ALGUNOS OBISPOS, REACIOS A APLICARLO
Balance positivo en el segundo aniversario del Motu Proprio sobre la misa tradicional
El 7 de octubre de 2007 el Papa Benedicto XVI estableció en toda la Iglesia la libertad de celebrar el rito de San Pío V, o «forma extraordinaria». Miles de fieles en todo el mundo, incluida España, se han acogido a «Summorum Pontificum», pero no todo es un camino de rosas.
(Luis López/ReL) El Motu Proprio promulgado por Benedicto XVI el 7 de octubre de 2007 zanjó un debate de casi cuatro décadas: el Papa dejaba meridianamente claro que «el Misal Romano promulgado por San Pío V y nuevamente por el beato Juan XXIII... no se ha abrogado nunca», y regulaba el derecho universal a utilizarlo sin las condiciones que habían impuesto los permisos especiales de 1984 y 1988. No se trata solamente de la «misa en latín», sino de un rito que ha estado vigente en la Iglesia católica desde el siglo VI. El cardenal prefecto de la Congregación para el Culto Divino, Antonio Cañizares, en su prólogo al libro de Nicola Bux La reforma de Benedicto XVI(editorial Ciudadela), ha apoyado incluso para este rito la denominación «Misa de san Gregorio Magno». Cientos de obispos, miles de sacerdotes Durante estos dos años, y bajo la dirección del cardenal Darío Castrillón Hoyos, presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, miles de sacerdotes y fieles se han acogido a la «liberalización total» de la misa tradicional en la Iglesia, querida por el Papa desde sus tiempos de guardián de la Fe como Joseph Ratzinger. Según un reciente estudio sobre la aplicación del Motu Proprio, en todo el mundo hay 74 sociedades sacerdotales, y congregaciones y órdenes religiosas, masculinas y femeninas, que emplean la llamada «forma extraordinaria» del rito latino como propio de la comunidad, aunque se calcula que el total real ronda el centenar. Entre ellas, cuatro españolas, las religiosas de clausura del Oasis de Jesús Sacerdote de Barcelona (bajo la dirección espiritual del padre Pedro Muñoz, un veterano de la misa tradicional en nuestro país), la sociedad sacerdotal Fraternidad de Cristo Sacerdote de Pontevedra, la Sociedad de Cristo Sacerdote de Mazarrón (Murcia), y las Misioneras de las Doctrinas Rurales de Villavieja (Castellón), fundadas en los años veinte del pasado siglo. Pero además de estas congregaciones y órdenes, cientos de sacerdotes en sus diócesis han aprendido a celebrar este rito, en fase de expansión en todo el mundo y de gran acogida entre el clero joven, como había previsto Benedicto XVI en la carta que acompañó al Summorum Pontificum: «Enseguida después del Concilio Vaticano II se podía suponer que la petición del uso del Misal de 1962 se limitaría a la generación más anciana que había crecido con él, pero desde entonces se ha visto claramente que también personas jóvenes descubren esta forma litúrgica, se sienten atraídos por ella y encuentran en la misma una forma, particularmente adecuada para ellos, de encuentro con el Misterio de la Santísima Eucaristía». Sólo contando los sacerdotes miembros de las congregaciones que celebran exclusivamente la misa tradicional, el impacto del Motu Proprio se cifra en más de mil sacerdotes. Pero expertos consultados por ReL elevan este número cuando se habla de clero diocesano, dado que muchos sacerdotes ofician la forma extraordinaria entre semana o de forma privada, y no engrosan la lista de los registrados por la Comisión Pontificia Ecclesia Dei. Del mismo modo, centenares de obispos han querido saludar esta nueva realidad en sus diócesis celebrando ellos mismos el rito de San Pío V, ya sea para los grupos peticionarios o en ceremonias especiales, como en el caso de confirmaciones. «Con tres ya es suficiente» Pero no todo es un camino de rosas. Hay casos puntuales de obispos que han planteado muchos obstáculos a la existencia de un grupo estable de la misa tradicional en su diócesis, o bien directamente han intentado impedirlo. Alegan un hipotético riesgo de división en la diócesis (argumento ya contestado por Benedicto XVI en la misma Carta que acompañó al Motu Proprio: «Tampoco este temor me parece realmente fundado», dijo), o bien el escaso número de los solicitantes. Pero esta última razón tampoco tiene peso, en opinión de las fuentes romanas consultadas por Religión en Libertad en el seno de la Comisión Ecclesia Dei: «Lo que pretende el Papa con el Motu Proprio no es atender a los peticionarios, sino que sean muchos los que conozcan la riqueza litúrgica de la Iglesia tal como se manifestó durante siglos». Y añaden un argumento: «Muchos sacerdotes que cada domingo tienen que multiplicarse diciendo misa por los pueblos de su diócesis, ofician en ocasiones para tres personas». Y es que, según ha afirmado en más de una ocasión el cardenal Castrillón, «con tres ya es suficiente» para que el obispo proceda a facilitar las cosas. Actualmente, y ante la próxima jubilación del prelado colombiano, hay un clima de expectativa en el Vaticano, dado que en principio la Comisión Ecclesia Dei va a pasar a depender de la Congregación para la Doctrina de la Fe. «Debería realmente depender de la Congregación para el Culto Divino», opinan las fuentes consultadas. Pero en cualquier caso no temen por su futuro: «Esté donde esté, tendrá autonomía. Eso es lo que quiere el Papa».
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