«Clausura, feminismo radical», un libro de testimonios del periodista Rafael Ángel Aguilar
Feminismo radical: el de la clausura... un periodista visita sus conventos y constata su alegría
Clausura: feminismo radical. ¿Cómo? Bien, si el feminismo busca liberar a la mujer y en los monasterios de clausura las mujeres dicen sentirse libres y felices, radicalmente, parece que allí se logra esa liberación.
Aunque hay religiosas que quieren matizar: "la libertad se la damos a Dios para obrar en nosotras, Él es libre para actuar". Y lo que das a Dios, Dios lo transforma. Si le das tu libertad, su feminidad, tu maternidad, Él transforma esas cosas y las mejora y amplía a otro nivel.
Clausura, feminismo radical (Freshbook, en Creo Tienda) es un libro del periodista cordobés Rafael Ángel Aguilar Sánchez. Empezó como un artículo en ABC Córdoba sobre la vida de unas religiosas de clausura. Se hizo viral en las redes. Animado por la editorial, se lanzó a un periplo por monasterios femeninos de toda España.
"Este libro es más que nada un testimonio, una incursión en una realidad que parece velada a los ojos de un mundo que todo lo evalúa con criterios de utilidad y beneficio", explica en el prólogo Jesús Sánchez Adalid, el famoso autor de novelas históricas como "El Mozárabe" o, recientemente, "Los baños del pozo azul".
"Esas mujeres, en su ejercicio cósmico y extemporáneo de amor a lo invisible, arrancan del Eterno, a base de mucha oración, del contacto permanente con Él, de sacrificios, de enormes sacrificios, esas gracias que necesitamos todos. En medio de una vida de anonimato, abnegación y silencio, junto con el trabajo manual y físico, estas almas van adentrándose en el corazón del Creador, y gracias a esta intimidad con Él, van haciendo de este mundo un mundo más espiritual y más de Dios".
Un periodista de locutorio en locutorio
Aguilar Sánchez, el periodista, fue de locutorio en locutorio: Córdoba, Sevilla, Jerez de la Frontera, Daimiel, Malagón, Barcelona, Madrid, Alba de Tormes... Y confirmó que todas las religiosas "suelen contar lo mismo":
- alegría de la renuncia de la vida mundana en beneficio de la unión divina
- la fuerza de la llamada que las reclamó
- la convicción de que estando donde están hacen al mundo y a la Iglesia mejores
El periodista Rafael Ángel Aguilar ha ido de locutorio en locutorio hablando con las mujeres que se han retirado del mundo para presentar el mundo a Dios
"Estoy enamorada de Él. Locamente"
La madre Cristina, que lleva 50 años en las carmelitas descalzas de San Calixto, cerca de Hornachuelos, explica: "Estoy enamorada de Él. Locamente. enamorada de Cristo. Y aquí dentro es donde Él me quiere".
La clave es mantener siempre "nuestro espíritu de pequeñez y pobreza, de caridad, de abnegación, de menosprecio propio...", asegura. "La que quiera que acepte esto, y la que no, que se vaya. Aquí no necesitamos a nadie, y tampoco nos hace falta que nadie nos entienda. El día que la gente de afuera lo haga, dejaremos de tener sentido", considera. En el convento son 15 hermanas, la menor tiene 33 años. Usan Internet solo para "coger patrones para la ropa de bebé que luego vendemos".
Sor Alba, concepcionista franciscana de Hinojosa del Duque explica: "Él me llamó, me dijo ven, me cogió de la mano y me pidió que pasara la vida adorándole, porque así hago mejor el mundo. Le obedecí. No creo que nadie pueda decir que es más felizq ue yo".
Sor Lucía, una panameña en las mínimas de Daimiel (Ciudad Real) explica que hasta los 18 años no tuvo interés por nada religioso. La invitaron a un ciclo de Confirmación y descubrió que Alguien, Cristo, la amaba desde siempre. "Me puse a llorar al ser consciente de eso". Conocía religiosas de vida activa, pero quería otra entrega. Y llegó a Daimiel, donde lleva 15 años. Su hermana de convento, sor Magdalena, dice: "aquí también encuentras una familia y además con unos lazos espirituales que son muy poderosos".
¿De qué se confiesan las monjas de clausura?
El periodista entrevista a un sacerdote que lleva 30 años confesando mojas de clausura.
