El Papa, en el podcast de un amigo, habla de su día a día: reza por la mañana, ya no puede callejear

El Papa Francisco ha charlado con un sacerdote argentino, Guillermo Marcó, que fue su responsable de prensa siendo él arzobispo de Buenos Aires, y el sacerdote ha publicado partes de ese diálogo en su podcast.

Guillermo Marcó, que fue encargado de prensa del arzobispado durante una década, quiso centrarse en comentar aspectos de la vida cotidiana y personal del Pontífice. De una hora y media de conversación, grabada el 9 de junio, el sacerdote seleccionó 22 minutos que subió a su podcast titulado: Marcó tu semana, de la tele a las redes.

El Papa habla de sus hábitos y de su vida fuera de Argentina. El sacerdote explica que le hizo "preguntas que yo muchas veces me hago, porque cuando conocés a alguien, sabés cómo vivía, sabés cómo rezaba”.

El Papa declara en el podcast: “Mi corazón es un depósito, está lleno de cosas que guardo. Tengo que ampliar las estanterías a cada rato. En eso soy medio ‘coleccionista’ en el buen sentido de la palabra, no quiero perder nada de lo bueno que la gente me da. La gente te gratifica tanto, con ejemplos, con palabras, con uno o dos hechos. El cura está para enseñar a la gente, pero yo creo que es mucho lo que aprendemos de la gente si los miramos”.

Sobre su vida de oración, el Papa recordó que “la oración de obispo es cuidar el rebaño para decirlo en términos evangélicos, y el Papa es un obispo, así que sigue con el mismo estilo. Es similar: pedir, interceder, agradecer por todo el bien que se hace”.

- ¿Seguís siendo un madrugador de la oración? - le preguntó su antiguo colaborador.
- Sí, eso sí, porque si no rezás a la mañana, no rezás más, porque te agarra la picadora de carne - confirma el Papa.

Además, el Papa recuerda que en Buenos Aires podía callejear mucho por las calles o el autobús, pero en Roma le es muy difícil y casi no lo hace.

"Allá en Buenos Aires o iba caminando o iba en el bus, etcétera. Acá las dos veces que tuve que salir me agarraron in fraganti. Dos veces, en invierno. Siete de la tarde que no pasa nada, todo oscuro... Cuando fui a la óptica una señora desde el balcón (gritó) ‘¡El Papa!’ y ahí se acabó. Y cuando fui a la disquería que no había nadie -fui a bendecir porque era una disquería de amigos que la habían reestructurado y todo- la gente me pidió ‘¿Por qué no viene usted que nos ayudó tanto?’. Entonces yo fui. Oscuro... Tanta mala suerte que justo ahí hay una parada de taxis cerca, había un periodista esperando un amigo para tomar un taxi”, comenta.

¿Cómo siente la responsabilidad de ser Papa? Francisco responde que “el Espíritu Santo te da muchos frutos, pero nunca se habla de que te anestesia. Y a veces, siento que estás anestesiado frente a situaciones que te harían sufrir mucho y, sin perder la situación, poder moverte”.

También habla de cómo gestionar crisis. “Una de las cosas que aprendí acá es que no sabemos manejar las crisis, y las crisis son las que nos hacen crecer”, asegura.

Comenta que los fundadores de la Unión Europea, que eran políticos católicos, son para él ejemplo de hombres que supieron manejar las crisis y crecieron con ellas, “no las transformaron en conflicto, o blanco o negro”. “Cuando vos transformás una crisis en conflicto, perdiste. La unidad es mayor al conflicto, o sea, el conflicto te reduce”, añade.

Por último, retomando el tema de la ancianidad, del que ha predicado estos meses hasta que en julio dejó las catequesis y audiencias públicas, explica: “Yo, a esta edad, me río de mí mismo y sigo adelante”.