El Papa explica los signos de la misa para «saborear toda su belleza» y pide atención a los niños
El Papa Francisco ha proseguido este miércoles con su catequesis sobre la Eucaristía donde explicó los signos de la misa y su importancia. La liturgia de la Palabra y la liturgia eucarística son “un cuerpo único y no puede separarse”.
Para el Pontífice, “es necesario conocer estos signos santos para vivir plenamente la misa y saborear toda su belleza”.
Cuando el pueblo está reunido, explicó el Papa, la celebración se abre con los ritos introductorios, que comprenden la entrada de los celebrantes o del celebrante, el saludo- “El Señor esté con vosotros”, “La paz sea con vosotros”-, el acto penitencial, “Yo confieso”, donde pedimos perdón por nuestros pecados, el Señor, ten piedad el Gloria y la oración de colecta: se llama “oración de colecta” no porque se efectúe la colecta monetaria: es la colecta de las intenciones de oración de todos los pueblos; y esa colecta de las intenciones de los pueblos sube al cielo como oración. Su propósito, el de estos ritos de introducción, es "hacer que los fieles reunidos en la unidad construyan la comunión y se dispongan debidamente a escuchar la Palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía." (Instrucción general del Misal Romano, 46). No es una buena costumbre mirar el reloj y decir: “Llego a tiempo, llego después del sermón y así cumplo el precepto”. La misa empieza con la señal de la cruz, con estos ritos introductorios, porque allí empezamos a adorar a Dios como comunidad. Y por eso es importante prever no llegar con retraso, sino con adelanto, para preparar el corazón a este rito, a esta celebración de la comunidad”.
A continuación habló del saludo del presbítero al altar. “El altar es Cristo: es figura de Cristo. Cuando miramos al altar, miramos precisamente donde está Cristo. El altar es Cristo. Estos gestos, que corren el riesgo de pasar desapercibidos, son muy significativos, porque expresan desde el principio que la Misa es un encuentro de amor con Cristo”, indicó el Santo Padre.
Un recordatorio para enseñar a los niños
Posteriormente, pasó a explicar la señal de la Cruz. “El sacerdote que preside se persigna y lo mismo hacen todos los miembros de la asamblea, conscientes de que el acto litúrgico se cumple ‘en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’”.
Y en este punto el Papa quiso profundizar para enfocarlo sobre todo en los niños: “¿Habéis visto como los niños se hacen la señal de la cruz? No saben lo que hacen: a veces hacen un dibujo, que no es la señal de la cruz. Por favor, mamá, papá, abuelos, enseñad a los niños desde el principio, desde cuando son pequeños, a hacerse bien la señal de la cruz. Y explicadles que es tener cómo protección la cruz de Jesús”.
Por ello, añadió que “persignándonos, por lo tanto, no sólo recordamos nuestro bautismo, sino que afirmamos que la oración litúrgica es el encuentro con Dios en Cristo Jesús, que por nosotros se encarnó, murió en la cruz y resucitó en gloria”.
Una sinfonía
Tras la señal de la cruz, el sacerdote dirige el saludo litúrgico: “Estamos entrando en una ‘sinfonía’ en el que resuenan varios tonos de voces, incluyendo tiempos de silencio, con el fin de crear el ‘acorde’ entre los participantes, es decir, reconocerse animados por un único Espíritu, y por un mismo fin”.
De este modo, el Papa añadió que esta “sinfonía” presente enseguida un momento muy conmovedor, “porque aquellos que presiden invitan a todos a reconocer sus propios pecados. Todos somos pecadores”. Y agregó que “no se trata solo de pensar en los pecados cometidos, sino mucho más: es la invitación a confesarse pecadores ante Dios y ante la comunidad, ante los hermanos, con humildad y sinceridad, como el publicano en el templo”.
El Papa lo dejó ahí y dijo que “vamos paso a paso en la explicación de la misa. Pero, por favor, enseñad a los niños a hacerse bien la señal de la cruz”.
Para el Pontífice, “es necesario conocer estos signos santos para vivir plenamente la misa y saborear toda su belleza”.
Cuando el pueblo está reunido, explicó el Papa, la celebración se abre con los ritos introductorios, que comprenden la entrada de los celebrantes o del celebrante, el saludo- “El Señor esté con vosotros”, “La paz sea con vosotros”-, el acto penitencial, “Yo confieso”, donde pedimos perdón por nuestros pecados, el Señor, ten piedad el Gloria y la oración de colecta: se llama “oración de colecta” no porque se efectúe la colecta monetaria: es la colecta de las intenciones de oración de todos los pueblos; y esa colecta de las intenciones de los pueblos sube al cielo como oración. Su propósito, el de estos ritos de introducción, es "hacer que los fieles reunidos en la unidad construyan la comunión y se dispongan debidamente a escuchar la Palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía." (Instrucción general del Misal Romano, 46). No es una buena costumbre mirar el reloj y decir: “Llego a tiempo, llego después del sermón y así cumplo el precepto”. La misa empieza con la señal de la cruz, con estos ritos introductorios, porque allí empezamos a adorar a Dios como comunidad. Y por eso es importante prever no llegar con retraso, sino con adelanto, para preparar el corazón a este rito, a esta celebración de la comunidad”.
A continuación habló del saludo del presbítero al altar. “El altar es Cristo: es figura de Cristo. Cuando miramos al altar, miramos precisamente donde está Cristo. El altar es Cristo. Estos gestos, que corren el riesgo de pasar desapercibidos, son muy significativos, porque expresan desde el principio que la Misa es un encuentro de amor con Cristo”, indicó el Santo Padre.
Un recordatorio para enseñar a los niños
Posteriormente, pasó a explicar la señal de la Cruz. “El sacerdote que preside se persigna y lo mismo hacen todos los miembros de la asamblea, conscientes de que el acto litúrgico se cumple ‘en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’”.
Y en este punto el Papa quiso profundizar para enfocarlo sobre todo en los niños: “¿Habéis visto como los niños se hacen la señal de la cruz? No saben lo que hacen: a veces hacen un dibujo, que no es la señal de la cruz. Por favor, mamá, papá, abuelos, enseñad a los niños desde el principio, desde cuando son pequeños, a hacerse bien la señal de la cruz. Y explicadles que es tener cómo protección la cruz de Jesús”.
Por ello, añadió que “persignándonos, por lo tanto, no sólo recordamos nuestro bautismo, sino que afirmamos que la oración litúrgica es el encuentro con Dios en Cristo Jesús, que por nosotros se encarnó, murió en la cruz y resucitó en gloria”.
Una sinfonía
Tras la señal de la cruz, el sacerdote dirige el saludo litúrgico: “Estamos entrando en una ‘sinfonía’ en el que resuenan varios tonos de voces, incluyendo tiempos de silencio, con el fin de crear el ‘acorde’ entre los participantes, es decir, reconocerse animados por un único Espíritu, y por un mismo fin”.
De este modo, el Papa añadió que esta “sinfonía” presente enseguida un momento muy conmovedor, “porque aquellos que presiden invitan a todos a reconocer sus propios pecados. Todos somos pecadores”. Y agregó que “no se trata solo de pensar en los pecados cometidos, sino mucho más: es la invitación a confesarse pecadores ante Dios y ante la comunidad, ante los hermanos, con humildad y sinceridad, como el publicano en el templo”.
El Papa lo dejó ahí y dijo que “vamos paso a paso en la explicación de la misa. Pero, por favor, enseñad a los niños a hacerse bien la señal de la cruz”.
Comentarios