Catequesis final de Francisco sobre Hechos de los Apóstoles: «Sembremos la Palabra, es imparable»
Los Hechos de los Apóstoles no se cierran con el martirio de Pablo, sino con la siembra abundante de la Palabra de Dios, recordó el Papa Francisco en su catequesis de este miércoles.
La casa romana del Apóstol, abierta a todos los que buscaban y querían recibir el anuncio y conocer a Jesús, es imagen de la Iglesia. Aunque la Iglesia sea perseguida, incomprendida, pecadora o esté encadenada, no se cansa de acoger con corazón de madre a todo hombre y mujer, para anunciarles el amor del Padre que se hizo visible en Jesús.
El Papa: la Palabra de Dios no está encadenada, está lista para ser sembrada
La Palabra de Dios no está encadenada sino que quiere "correr" para comunicar la salvación a todos, dijo el Pontífice. Explicó que con esta catequesis finalizaba el ciclo que dedicaba cada miércoles, desde el 29 de mayo, a comentar los Hechos de los Apóstoles. "Que el final de este itinerario, vivido juntos siguiendo la carrera del Evangelio en el mundo, el Espíritu reavive en cada uno de nosotros la llamada a ser valientes y gozosos evangelizadores", deseó.
Como ejemplo de evangelizador siguió comentando el caso de San Pablo. De hecho, el final del relato que hace Lucas, centrado en el camino del Evangelio en el mundo, "contiene y recapitula todo el dinamismo de la Palabra de Dios, una Palabra imparable - dijo - que quiere correr para comunicar la salvación a todos".
Pablo, preso en su domicilio, no deja de evangelizar
En Roma, Pablo recibió de la autoridad el poder vivir por cuenta propia, en arresto domiciliario, en una casa particular, “bajo custodia militar”. Esta situación le permitía recibir libremente a todos los que venían a encontrarlo, a los cuales anunciaba el Reino de Dios e instruía en el conocimiento de Cristo Jesús. Entre ellos había también algunos judíos, a quienes trataba de mostrar, a partir de la Ley y los Profetas, la continuidad entre la «esperanza de Israel» y la novedad de Cristo, en quien Dios cumplió sus promesas al Pueblo elegido.
El Papa siguió explicando que después de este primer encuentro con los judíos, que estaban bien dispuestos, siguió otro más oficial durante el cual, durante todo un día, Pablo anunció el Reino de Dios, tratando de abrir a sus interlocutores a la fe en Jesús. Pero como no todos están convencidos, Pablo denunció "el endurecimiento del corazón del pueblo de Dios", lo que al final fue "la causa de su condena". En este punto del relato, observó Francisco, Lucas concluye su obra mostrándonos no la muerte de Pablo, sino el dinamismo de su sermón, de "una Palabra que no está encadenada", sino que está lista para ser sembrada "a manos llenas" por el Apóstol.
Evangelizadores valientes, construir un mundo más justo
Al final de la catequesis, saludando a los fieles de lengua española, el Papa animó a pedir al Espíritu Santo que estimule en todos nosotros la llamada a ser evangelizadores valientes y decididos para que, como san Pablo, vivamos la alegría del Evangelio y convirtamos nuestros hogares en cenáculos de fraternidad abiertos a todos los hermanos. A los jóvenes, los ancianos, los enfermos y los recién casados, alentó a abrir los corazones a las necesidades de la Iglesia y a que, siguiendo el ejemplo de Jesús, permanezcan cerca de los hermanos, construyendo un mundo más justo.