El Papa lavará los pies nuevamente a doce reclusos en una celebración «privada» en la cárcel
El Papa Francisco ha elegido por tercera vez en su pontificado que el rito del lavatorio de pies previsto para este Jueves Santo tenga lugar en una cárcel, en concreto, en la Casa de Reclusión de Paliano, una localidad al sur de Roma.
Según informó la Santa Sede será una celebración con carácter «estrictamente privado» y, por lo tanto, sin cámaras de televisión ni periodistas.
La Casa de Reclusión de Paliano es un centro penitenciario con una sección para hombres y otra para mujeres, en el que están recluidas 140 personas que han colaborado con la justicia. La filosofía de esta prisión, según Radio Vaticano, es que los detenidos pasen la mayor parte del tiempo ocupándose de labores del campo, de restauración, o en otras actividades productivas como el funcionamiento de una pizzería interna.
Es la tercera vez en el pontificado de Francisco que elige una prisión para esta ceremonia. Además, será la segunda vez que lave los pies después de que en enero de 2016 cambiara las leyes de este rito para que pudieran acceder las mujeres.
Si bien, en 2013 el Papa ya había lavado los pies a dos chicas, una italiana católica y una de Serbia, musulmana, en la prisión de menores Casal del Marmo.
En 2014, Francisco lavó los pies a personas con discapacidad del Centro Santa María de la Providencia de Roma; en 2015 a reclusos de cárcel de Rebibbia y en 2016 a un grupo de refugiados en un centro de la capital italiana.
En aquella ocasión el pontífice se arrodilló ante católicos, ortodoxos, musulmanes e hindúes, con una petición: «Somos hermanos y queremos vivir en paz».
Según informó la Santa Sede será una celebración con carácter «estrictamente privado» y, por lo tanto, sin cámaras de televisión ni periodistas.
La Casa de Reclusión de Paliano es un centro penitenciario con una sección para hombres y otra para mujeres, en el que están recluidas 140 personas que han colaborado con la justicia. La filosofía de esta prisión, según Radio Vaticano, es que los detenidos pasen la mayor parte del tiempo ocupándose de labores del campo, de restauración, o en otras actividades productivas como el funcionamiento de una pizzería interna.
Es la tercera vez en el pontificado de Francisco que elige una prisión para esta ceremonia. Además, será la segunda vez que lave los pies después de que en enero de 2016 cambiara las leyes de este rito para que pudieran acceder las mujeres.
Si bien, en 2013 el Papa ya había lavado los pies a dos chicas, una italiana católica y una de Serbia, musulmana, en la prisión de menores Casal del Marmo.
En 2014, Francisco lavó los pies a personas con discapacidad del Centro Santa María de la Providencia de Roma; en 2015 a reclusos de cárcel de Rebibbia y en 2016 a un grupo de refugiados en un centro de la capital italiana.
En aquella ocasión el pontífice se arrodilló ante católicos, ortodoxos, musulmanes e hindúes, con una petición: «Somos hermanos y queremos vivir en paz».
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