EN LA MISA DE CLAUSURA DEL AÑO DE LA FAMILIA DE LA IGLESIA EN TIERRA SANTA
El Papa llama en Nazaret a la reconciliación de los cristianos y musulmanes
(RV/ReL) Benedicto XVI ha celebrado este jueves la Santa Misa en el Monte del Precipicio y ha exhortado a cristianos y musulmanes a reparar el daño hecho y a trabajar juntos para encontrar formas de convivir pacíficamente. El Papa ha lamentado las tensiones que Nazaret ha experimentado en los años recientes, «que han dañado las relaciones entre las comunidades cristiana y musulmana». En este contexto el Pontífice ha invitado a «las personas de buena voluntad de ambas comunidades a reparar el daño que ha sido hecho, y en la fidelidad al credo común en un único Dios, Padre de la familia humana, trabajar para construir puentes y encontrar formas de convivir pacíficamente. ¡Que cada cual rechace el poder destructivo del odio y del prejuicio, que asesinan el alma humana antes que al cuerpo!» El Santo Padre ha tenido palabras de gratitud y alabanza hacia cuantos se dedican «a llevar el amor de Dios a los niños de esta ciudad y educar a las nuevas generaciones por los caminos de la paz». Benedicto XVI ha citado de forma especial a las iglesias locales y como se esfuerzan, en escuelas e instituciones caritativas, en derribar los muros y ser terreno fértil de encuentro, de diálogo, de reconciliación y de solidaridad. «Animo a los sacerdotes, a los religiosos, a los catequistas y a los profesores a que se omprometan, junto con los padres y cuantos se dedican al bien de nuestros muchachos, a perseverar en dar testimonio del Evangelio, a tener confianza en el triunfo del bien y de la verdad, y a confiar en que Dios hará crecer toda iniciativa destinada a difundir su Reino de santidad, solidaridad, justicia y paz. Al mismo tiempo reconozco con gratitud la solidaridad que muchos hermanos y hermanas nuestros en todo el mundo expresan hacia los fieles de Tierra Santa, apoyando los loables programas y actividades de la Catholic Near East Welfar Association», expuso el Santo Padre. La celebración de hoy en Nazaret concluye el Año para la Familia celebrado por la Iglesia Católica en Tierra Santa, y el Papa ha hablado ampliamente en su homilía sobre la familia, «la primera escuela de la sabiduría, una escuela que educa a los propios miembros en la práctica de aquellas virtudes que conducen a la felicidad auténtica y duradera» y donde tienen lugar los «esfuerzos amorosos de los padres para asegurar una formación integral humana y espiritual para sus hijos». Hablando en concreto de la Sagrada Familia de Nazaret, el Papa se ha referido también a cada uno de sus componentes. María ha sido el punto de partido para hablar de las mujeres y de sus carismas y talentos particulares: «Ya sea como madres de familia, como presencia vital en las fuerzas laborales y en las instituciones de la sociedad, o como en la particular vocación a seguir al Señor». En cuanto a José, Benedicto XVI ha subrayado que «en el carpintero de Nazaret vemos como la autoridad puesta al servicio del amor es infinitamente más fecunda que el poder que intenta dominar». «¡Cuanta necesidad tiene nuestro mundo –ha dicho el Papa- del ejemplo, de la guía y de la silenciosa calma de hombres como José!» Y hablando sobre Jesús el Santo Padre se ha dirigido a los jóvenes presentes y les ha pedido que reflexionen y «dejen que el ejemplo de Jesús les guíe no sólo mostrando respeto a sus padres, sino también ayudándoles a descubrir con más plenitud el amor que da a nuestra vida el sentido más completo».
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