Es difícil ser cristiano en China, Sudán o Corea del Norte.
Los regímenes comunistas e islámicos son incompatibles con la libertad religiosa
El comunismo y el radicalismo islámico continúan siendo los peores enemigos para la libertad religiosa. Así se desprende del informe anual que elabora la Comisión estadounidense para la Libertad Religiosa Internacional, que fue hecho público a principios de este mes. En sus conclusiones, la comisión recomendó a la Secretaría de Estado que incluya en el elenco de «países de particular preocupación» a Birmania, Corea del Norte, Eritrea, Irán, Pakistán, China, Arabia Saudí, Sudán, Turkmenistán, Uzbekistán y Vietnam.
(L.R.R./La Razón) El comunismo y el radicalismo islámico continúan siendo los peores enemigos para la libertad religiosa. Así se desprende del informe anual que elabora la Comisión estadounidense para la Libertad Religiosa Internacional, que fue hecho público a principios de este mes. En sus conclusiones, la comisión recomendó a la Secretaría de Estado que incluya en el elenco de «países de particular preocupación» a Birmania, Corea del Norte, Eritrea, Irán, Pakistán, China, Arabia Saudí, Sudán, Turkmenistán, Uzbekistán y Vietnam. Esta catalogación supone el reconocimiento de que los gobiernos de estos países son responsables directos, o toleran, la violación sistemática de la libertad religiosa. El informe también prevé una «lista de alerta», para lugares donde las violaciones, aún de gravedad, tiene un grado menor. En ella incluyen a Afganistán, Bielorrusia, Bangladesh, Cuba, Egipto, Indonesia y Nigeria. En un comunicado, el presidente de la Comisión, Michael Cromartie, destaca que «las violentas represiones gubernamentales del pasado año a comunidades religiosas de países como China, Birmania o Sudán confirman que la libertad religiosa es un derecho humano vulnerable, que debe ser tutelado por la comunidad internacional». Un llamamiento que coincide con las palabras de Benedicto XVI ante la asamblea de las Naciones Unidas, donde pidió que la comunidad internacional fuera garante del cumplimiento de los derechos humanos. Sin embargo, no parece que esto vaya a ocurrir de momento. En su informe, la comisión constata que en lugares como Arabia Saudí la carencia de libertad religiosa es absoluta, incluso para las corrientes islámicas que no sean la oficial suní. Las promesas de las autoridades sobre las medidas previstas para aumentar la libertad religiosa en el país de Mahoma han sido constantemente incumplidas, señala la comisión, que revela que el Gobierno saudí financia escuelas religiosas y publicaciones que promueven la intolerancia y la violencia hacia los no musulmanes y los musulmanes no sunitas. Por su parte, ni la apertura en lo económico ni la celebración de los Juegos Olímpicos ha cambiado la actitud de las autoridades chinas hacia los grupos religiosos no autorizados por el Estado. Así, pequeñas iglesias protestantes y, sobre todo, la Iglesia católica clandestina fiel a Roma, continúan siendo perseguidas con fuerza. Sin embargo, el informe constata que, a pesar de estos problemas, estas comunidades están creciendo con rapidez. No están mejor las cosas en la comunista Corea del Norte, donde «la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión no existe», afirma con contundencia el informe. La comisión recoge testimonios de refugiados que hablan de la existencia de unos 6.000 cristianos retenidos en un campo al norte del país. Ya en África, los problemas se encuentran en los países donde triunfa el islamismo radical. La comisión recuerda que en Sudán las medidas para «arabizar e islamizar» el país emprendidas por el Gobierno están suponiendo una «severa restricción de la libertad religiosa y de otros derechos humanos». Aunque la situación ha mejorado ligeramente en el sur del país, en el norte todos los ciudadanos, incluidos los cristianos, están sometidos a la «sharia», la legislación islámica.
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