RECALCÓ LA «ESPECIAL VALENTÍA» DE VIVIR LA FE EN TIERRA SANTA
El Papa llama en Ammán a reconocer el «carisma profético» de la mujer
Ante la presencia de unos 25.000 fieles, Benedicto XVI resaltó durante la homilía de la misa que ha celebrado en el Estadio Internacional de Ammán «la dignidad especial, vocación y misión de la mujer en el plan de Dios» que desafortunadamente «no han sido siempre comprendidas ni estimadas lo suficiente», advirtió.
(R.B./ReL) Benedicto XVI ha celebrado su primera misa multitudinaria del viaje apostólico a Tierra Santa en el Estadio internacional de Ammán, Jordania, a la que acudieron unos 25.000 fieles, algunos de ellos proveninetes de paises limítrofes como Líbano, Siria e Iraq. A pesar de que hoy es día laborable en Jordania, país de mayoría musulmana, las autoridades han decretado jornada festiva para los cristianos-unos 110.000, el 1,9 por ciento de la población-, para que puedan asistir a los actos relacionados con la visita del Santo Padre. Durante la homilía de la misa dominical, que fue oficiada según el rito latino, uno de los seis vigentes en Tierra Santa, Benedicto XVI ha realizado especial hincapié en «la dignidad especial, vocación y misión de la mujer en el plan de Dios». «¡Cuánto debe la Iglesia en estas tierras al testimonio de fe y de amor de innumerables madres cristianas, religiosas, maestras, enfermeras, de todas las mujeres que de distintas formas han dedicado su vida a contruir la paz y a promover el amor!», ha subrayado el Papa. Sin embargo se lamentó de que «esta dignidad y misión donadas por Dios a las mujeres no han sido siempre comprendidas ni estimadas lo suficiente» al tiempo que recordó que «hombre y mujer, creados a imagen de Dios, están llamados a complementarse». Una especial valentía Benedicto XVI quiso hacer un llamamiento a todos los fieles para animarles a «dar testimonio de la fe cristiana y a mantener la presencia de la Iglesia» en medio de las circunstancias gravemente particulares de aquellas tierras. «La fidelidad a vuestras raices cristianas» y «a la misión de la Iglesia en Tierra Santa os piden una especial valentía: el coraje de la convicción que nace de una fe personal, no simplemente de una convencion social o de una tradición familiar; el valor del comprometeros en el diálogo y de trabajar codo a codo con los demás cristianos en el servicio del Evangelio y en la solidaridad», «el valor de construir puentes» para un «fecundo encuentro de personas de diversas religiones y culturas». Con anterioridad a la celebración de la Santa Misa, el Patriarca Latino de Jerusalén, Fouad Twal, se dirigió al Santo Padre para anunciar, con motivo de la jornada de las vocaciones religiosas que hoy celebra la Iglesia católica, una noticia esperanzadora para los creyentes católicos en la región: el seminario que tiene este patriarcado en Jerusalén está totalmente lleno y han tenido que ampliar las instalaciones para acoger al gran número de seminaristas. La mayor parte de ellos proviene de Jordania, donde la convivencia entre musulmanes y cristianos es buena y las familias cristianas viven tranquilas «y en ellas se desarrollan los valores familiares, la alegría y el entusiasmo», precisó Twal. Cristo como piedra angular En un sencillo acto por la tarde en Betania y a orillas del río Jordán, Benedicto XVI animó a los presentes a ponerse «en actitud de reverencia para recordar nuestro propio bautismo» en este lugar, a donde ya en el siglo IV la gallega Egeria peregrinó, como ha recordado el Papa. En el momento de proceder a la bendición de las primeras piedras de dos nuevas iglesias católica, una de rito latino y la otra greco-melquita, el Santo Padre trajo a la memoria el salmo 117 («la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular") y reseñó que estos dos edificios servirán «para edificar la única familia de Dios» y deseó que «el Señor refuerce a las comunidades que en ellas realizarán su culto». Por último, Benedicto XVI exhortó a la comunidad católica de Jordania a otorgar primordialidad «al diálogo y a la comprensión, aún cuando las reivindicaciones propias sean legítimas» y les exhortó a «estar agradecidos a quienes os guían yu sirmen como ministros de Cristo». «En sus enseñanzas acogeréis a Cristo y a Quien lo envió», remachó el Papa.
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