«Si tienes problemas con alguien de tu familia, piensa en sus cosas buenas y asómbrate de ellas»
"La familia es un tesoro, hay que custodiarla y defenderla siempre", dijo el Papa tras el Angelus de este domingo, festividad de la Sagrada Familia, y después de pedir un aplauso para las familias presentes en la Plaza de San Pedro y para las que seguían la oración a través de los medios.
Francisco había comentado previamente el Evangelio del día, en torno al episodio de los tres días que Jesús estuvo perdido respecto a la Virgen María y San José, hasta ser hallado enseñando en el templo. El "asombro" y la "angustia" que vivieron ambos en ese tiempo fueron el objeto principal de la predicación del Papa.
"¿Qué es asombrarse? Asombrarse y maravillarse es lo contrario de dar todo por supuesto, es lo contrario de interpretar la realidad y los acontecimientos solo según nuestros criterios", dijo el Papa: "Asombrarse es abrirse a los otros, comprender las razones de los demás. Esta actitud es importante para sanar las relaciones entre personas y curar las heridas abiertas".
Aplicándolo a la realidad familiar por la que se reza especialmente en este último domingo del año, Francisco lamentó que "cuando hay problemas en las familias damos por descontado que tenemos razón y cerramos la puerta a los demás". Ofreció un consejo muy práctico: "Si tenéis problemas en la familia, pensad en las cosas buenas de esa persona de la familia con la que tenéis problemas y asombraos de ellas, y esto ayudará a curar las heridas".
Francisco saludó específicamente a "esos dos grupos de religiosas, unas con la bandera española, otras con la bandera polaca".
En cuanto a la angustia, explicó que la que experimentaron la Virgen y San José "manifiesta la centralidad de Jesús en la Sagrada Familia... Por eso la familia de Nazaret es santa, porque está centrada en Jesús".
Esa misma angustia "debería ser la nuestra cuando estamos lejos de Jesús", afirmó: "Deberíamos experimentar angustia cuando nos olvidamos de Jesús más de tres días, sin rezar, sin leer el Evangelio, sin necesitar su compañía y amistad. ¡Cuántas veces pasan días sin que me acuerde de Jesús! Esto está mal, muy mal... Deberíamos sentir angustia cuando nos pasen estas cosas".
Francisco recordó que es "sobre todo en la casa de Dios donde podemos encontrar al Divino Maestro y recibir su mensaje de salvación. Allí nos habla y nos ilumina, nos da su cuerpo en la Eucaristía, que es donde recibimos fuerzas para afrontar las necesidades del día".
Al finalizar el Angelus, Francisco dirigió el rezo de un avemaría por la República Democrática del Congo, azotada por la violencia y por la epidemia del ébola, y rogó por que la elecciones de este domingo se celebren en paz.