El sainete perverso de la huelga general
La huelga general del próximo día 29-S, tiene toda la pinta de ser una ópera bufa urdida entre los sindicatos del Gobierno y el Gobierno mismo para chinchar al PP y sobre todo a doña Esperancita.
La huelga general del próximo día 29-S, tiene toda la pinta de ser una ópera bufa urdida entre los sindicatos del Gobierno y el Gobierno mismo para chinchar al PP y sobre todo a doña Esperancita, la castiza emperatriz de la Casa de Correos, esa espinita que tienen clavada en el corazón sociatas y peceros, según el bolero de Nicolás Jiménez que cantaba con voz melodiosa y cristalina el inolvidable Juanito Segarra de los años cincuenta. Todos los cantautores “rojelios” y centrífugos que vinieron después, no le llegaban a la altura del betún.
Porque, vamos a ver: ¿contra quién se ha convocado la huelga?, porque si las huelgas no se hacen contra alguien o contra algo, no tienen ninguna gracia. En principio parece, digo sólo que parece, contra el decretazo de la reforma laboral, producido por el Gobierno y refrendado en Cortes por la bancada gubernamental, los mercenarios del PNV y acaso algún otro diputado en alquiler. Pero son tan púdicos estos sindicaleros oficialistas y apesebrados, que ni siquiera mencionan la palabra Gobierno en sus pancartas panfletarias. Únicamente “despido más fácil y barato”.
Sin embargo, la diana principal de la huelga, o séase, ZP y sus mariachis, están encantados con la huelga y son los primeros en apoyarla y dar toda clase de facilidades a sus paniaguados de la mamandurria sindical. ¿Qué la huelga afecta principalmente a los sectores públicos básicos? Pues nada, se reúne el zagal de las brumas gallegas y su colega, el ministro del paro, con los mariscales de los mandos liberados, porque tropa no tienen, y se acuerdan servicios mínimos tan mínimos que igual dará que no los hubiera. Lo que importa es la foto, que ya lo dice y repite don ZP, que España entera parezca en paro total. Y de ese modo y con esas fotos, el jefe de la tribu peregrine por esos mundos de Dios –más bien del diablo- alegando que no puede pedir más sacrificios a los currantes, pues de lo contrario, sus “representantes” -o sea, los representantes del Gobierno en la “sección social”, como en los mejores tiempos de Girón y Solís- ponen los pies en pared y le arman la marimomera. Todo muy representativo, es decir, muy teatral, muy espectacular, con una puesta en escena que no la mejoraría ni el tornasolado José Tamayo.
Y mientras el personal batueco está entretenido –a la fuerza- con el número montado por los sindicatos del régimen, el malandrín de ZP aprovecha el espectáculo y el ruido de la traca para meternos mano, a la chita callando, en la faltriquera, con una cascada de “exacciones fiscales” que nos van a dejar más tiesos que la mojama. ¿Y ante eso qué dicen los huelguistas gubernamentales? Ni siquiera mu como las vacas, no sea cosa que se moleste el patrón.
Ahora bien, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, el Ebro por Zaragoza y el Tajo por Toledo, pues a zumbarle al PP en las autonomías que rige, alcaldea o gobierna, por los servicios mínimos o lo que sea, que el motivo importa poco, sino embestir a los del chiringuito de enfrente. Que sí, vaya, que la culpa de todo la tiene Aznar por meternos en la guerra de Irak, y hasta don Pelayo, por pararles los pies en Covadonga a los amigos de la Alianza de Civilizaciones. Sublime, todo un esperpento nacional, un gigantesco circo con la participación, como artistas invitados, de numerosos personajes de las covachuelas y publicaciones curiles, verdaderas enciclopedias de ignorancia económica y política. Menos mal que los obispos, con mucho mayor sentido común que algunos de sus colaboradores, se han mantenido al margen y han desautorizado, incluso, a quienes desde dentro querían involucrar a la Iglesia en esta mascarada sindicalera-zapatera, de intenciones perversas.
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