La Cruz de la JMJ cambió de manos: «Nos convertimos en lo que elegimos», dijo el Papa a los jóvenes
Este domingo, solemnidad de Cristo Rey, el Papa celebró una misa en la basílica de San Pedro durante la cual jóvenes de Panamá, donde en 2019 se celebró la última Jornada Mundial de la Juventud, entregaron la Cruz de la JMJ a jóvenes portugueses. Sigue así su peregrinación hasta Lisboa, donde se celebrará en agosto de 2023 tras ser pospuesta un año a consecuencia de la pandemia.
La homilía de Francisco estuvo pensada de principio a fin para los jóvenes, a quienes invitó a hacerse algunas preguntas en torno al Evangelio del día, sobre el juicio final y el mandato de las obras de misericordia, sobre las que seremos interrogados porque "transforman nuestra vida en eternidad": "¿Las pongo en práctica? ¿Hago algo por quien lo necesita? ¿O hago el bien sólo a los seres queridos y a los amigos? ¿Ayudo al que no me puede devolver? ¿Soy amigo de un pobre?"
El Papa les pidió no renunciar" a los sueños grandes... No estamos hechos para soñar con las vacaciones o el fin de semana, sino para realizar los sueños de Dios en este mundo. Él nos ha hecho capaces de soñar para abrazar la belleza de la vida. Y las obras de misericordia son las obras más bellas de la vida... Dan gloria a Dios más que cualquier otra cosa. Al final seremos juzgados sobre las obras de misericordia".
Las grandes decisiones
Pero, "¿desde dónde se parte para realizar sueños grandes?", continuó: "De las grandes decisiones".
De hecho, la separación final entre las ovejas y las cabras la deduce el Señor de "las consecuencias de nuestras decisiones". Por eso "la vida es el tiempo de las decisiones firmes, fundamentales, eternas. Elecciones banales conducen a una vida banal, elecciones grandes hacen grande la vida. En efecto, nosotros nos convertimos en lo que elegimos, para bien y para mal".
Como ejemplos, señaló: "Si elegimos robar nos volvemos ladrones, si elegimos pensar en nosotros mismos nos volvemos egoístas, si elegimos odiar nos volvemos furibundos, si elegimos pasar horas delante del móvil nos volvemos dependientes. Pero si optamos por Dios nos volvemos cada día más amados y si elegimos amar nos volvemos felices".
"Las dudas y los porqués debilitan las grandes elecciones generosas", pero también hay otros factores, como "la fiebre del consumo", "la obsesión por la diversión" o la "fijación en la reclamación de los propios derechos, olvidando el debe de ayudar". Incluso "la gran ilusión sobre el amor, que parece algo que hay que vivir a fuerza de emociones, cuando amar es sobre todo don, elección y sacrificio".
Un consejo
Francisco concluyó ofreciendo un consejo para que los jóvenes "se entrenen a elegir bien", que es elegir cotidianamente entre dos preguntas que nos hacemos a menudo: "Una es: ¿Qué me apetece hacer? Es una pregunta que con frecuencia engaña, porque insinúa que lo importante es pensar en uno mismo y seguir todos los deseos e impulsos que uno tiene. Sin embargo la pregunta que el Espíritu Santo sugiere al corazón es otra: no ¿qué me apetece hacer?, sino ¿qué te hace bien? Aquí está la elección de cada día: ¿Qué quiero hacer o qué me hace bien? De esta búsqueda interior pueden nacer elecciones banales o elecciones de vida, depende de nosotros".