Domingo, 24 de noviembre de 2024

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Santiago y los orígenes del cristianismo en España

Santiago y los orígenes del cristianismo en España

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Testimonios documentales sobre la predicación de Santiago

1. Entre los siglos V y IX se desarrolla la veneración hacia todos los Apóstoles. Se generalizan progresivamente sus fiestas, que en principio eran locales. Durante ese tiempo, en libros litúrgicos de Oriente y Occidente, o por separado, se compilan los datos referentes a todos los Apóstoles en breves Indices (calendarios de sus fiestas, breviarios, Nomina Apostolorum,...) Unos recogen datos biográficos (nacimiento, predicación, muerte, sepultura); otros se limitan a señalar la passio con el lugar de la muerte, que es lo que conmemora la fiesta correspondiente. Por lo que toca a Santiago, algunos textos orientales, como también la Passio latina, evocan su predicación en Judea y Samaria. Los actos griegos, coptos y etiópicos afirman la predicación a los judíos de la Diáspora.

2. Distintos textos latinos añaden la predicación en Hispania o en Hispania et occidentalia loca. El Breviarium Apostolorum ex nomine ubi predicaverunt, orti vel obiti sunt (que circula por todo el Occidente desde finales del s.VI o comienzos del VII) dice de Santiago: "hic Spaniae et occidentalia loca praedicat...". En el mismo sentido se puede citar la lista Nomina Apostolorum per singulos cibitates ubi predicaverunt evangelium (Norte de África, s.VIII y anteriores): "Jacobus Zebedei in Spania".

3. El opúsculo hispano de comienzos del s.VII, De ortu et obitu Patrum qui in Scriptura laudibus efferuntur, muy difundido también por Occidente, como obra de San Isidoro de Sevilla, en la noticia biográfica dedicada particularmente a Santiago (cap.71) dice: "...Spaniae et occidentalium locorum Evangelium praedicavit et in occasum mundi lucem praedicationes infudit".
 
4. Una serie de textos que destacan la predicación de los Apóstoles por todo el mundo y su distribución según las sortes propias que cada uno había recibido, asignan Hispania a Santiago: San Isidoro de Sevilla, San Beda el Venerable, San Beato de Liébana...


5. San Aldhelmo de Malmesbury (Inglaterra), a fines del s.VII, en el poema dedicado al altar de Santiago dentro de una basílica que los tenía dedicados a los Doce Apóstoles, señala la predicación en España: "primitus hispanas convertit dogmate gentes". El himno a Santiago O Dei verbum, de la Liturgia hispana (s.VIII, reino de Asturias), asigna también al Apóstol como tierra de misión España, donde preside, cumpliéndose la petición de que los Zebedeos estuviesen a derecha e izquierda en el Reino de Jesús: Juan en Asia, Santiago en Hispania.
 
Después del siglo XI, la creencia en la predicación de Santiago en España posee la universalidad en la Iglesia Occidental y se extiende también por Oriente. Es un dato firme de la literatura hagiográfica y de la liturgia.
 
La polémica acerca de la cuestión se ha detenido excesivamente en el intento de demostrar con argumentos positivos que es imposible o inverosímil la predicación de Santiago en España. A la luz de la ciencia histórica actual esos argumentos no son válidos:
 
    Si se admite la incierta opinión de que durante un buen número de años los Apóstoles no consideraban abierto el camino a los gentiles, solo puede entenderse de una prioridad a favor de los judíos, lo que no excluye a los judíos de la diáspora.
 
    Deducir del libro de los Hechos que los Apóstoles no salieron de Jerusalén hasta después de la muerte de Santiago, supone violentar la verdadera estructura del libro que no es una historia completa de los Apóstoles.
 
    El criterio paulino de predicar donde Cristo no había sido nombrado (Rom 15, 20), además de no tener un sentido absolutamente excluyente, no sería aplicable a territorios amplios donde pudieron quedar grandes zonas sin evangelizar. Acaso el proyecto paulino de ir a España responde también al programa de la última fase de su vida: consolidar cristiandades ya constituidas.
 
    Por último, el máximo argumento, minuciosamente analizado por Duchesne, del silencio de los escritores españoles antiguos no tiene consistencia al advertir que, aún mayor, afecta a la predicación de San Pablo y a otros hechos importantes de la historia de la Iglesia antigua.


 
Donde tiene campo abierto la crítica histórica es en lo tocante a la génesis, propagación y valor, de la convicción occidental de los siglos VI-VIII.

   
Es una suposición infundada el que todos los textos deriven de otro único (el Breviarium) que habría sido manipulado para introducir en él la noticia de la predicación (Duchesne).
 
