NUEVE PAÍSES SIGUEN LA ESTELA DE UGANDA Y DAN LA RAZÓN AL PAPA
Monogamia y fidelidad en África para frenar el sida
Lesoto, Malawi, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Suazilandia, Tanzania, Zambia y Zimbabwe, donde la tasa de prevalencia del VIH está en la mayoría de los casos por encima del 15 por ciento de la población adulta, han puesto en marcha lacampaña «Un solo amor» basada en la estrategia ABC (abstinencia, fidelidad, condones).
(Forum Libertas/ReL) Cuando todavía hay quien sigue empecinado en reprobar las palabras del Papa en el avión que le llevó a Camerún, en las que afirmó que el problema del sida «no se puede resolver simplemente con la distribución de preservativos»; cuando incluso personajes de la vida política, como el eurodiputado de ICV Raül Romeva, se atreven a calificar esas palabras como «un acto criminal», la voz de África se hace sentir para dar la razón a Benedicto XVI. Nueve países del África subsahariana decidieron hace meses seguir la estela de Uganda y Burkina Faso y emprender una campaña que lleva por título «Un solo amor», cuyo eje principal es favorecer la monogamia y la fidelidad frente a la promiscuidad. La nueva campaña está en la línea de la que se desarrolló en Uganda, centrada en la denominada estrategia del ABC (abstinencia, fidelidad, condones). Cabe recordar que, en esa región, uno de los factores que más favorece la extensión del sida es la práctica generalizada en muchos de sus países de tener varias parejas sexuales simultáneamente. Así, Lesoto, Malawi, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Suazilandia, Tanzania, Zambia y Zimbabwe, donde la tasa de prevalencia del VIH está en la mayoría de los casos por encima del 15 por ciento de la población adulta, y en algunos casos supera el 20 por ciento, han hecho suya la campaña. Anteriormente, ya en 2005, el presidente de Burkina Faso, Claire Compaoré, declaró en una entrevista que «la Iglesia no tiene el monopolio, yo también me he comprometido con la abstinencia», como una forma útil de luchar contra la pandemia causada por el virus del VIH. También se manifestó recientemente a favor del Papa el mayor experto en sida de Harvard, Edward Green, quien afirmó que existe «una relación entre una mayor disponibilidad de preservativos y una mayor tasa de contagios de sida». Monogamia frente a prosmicuidad En cualquier caso, poniendo en práctica «Un solo amor», estos nueve países pretenden fomentar la monogamia y luchar contra una de las causas por las que el sur del continente africano es el epicentro de la pandemia del sida: mantener múltiples parejas sexuales al mismo tiempo, un fenómeno que se explica por la vigencia de sociedades patriarcales que refrendan la poligamia; por tradiciones mal entendidas, como el que los hombres se acuesten con sus cuñadas en caso de enviudar éstas; o por prácticas modernas, como las de jóvenes que mantienen relaciones con hombres mayores, sugar daddies (papás de azúcar), a cambio de dinero, ropa o comida; o las de adolescentes que se inician en el sexo por presión del grupo. Ante el aumento de contagios en esos países, varias ONG realizaron encuestas para documentar las razones que había para mantener múltiples y simultáneas parejas. Sue Goldstein, responsable de investigación de Soul City en Suráfrica, una ONG para la prevención del sida a través de los medios de comunicación, explicaba entonces que de las entrevistas se deduce que todavía no se entiende el riesgo que supone el VIH: «Y estamos hablando de una emergencia, con 300.000 personas muertas al año en nuestro país». Según información publicada por el diario El País el pasado 13 de abril, las razones aducidas para las parejas múltiples son diversas. «La gente identifica a una persona como su pareja principal, pero luego tiene varios amantes», resaltaba Goldstein. «Para los hombres puede ser porque hay actos sexuales que no pedirían a su mujer, a la que deben respetar como madre de sus hijos. Y para las mujeres, porque sus hombres no las satisfacen, pero no lo verbalizan por temor a ser acusadas de infieles. El VIH está también ligado a desigualdad entre sexos», añadía la responsable de la ONG. Para movilizar a las comunidades rurales, Soul City ha reclutado como socio al Consejo de Líderes Tradicionales, que puede estimular el cambio de comportamiento que la campaña pretende. «A veces las cuestiones culturales son erróneas», decía Goldstein. «Hay líderes que aseguran que la costumbre de hombres de acostarse con las viudas de sus hermanos no tiene que ver con la tradición. Éste exige que el cuñado se responsabilice de la mujer e hijos de su hermano si éste muere, pero no tiene por qué haber sexo». La poligamia está presente, por ejemplo, en Suazilandia, donde su rey, Mswati III, tiene 14 esposas, y en áreas de Suráfrica donde el que con toda probabilidad será elegido presidente en las elecciones de esta semana, Jacob Zuma, está casado tres veces (cuatro si sumamos un divorcio). Gwynneth Wong, jefa de misión de Acción contra el Hambre en Lesoto y Suazilandia decía tras las encuestas que «en muchos casos la tradición supone la aceptación social de prácticas modernas». Así, hombres que se acuestan con varias mujeres con las que no se casan aluden a la poligamia como justificación. Otras causas No todas las relaciones múltiples y simultáneas se explican por la tradición. Tanto o más importantes son las relaciones en las que jóvenes se acuestan con hombres mayores a cambio de dinero, ropa o comida, o adolescentes que se inician en el sexo por presión de sus compañeros. «No es sólo la pobreza la que explica el sexo por dinero, hay una presión en el grupo para tener determinados objetos de consumo», explicaba Wong, con más de cinco años de experiencia en la zona. La multiplicidad de este tipo de relaciones supone la creación «de una red sexual invisible que posibilita la transmisión rápida del VIH una vez el virus entra en ella», tal y como rezan los folletos de la campaña. El virus se transmite con mayor virulencia en las primeras semanas de infección. La tasa de prevalencia del VIH entre las personas involucradas con múltiples parejas es del 36 por ciento en hombres de entre 20 y 24 años y del 21 por ciento en las mujeres de la misma edad.
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