El Papa habla de la relación entre la Palabra y la evangelización, y cómo debe producirse

El Papa Francisco ha presidido este miércoles la Audiencia General de los miércoles y ha proseguido con sus catequesis sobre el libro de los Hechos de los Apóstoles. Recordó que tras el martirio de San Esteban se desencadenó una persecución contra los discípulos, por lo que muchos cristianos abandonaron Jerusalén, pero no así los apóstoles.

“Las persecuciones en vez de apagar el fuego de la evangelización lo alimenta todavía más”, dijo el Papa, que indicó que precisamente la huida de los discípulos de Jerusalén propició la expansión del Evangelio por otros lugares.

El ejemplo del diácono Felipe

Francisco puso el ejemplo del diácono Felipe que comenzó a evangelizar en Samaría y fueron numerosos “los signos de liberación y de curación que acompañaron la Palabra”. Destacó sobre todo el diálogo de este discípulo con el funcionario de la reina de Etiopía, del que el Papa dijo que en la actualidad sería el equivalente del “ministro de Economía”.

Este alto funcionario leía un fragmento del libro de Isaías cuando Felipe se le acercó y le preguntó: “¿Comprendes lo que estás leyendo?”. El etíope contestó: “¿Y cómo puedo comprenderlo si nadie me guía?”.

Sobre esta situación, el Papa destacó que “aquel hombre poderoso reconocía que necesitaba ser guiado  para comprender la Palabra de Dios. Era el gran banquero, era el ministro de Economía. Tenía todo el poder del dinero, pero sabía que sin una explicación no podía comprender. Era humilde”.

El papel del Espíritu Santo en la evangelización

Por tanto, este diálogo que recoge Hechos de los Apóstoles “nos hace reflexionar –agregó Francisco- sobre el hecho de que no basta leer la Escritura, es necesario comprender el sentido, interiorizar el Espíritu que inspira la lectura”.

“Entrar en la Palabra de Dios supone estar dispuesto a salir de los propios límites para encontrar a Dios y someterse a Cristo que es la Palabra viva del Padre”, añadió el Pontífice.

Este encuentro entre Felipe y el funcionario etíope provocó la conversión de este último, que pidió el Bautismo. “Es bello este encuentro. Pero, ¿quién empujó a Felipe a ir al desierto para encontrarse con este hombre? ¿Quién empujó a Felipe a acercarse a la carroza? Fue el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el protagonista de la evangelización”.

“¿Cuál es el signo de que tú, cristiano, cristiana, eres un evangelizador? La Alegría”, respondió el Papa con claridad.