    Tampoco hay suficientes razones para sostener, como hace Lipsius, que la idea fue promovida por la Iglesia española del sigo VII con el fin de sustituir con otro Apóstol a San Pablo, cuya adscripción a España sería mal vista por Roma que lo reclamaba en exclusiva para sí. La principal razón es que la primera mención española de San Pablo aparece en San Isidoro, quien también habla de Santiago.
 
    Gams supone que el hecho de la traslación del Cuerpo de Santiago muerto dio ocasión, en virtud de una modalidad lingüística, para que se terminara hablando del viaje de Santiago vivo. Pero esto exigiría una localización notoria de la sepultura antes de que aparezcan las menciones de la predicación.
 
Por último cabe preguntarse si la convicción occidental de la alta Edad Media es manifestación de una tradición más antigua. De ella pueden encontrarse indicios en los numerosos textos (ss.IV-V) que, refiriéndose de un modo genérico a la predicación de los Apóstoles por todo el mundo, sin ligar necesariamente a cada Apóstol con un país determinado, mencionan expresamente a Hispania.

Los textos, vistos aisladamente, podrían interpretarse de otra forma pero, a la luz de las menciones de los siglos VII-VIII pueden también entenderse como alusiones y vestigios de la misma corriente tradicional que aflora luego por escrito.



Culto sepulcral y traslación

1. Aunque la Passio y otros Actos e Indices, de acuedo con Hch 12,2 ponen la muerte de Santiago bajo Herodes y la sitúan casi siempre en Jerusalén, añadiendo algunos ibique sepultus est, es notable que no haya noticia de un culto sepulcral, al menos duradero, en Jerusalén ni en otro lugar de Palestina.

2. El De ortu et obitu Patrum, el Breviarium Apostolorum y otros textos, incluso orientales, señalan como lugar de la sepultura de Santiago un lugar designado por dos vocablos con variantes en los manuscritos:

a.     
Acha o Achi (Aca - Aci) o Achaia (en copias tardías, Arca, Arce).
b.      Marmarica (o Marmorica).

El modo como surge este topónimo en los textos sugiere la idea de una inventio o traslado. A partir de este tiempo, en los ss.VII-VIII, Santiago (que antes no se contaba entre los Apóstoles de culto extendido) comienza a tener iglesias dedicadas y veneración de reliquias en Galicia, Francia e Inglaterra lo que requiere un foco, un sepulcro, donde quiera que estuviese.


Manuel Ximénez: "Traslado del cuerpo del apostol Santiago" (s.XV)

3. En la primera mitad del siglo IX se nos manifiesta en Galicia un culto intenso y creciente al Cuerpo de Santiago, cuya presencia allí presupone un traslado. Ahora bien, ¿qué hay en el origen de esta veneración? ¿Un traslado contemporáneo? ¿Un descubrimiento inesperado del sepulcro? ¿Un lento proceso de identificación de un sepulcro ya conocido? ¿La simple exaltación de una devoción ya existente?

Todas estas hipótesis tienen partidarios y coinciden en dar por seguro el dato de la tradición compostelana, según el cual hubo un descubrimiento en tiempos del obispo de Iría Teodomiro (c.813)y solo difieren a la hora de interpretarlo: ¿fue un descubrimiento total? ¿o sólo el hallazgo y exhumación de un cuerpo que ya era objeto de culto local, mas no era accesible por estar soterrado?

El lugar de Galicia en que recibe culto el Cuerpo de Santiago se denomina en la abundante documentación local de los ss.IX-XI Arcis, o Archis, Marmoricis o Marmaricis y sin que se pueda establecer ninguna dependencia literaria con los textos antiguos que hemos citado.

El hecho de la localización del Cuerpo de Santiago en Galicia, anterior a las leyendas explicativas, admitido con naturalidad por la Iglesia, sería inexplicable sin datos precedentes que permitiesen relacionar con Galicia una sepultura que los textos muy conocidos de los Hechos y de la Passio inducirían necesariamente a situar en Palestina. La búsqueda de esos datos es un quehacer pendiente:

   
¿Traslación en el siglo I como suponen las narraciones medievales?: es posible, aunque menos normal que después; no se opondría la edad del edificio sepulcral.
 
    ¿Traslación del siglo IV en adelante, con o sin etapas intermedias, en tiempo próximo a la mención del Arca Marmarica?: sería congruente con la abundancia de traslados de otros santos, con las adaptaciones del edificio sepulcral, con la cronología litúrgica (fiesta del 25-julio).
 
Elaborado a partir de:

     Guerra Campos, José, voz “Santiago” en Diccionario de Historia Eclesiástica de España IV, CSIC, Madrid, 1972, 2183-2191

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Título: El Apóstol Santiago y su sepulcro Librería Balmes
Autor: Juan José Cebrián Franco  
Editorial: San Pablo  
Páginas: 109  
Precio 6 euros  
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