Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

El Papa pide «por favor» no alejar a los ancianos a residencias: «Custodiarles es cuestión de honor»

El Papa Francisco abraza a una anciana.
El Papa Francisco ofreció 5 consejos para cuidar y honrar a los ancianos y hacer frente a su "descarte", lo que definió como "un pecado grave".

José María Carrera

En su sexta catequesis sobre la vejez pronunciada este 20 de abril, el Papa Francisco ha meditado sobre las implicaciones del cuarto mandamiento -Honrarás a tu padre y a tu madre- en relación a los ancianos ante su creciente "descarte". Hoy, denunció, "los ancianos son objeto de burlas, incomprensiones y desprecios. Incluso, llegan a ser víctimas de la violencia, pues se les considera material de descarte", por lo que se hace necesario "reconocer la dignidad que tienen".

Para el Papa, experiencias como "el desconcierto y desánimo, la pérdida y el abandono" o "la desilusión y la duda" pueden suceder "en todo tiempo", pero al mismo tiempo que toman un peso particular en la vejez, es en este momento cuando "pueden suscitar menos impresión e inducir en el otro una especie de hábito e incluso molestia".  

"Cuántas veces hemos escuchado o pensado: `Los ancianos molestan´ y queremos alejarlos", exclamó.

Durante su alocución, Francisco mencionó cinco consejos con los que hacer frente al descarte de los ancianos, "honrarlos" y fomentar el reconocimiento de su dignidad:

1º Honrar a los ancianos para honrar a Dios

Mientras que "en la común experiencia humana" el amor se derrama con más fuerza "sobre la vida que está delante -los hijos- que la que está detrás -los abuelos-", Francisco encuentra en la Revelación "un camino para una restitución diferente del amor: honrar a quien nos ha precedido".

Un camino que no solo comienza "honrando a los ancianos", sino que además "está sellado por el mandamiento de Dios": "No se trata solamente del propio madre y madre, se trata de la generación que nos precede", explicó.

2º Quererles con paciencia y reconocer su dignidad

Francisco también mencionó que en el trato a los ancianos, "la dignidad equivale al honor" y se hace necesario "reconocer" y "fomentar" ambas notas.

"El honor desaparece cuando el exceso de confianza, en vez de declinarse como delicadeza y afecto, ternura y respeto, se convierte en rudeza. Cuando la debilidad es reprochada, e incluso castigada, como si fuera una culpa. Cuando el desconcierto y la confusión se convierten en un resquicio para la burla y la agresividad". Algo que también puede suceder "incluso entre las paredes domésticas" y entre los jóvenes, "abriendo el camino a cosas horribles y excesos inimaginables: se desprecia a los ancianos y se descartan, dejándoles de lado".

3º No alejar a los ancianos 

Francisco dirigió especialmente a los padres el consejo de "acercar a los hijos, a los niños e hijos jóvenes siempre a los ancianos", especialmente "cuando el anciano está enfermo": "Que -los hijos- sepan siempre que esta es nuestra carne, que es lo que ha hecho que estemos aquí y ahora".

En este sentido, pidió "por favor" no alejar a los ancianos de los hogares y la familia. "Y si no hay otra posibilidad que enviarles a una residencia, por favor, id a visitarlos y llevad a los niños a verlos: son el honor de nuestra civilización y muchas veces los hijos se olvidan de esto", indicó.

4º Custodiar a los ancianos, "una cuestión de honor"

"Pensar que los ancianos son material de descarte es un pecado grave. [El cuarto mandamiento] es el único que indica el gran premio: ` Honra al padre y a la madre y tendrás vida larga en la tierra´", mencionó.

Francisco llamó a "custodiar a los ancianos" como deber del cristiano. "Y si pierden la cabeza, custodiadlos también, porque son la presencia de la historia, de mi familia, y gracias a ellos yo estoy aquí. Custodiar a los ancianos es una cuestión de honor que debe transformar la educación de los jóvenes respecto a la vida y sus fases", añadió.

5º No avergonzarles y cubrir sus debilidades

Por último, el Papa alertó que "el desprecio que deshonra al anciano nos deshonra a todos nosotros"  y "clama venganza a los ojos de Dios".

Mencionó como ejemplo el pasaje en que Noé, "héroe del diluvio y un gran trabajador, yace descompuesto después de haber bebido algún vaso de más" y sus hijos, "por no hacerle despertar en la vergüenza lo cubren con delicadeza y con gran respeto". Como los hijos de Noé, Francisco llama hoy a hijos, nietos y jóvenes a "cubrir las debilidades del anciano para no avergonzarlo".

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