Nota conjunta de los 10 obispos de Castilla y León: contra el aborto y el abandono de la embarazada
Los obispos de las diez diócesis de Castilla y León, una de las regiones más envejecidas de Europa, han publicado una nota conjunta sobre el aborto. La causa es el debate suscitado una semana antes cuando el vicepresidente de la región anunció como "medida provida" que a las embarazadas (hay unas 12.000 al año en la región, de las que abortan unas 2.000) se le ofrecerán más ecografías y sonogramas del latido fetal.
Eso bastó para que la izquierda se lanzara en una furibunda campaña abortista: es año electoral, y muchos analistas creen que tema del aborto divide al votante del PP, refuerza al de Vox y hay más debate sobre si logra movilizar o no al de izquierdas, pero al menos le distrae de otros temas (como la Ley trans, que divide a las feministas de distintas ramas).
La nota de los obispos tiene varias virtudes:
- está firmada por todos los obispos de la región,
- no es larga,
- defiende la vida del no nacido desde la concepción,
- da valor al embrión mencionando palabras del Papa Francisco,
- recuerda que Castilla está envejecida,
- pide ayudas para la embarazada,
- recuerda datos concretos de la última reforma de aborto (embarazadas adolescentes, quitar el sobre de información, quitar el tiempo de reflexión...),
- recuerda algunos conceptos del Tribunal Constitucional de 1985 sobre el nasciturus,
- defiende la objeción de conciencia sanitaria,
- critica "posicionamientos ideológicos o partidistas" y pide acudir a "conocimientos proporcionados por la ciencia".
En contra:
- la nota usa un lenguaje complicado y le falta épica,
- ha tardado una semana en llegar,
- no pide expresamente la abolición de todo aborto legal,
- no reconoce el esfuerzo de las asociaciones provida por acompañar mujeres y salvar bebés,
- no menciona el papel de los partidos políticos en el aborto en Castilla;
- pierde la oportunidad de explicar el trabajo de la Iglesia a favor de esas mujeres y sus familias,
- no usa la palabra "latido fetal" (que es lo que espanta a la industria del aborto, porque hace pensar "demasiado"),
- no es exigente con los médicos, enfermeras y su juramento hipocrático,
- en ninguna parte se dirige específicamente a los cristianos,
- su argumentación es muy generalista: excepto la mención al envejecimiento extremo (Castilla tiene más muertes que nacimientos desde 1988) y algún dato legal, en Argentina o México podría publicarse una casi igual.
Reproducimos a continuación el texto completo.
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Nota de los obispos de Castilla y León ante el debate sobre la vida naciente y la cuestión del aborto
20 de enero de 2023
Ante el debate suscitado estos días sobre la vida humana naciente y la cuestión del aborto, los obispos de las diócesis de Castilla y León queremos recordar los principios que la Iglesia ha propuesto de modo constante en torno al don de la maternidad y la dignidad de la vida humana naciente.
1. Todo ser humano, más allá de cualquier condicionamiento, desde su concepción hasta su muerte natural, es siempre un bien para la humanidad y un don de Dios, creado a su imagen y semejanza, que debe ser acogido, protegido y amado.
2. Nuestro reconocimiento y profundo agradecimiento a las mujeres gestantes que con su entrega portan con amor en su seno el don precioso de la vida, esperanza y futuro de nuestra sociedad, particularmente en una tierra como la nuestra que se va despoblando y sus habitantes envejeciendo. Este reconocimiento se hace extensivo a quienes componen su núcleo familiar más íntimo que les acompañan en estas etapas decisivas de la vida.
En palabras del Papa Francisco: “El embarazo es una época difícil, pero también es un tiempo maravilloso… Cada mujer participa del misterio de la creación, que se renueva en la generación humana… Pensemos cuánto vale ese embrión desde el instante en que es concebido” (AL, 168).
3. Queremos estar cerca de las embarazadas que atraviesan circunstancias no deseadas o difíciles de tipo personal, familiar, laboral, económico o de cualquier índole, y ponernos a su servicio. Es necesario que tengan la certeza de que no están solas en sus dificultades y que pueden contar con toda la ayuda que podamos prestar desde los organismos eclesiales y de ayuda a la mujer gestante. Así mismo, es preciso que la sociedad, sus instituciones y administraciones públicas y los diversos ámbitos económicos, laborales y sociales respondan adecuadamente a todas sus necesidades.
4. Vuelve a decirnos el Papa Francisco: “Si un niño llega al mundo en circunstancias no deseadas, los padres, u otros miembros de la familia, deben hacer todo lo posible por aceptarlo como don de Dios y por asumir la responsabilidad de acogerlo con apertura y cariño. Porque «cuando se trata de los niños que vienen al mundo, ningún sacrificio de los adultos será considerado demasiado costoso o demasiado grande, con tal de evitar que un niño piense que es un error, que no vale nada y que ha sido abandonado a las heridas de la vida y a la prepotencia de los hombres»” (AL, 166).
5. La muerte provocada del ser humano, también en el seno materno mediante la práctica del aborto, no puede ser considerada como un derecho, pues niega de raíz la vida, fundamento de la dignidad humana que sostiene todos los demás derechos.
Ofrecer un período de reflexión y proporcionar información sobre alternativas al aborto permiten a la mujer gestante contar con elementos necesarios para ponderar sus decisiones. Asimismo, los profesionales sanitarios pueden ejercer el derecho fundamental de objeción de conciencia sin sufrir la estigmatización que supone el ser obligados a inscribirse en una lista de objetores.
Desvincular de la ayuda y cuidado de sus padres, en el ejercicio de su patria potestad, a una menor embarazada que se plantea abortar la hace vulnerable y la deja sola ante una situación tan complicada.
6. Por eso, es necesario proporcionar siempre toda la ayuda y acompañamiento necesarios a las personas que pasan por situaciones de dificultad o vulnerabilidad, como es el caso de mujeres embarazadas en circunstancias no deseadas o difíciles, junto con la acogida y protección del nasciturus, habitualmente ignorado como parte concernida en esta cuestión, y que debe ser considerado como un bien primordial que el ordenamiento jurídico está llamado a reconocer, tutelar y promover.
El cuidado y promoción de ambas realidades son indicadores de sociedades verdaderamente humanas, fraternas y civilizadas.
7. Es conveniente abordar esta cuestión mediante un amplio diálogo social, sosegado y racional, partiendo de la realidad, con la participación de los diversos ámbitos que configuran la sociedad, más allá de posicionamientos ideológicos o partidistas y con la ayuda de los conocimientos proporcionados por la ciencia y la antropología.
De este modo podremos considerar adecuadamente las cuestiones esenciales en torno al inicio de la vida humana, la gestación y la maternidad y ver el modo de superar sus desafíos y dificultades. Lo cual lleva consigo el compromiso esencial de reconocer, promover y proteger siempre la vida de todo ser humano, desde su inicio en el seno materno hasta su fin natural, custodiando su dignidad como un bien esencial que constituye el fundamento del bien común y de la sociedad.
+ Luis Javier Argüello García, arzobispo de Valladolid
+ Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos
+ César Augusto Franco Martínez, obispo de Segovia
+ Jesús Fernández González, obispo de Astorga
+ Luis Ángel de las Heras Berzal, CMF, obispo de León
+ Manuel Herrero Fernández, OSA, obispo de Palencia
+ Abilio Martínez Varea, obispo de Osma-Soria
+ José Luis Retana Gozalo, obispo de Ciudad Rodrigo y obispo de Salamanca
+ Fernando Valera Sánchez, obispo de Zamora
+ Jesús García Burillo, administrador diocesano de Ávila