Ellas se acusan, dice, de que "han sido infieles a Dios en la oración, porque la ejerciten con tibieza o con desgana. También les atormentan a veces los problemas de convivencia o las dificultades para perdonar". Esa es su lucha contra el pecado. Se confiesan cada diez o quince días.
Pero esa lucha es una tarea secundaria, tienen un trabajo más importante entre manos: "intentan hacer realidad lo que decía el escritor francés Saint-Exupéry: amarse no es mirarse el uno al otro, sino caminar unidos en una misma dirección". En ruta hacia el Cielo, hacia Dios.
Prohibido hablar del procés: "aquí hay opiniones para todos los gustos"
En Barcelona, en el monasterio de clarisas de Pedralbes, fundado en 1327, en el barrio más rico de la ciudad, la abadesa Montserrat Casas, de 85 años, explica al periodista que ha prohibido a las religiosas hablar del "procés". "Aquí dentro hay opiniones para todos los gustos: unas madres están a favor de una Cataluña fuera de España y otras no, así que este tema no lo tocamos en nuestras charlas para evitar conflictos", explica.
La alcaldesa populista Ada Colau no acude nunca a la misa anual de la Virgen de la Merced y se muestra siempre de un laicismo radical militante. Sin embargo, sí acude aquí, a las clarisas de Pedralbes, a visitarlas para la fiesta de Santa Eulalia, como han hecho siempre todos los otros alcaldes. Colau agradeció en público sus rezos tras los atentados yihadistas de las Ramblas de 2017.
La teleserie española sobre Santa Teresa
El periodista habla también con la cineasta cordobesa Josefina Molina, directora de la teleserie española de los años 80 sobre Santa Teresa de Jesús, protagonizada por Concha Velasco. A ella le conmovió entonces la defensa que la santa hacía de la independencia de la mujer. "Señor, no aborrecisteis a las mujeres cuando andábais por el mundo; antes al contrario, las favorecisteis siempre y hallasteis en ellas tanto amor y más fe que en los hombres", escribió la santa.
La cineasta Josefina Molina dirigió la serie de RTVE sobre Santa Teresa
La cineasta leyó sobre Teresa. "Cuanto más leía, más me daba cuenta de que fue una mujer con muchas de las virtudes que entonces sólo se atribuían a los hombres: acción, valor, sentido de la amistad..."
Escribió una novela sobre ella y la alaba por sus iniciativas. "Tomó el camino de la pobreza, la no violencia, la soledad, el autoconocimiento y la construcción del espíritu. Se rebeló pacíficamente contra lo establecido esforzándose por conservar su libertad interior sin perder el sentido del humor".
El Papa telefoneó a un convento andaluz: "dónde andarán esas monjas"
El periodista acude a Lucena a hablar con sor Adriana, la monja carmelita argentina que se hizo algo famosa cuando el Papa Francisco llamó por teléfono para felicitar el año nuevo y dejó un mensaje en el contestador: "Qué andarán haciendo las monjas que no cogen el teléfono", dijo, en una locución que hoy es viral en Internet.
Sor Adriana fue una niña de familia acomodada en el barrio señorial de Recoleta, "donde están las embajadas y cementerios de postín". Sintió el llamado a los 10 años. No la dejaron entrar en el convento hasta los 18, cuando estudiaba ya informática. Ahora tiene 62. Explica las instrucciones que el Papa da a las religiosas: iluminar a través del torno, del locutorio, y de la oración.
En San Pedro de Cardeña el periodista conoce a Belén, una mujer española que vivió en Nueva York y pasó tiempo explorando el hinduismo y las religiones orientales, incluso viviendo unos meses en un ashram, centro de retiros hindú. Ahora va a misa casi diaria, sigue el rezo de las horas y se plantea se un día entrará en un convento. Es Dios, que llama a su ritmo.
Y así, se van desgranando más y más historias a ritmo tranquilo. Hay contemplación también al escribir.
"Son felices: yo las he visto"
El periodista toma notas, es testigo, cuenta lo que ve. Y saca sus conclusiones.
"Son felices con lo que tienen. Yo las he visto, las he visitado, he hablado con ellas, unas más serias, otras más coquetas, a algunas ni siquiera he podido ponerles cara porque no se dejan ver, porque no te miran cuando hablan, si es que hablan. están contentas con lo poco que tienen. [...] Y ahora, dime tú ahora si vas a ser capaz de seguir viviendo como si nada. Como si no hubieran entrado en tu vida para revolverla de abajo a arriba. Como si no fueran a quedarse contigo para siempre".