La Cuaresma es tiempo «de conversión, lucha contra el mal y penitencia, pero no un tiempo triste»
El Angelus de este primer domingo de Cuaresma, que el Papa Francisco rezó bajo una intensa lluvia, será su último acto público hasta el próximo viernes. A partir de la tarde, la Curia vaticana y él se concentrarán para unos días de ejercicios espirituales en la Casa Divino Maestro de Ariccia, veinte kilómetros al sureste de Roma.
Los dirigirá el sacerdote y poeta portugués José Tolentino Mendonça, vicerrector de la Universidad Católica de Lisboa y consultor del Pontificio Consejo para la Cultura. Serán diez meditciones en torno al tema Elogio de la sed.
Tiempo de combate, conversión y penitencia
En sus palabras previas al rezo del Angelus, Francisco recordó que la Cuaresma es un tiempo de “combate espiritual” en el que estamos llamados a "enfrentarnos al Maligno" mediante la oración y a vencerlo en la vida cotidiana. Por eso el Señor pasó cuarenta días en el desierto: aunque él no podía ser tentado ni necesitaba conversión, quiso así “darnos la gracia de vencer las tentaciones”.
La Buena Nueva que empezó a predicar Jesucristo a partir de ese momento “exige del hombre conversión y fe”: “En nuestra vida tenemos siempre necesidad de conversión, ¡todos los días! y la Iglesia nos hace rezar por esto”, porque “no estamos jamás suficientemente orientados hacia Dios y tenemos que dirigir continuamente nuestra mente y nuestro corazón a Él”. De ahí su consejo a “rechazar todo lo que nos lleva fuera del camino: los falsos valores que nos engañan, atrayendo de manera hipócrita nuestro egoísmo”.
“La Cuaresma es un tiempo de penitencia", dijo el Papa, "pero no es un tiempo triste, de luto", sino "un compromiso alegre y serio para despojarnos de nuestro egoísmo, de nuestro hombre viejo y renovarnos según la gracia de nuestro Bautismo”.
El rezo del Angelus este primer domingo de Cuaresma tuvo lugar bajo una intensa lluvia.
La felicidad no se encuentra en las riquezas, los placeres o el poder, insistió: solo el Reino de Dios es "la realización de todas nuestras aspiraciones más profundas y más auténticas”.
Preparando el sínodo de octubre
Francisco informó a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro de este retiro, así como del encuentro presinodal de jóvenes que tendrá lugar en Roma del 19 al 24 de marzo para preparar el sínodo de los obispos de octubre, que tendrá lugar en torno a Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional: "Deseo fuertemente", dijo el Papa enfatizando sonoramente esta palabra, "que todos los jóvenes puedan ser protagonistas de esta preparación. Por eso podrán intervenir on line a través de grupos lingüísticos moderados por otros jóvenes".
Posteriormente, tras insistir en que la Cuaresma es "un tiempo de conversión y lucha contra el mal, "Francisco tuvo unas palabras específicas para las personas que se encuentran encarceladas, a quienes a animó a emprender "un camino de reconciliación y de renovación de la propia vida bajo la mirada misericordiosa del Señor", porque "Él nunca se cansa de perdonar".
Los dirigirá el sacerdote y poeta portugués José Tolentino Mendonça, vicerrector de la Universidad Católica de Lisboa y consultor del Pontificio Consejo para la Cultura. Serán diez meditciones en torno al tema Elogio de la sed.
Tiempo de combate, conversión y penitencia
En sus palabras previas al rezo del Angelus, Francisco recordó que la Cuaresma es un tiempo de “combate espiritual” en el que estamos llamados a "enfrentarnos al Maligno" mediante la oración y a vencerlo en la vida cotidiana. Por eso el Señor pasó cuarenta días en el desierto: aunque él no podía ser tentado ni necesitaba conversión, quiso así “darnos la gracia de vencer las tentaciones”.
La Buena Nueva que empezó a predicar Jesucristo a partir de ese momento “exige del hombre conversión y fe”: “En nuestra vida tenemos siempre necesidad de conversión, ¡todos los días! y la Iglesia nos hace rezar por esto”, porque “no estamos jamás suficientemente orientados hacia Dios y tenemos que dirigir continuamente nuestra mente y nuestro corazón a Él”. De ahí su consejo a “rechazar todo lo que nos lleva fuera del camino: los falsos valores que nos engañan, atrayendo de manera hipócrita nuestro egoísmo”.
“La Cuaresma es un tiempo de penitencia", dijo el Papa, "pero no es un tiempo triste, de luto", sino "un compromiso alegre y serio para despojarnos de nuestro egoísmo, de nuestro hombre viejo y renovarnos según la gracia de nuestro Bautismo”.
El rezo del Angelus este primer domingo de Cuaresma tuvo lugar bajo una intensa lluvia.
La felicidad no se encuentra en las riquezas, los placeres o el poder, insistió: solo el Reino de Dios es "la realización de todas nuestras aspiraciones más profundas y más auténticas”.
Preparando el sínodo de octubre
Francisco informó a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro de este retiro, así como del encuentro presinodal de jóvenes que tendrá lugar en Roma del 19 al 24 de marzo para preparar el sínodo de los obispos de octubre, que tendrá lugar en torno a Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional: "Deseo fuertemente", dijo el Papa enfatizando sonoramente esta palabra, "que todos los jóvenes puedan ser protagonistas de esta preparación. Por eso podrán intervenir on line a través de grupos lingüísticos moderados por otros jóvenes".
Posteriormente, tras insistir en que la Cuaresma es "un tiempo de conversión y lucha contra el mal, "Francisco tuvo unas palabras específicas para las personas que se encuentran encarceladas, a quienes a animó a emprender "un camino de reconciliación y de renovación de la propia vida bajo la mirada misericordiosa del Señor", porque "Él nunca se cansa de perdonar".
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