El Papa celebra el 50 aniversario de la Comunidad de San Egidio: «Oración, pobres y paz» los define
Este domingo el Papa Francisco quiso celebrar con la Comunidad de San Egidio el cincuenta aniversario de su creación. Y lo hizo con un encuentro en la plaza de Santa María de Trastevere de Roma.
Francisco recordó el papel que el “pueblo de San Egidio” ha jugado desde que Andrea Riccardi, presente en el acto, iniciase esta comunidad hace medio siglo precisamente en Roma.
“Sean siempre de Cristo en la oración, en el cuidado de sus hermanos más pequeños, en la búsqueda de la paz, porque Él es nuestra paz”, les dijo el Papa a los allí presentes, entre los que había miembros del grupo no sólo de Italia sino de todo el mundo, así como pobres atendidos por ellos, refugiados llegados a través de los corredores humanitarios conseguidos tras sus negociaciones y personas sin hogar que han sido acogidas en este frío invierno.
Según informa Vatican News, ya en la Basílica de Santa María en Trastevere, tuvo lugar la Liturgia de la Palabra seguida por la meditación del párroco, don Marco Gnavi, el testimonio de algunos integrantes de la Comunidad y de un joven prófugo sirio. Finalmente, siguió el saludo del fundador Andrea Riccardi, al término del cual Francisco dirigió unas palabras .
Los "talentos" de la Comunidad de San Egidio
“Oración, pobres y paz es el talento de la Comunidad madurado en 50 años”, afirmó el Papa recordando la parábola evangélica de los talentos, no sin antes remarcar que esta fiesta es “una alegre manifestación de responsabilidad hacia el futuro”. "Un talento que reciben también hoy", dijo Francisco, recordando que el mundo de actual "está a menudo habitado por el miedo", como el del hombre de la parábola que no supo investir el talento en el futuro, porque ‘aconsejado’ por el temor.
“Nuestro tiempo conoce grandes miedos de frente a las vastas dimensiones de la globalización. Y los miedos se concentran a menudo en quien es extranjero, diverso de nosotros, pobre, como si fuera un enemigo. Y entonces, nos defendemos de estas personas creyendo que preservamos lo que tenemos y lo que somos”, agregó.
Francisco advirtió también de que el miedo puede contagiar también a los cristianos que, como el siervo de la parábola evangélica, esconden el don recibido y no lo invierten en el futuro, no lo comparten con los demás, sino que lo conservan para sí mismos: "Su camino los orienta a mirar juntos el futuro: no solos, no para sí. Juntos con la Iglesia”. Y en este sentido, recordó que la Comunidad nacida a finales de los años sesenta “es hija del Concilio”, de su mensaje y de su espíritu.
“La Palabra del Señor –afirmó Francisco- es luz en la oscuridad y da esperanza de paz, nos ayuda a no tener miedo de frente a la fuerza del mal”. “Es la palabra de Dios la que los ha protegido en el pasado de las tentaciones de la ideología y hoy los libera de la intimidación del miedo”. De ahí su exhortación a “amar y leer siempre más la Biblia, fuente de la misericordia hacia los pobres y heridos de la vida y de la guerra”.
Construir la globalización de la solidaridad
Francisco recordó también que el mundo se ha vuelto “global”, economía y comunicación se han unificado, pero para mucha gente, en especial para los pobres, “se han levantado muros” y las “diversidades son ocasión de hostilidad y de conflicto”.
De este modo, el Papa incidió en que “falta construir una globalización en la solidaridad y del espíritu porque el futuro del mundo es vivir juntos: este ideal requiere el compromiso de construir puentes, tener abierto el diálogo, continuar a encontrarse”.
“Cada uno está llamado a cambiar el propio corazón asumiendo una mirada misericordiosa hacia el otro, para volverse artesano de paz y profeta de misericordia”, aseguró.