tratada en la rueda de prensa después de que una periodista de Paris Match realizara al Papa varias cuestiones sobre este asunto. Francisco recordó hablando sobre el celibato en el rito latino de una frase de San Pablo VI: “Prefiero dar la vida antes de cambiar la ley del celibato”. Según el Papa “es una frase valiente y lo dijo en una época más difícil que esta. En el 68, 70”.
El Pontífice dejó claro que “personalmente, pienso que el celibato es un don para la Iglesia”. Además, insistió en que “no estoy de acuerdo con permitir el celibato opcional. No”.
Sin embargo, indicó que “solamente quedaría alguna posibilidad en los puestos lejanísimos, pienso en las islas del Pacífico, pero algo es pesar cuando hay una necesidad pastoral, ahí el pastor debe pensar en los fieles”. Para ello el Papa citó un libro del padre Lobinger (Fritz Lobinger, obispo emérito de Aliwal, Sudáfrica).
Un debate que se podría abrir por aquí
Pero aseguró que todo lo que cita aquel obispo es una discusión de teólogos. “Mi decisión es el celibato. El celibato opcional antes del diaconado, no. Cuestión mía, personal. Yo no lo haré. Esto queda claro. Soy cerrado, quizás. No me quiero poner frente a Dios con esta decisión”.
Insistido por este asunto, el Papa afirmó:
“En tantos lugares dice Lobinger, ¿quien hace la Eucaristía? Esas comunidades, los organizadores de la comunidad son diáconos, religiosas o laicos. ¿Se podría ordenar a un anciano casado? Es la tesis de él ¿Se podría ordenar a un anciano casado? Pero que solo ejercite el munis (misión) santificante: es decir, que celebre la Misa, que administre el Sacramento de la Reconciliación y dé la Unción de los Enfermos.
»La ordenación sacerdotal da tres formas de tareas: el regendi, lo que manda el pastor, el docendi, lo que enseña; y el santificante, todo esto viene con el orden. Pero el Obispo da la licencia solo para santificante. Esta es la tesis. El libro es interesante.
»Quizá esto puede ayudar a pensar el problema. Yo creo que el problema tiene que ser abierto en este sentido. Donde hay problema pastoral por la falta de sacerdote, no digo que se deba hacer, porque no he reflexionado, no he rezado lo suficiente sobre esto, pero los teólogos deben estudiar. Por ejemplo, el P. Lobinger, él es un fidei donum en Sudáfrica. Uso este ejemplo para significar los puntos donde se debe hacer.
»Hablaba con un oficial de la Secretaría de Estado, un obispo que tuvo que trabajar en un país comunista al inicio de la revolución, cuando vieron cómo venía la revolución, en los años 50 más o menos: los obispos ordenaron a escondidas campesinos. Buenos, religiosos. Después, pasada la crisis, 30 años después, la cosa se resolvió, y él me decía la emoción que tuvo cuando en una concelebración veía a estos hermanos campesinos con las manos de campesinos revestirse con el alba para concelebrar con los obispos. En la historia de la Iglesia, esto se dio. Es algo para pensar y para rezar”.
El "terrible drama" del aborto
Por último, el Papa habló del aborto y qué papel tiene la misericordia aquí. Para el Papa, “el mensaje de la misericordia es para todos, también para la persona humana en gestación”, pero igualmente “después de haber hecho este fracaso”.
Francisco recalcó que es “una misericordia difícil porque el problema no está en dar el perdón, el problema está en acompañar a una mujer que ha tomado conciencia de haber abortado. Son dramas terribles”, e insistió en que “para entenderlo bien hace falta estar en un confesionario. Es terrible”.
El Papa quiso acabar la rueda de prensa acordándose de los panameños. “Sentí un sentimiento nuevo, yo conozco América Latina, pero no Panamá. Y me vino esta palabra: Panamá es una nación noble. Yo encontré nobleza. Esto quiero decir. Y otra cosa que dije volviendo de Colombia, hablando de Cartagena y otras ciudades. Una cosa que en Europa no vemos. Cuál es el orgullo de los panameños: alzar a los hijos y dicen esta es mi victoria, mi futuro, mi orgullo. Este en el invierno demográfico que estamos viviendo en Europa, en Italia, bajo cero, nos debe hacer pensar. ¿Cuál es mi orgullo? ¿El turismo, la villa, el cachorro, o alzar un hijo?”.