Margarita Bauzá vive de santa Clara como monja de clausura
Novio, fiestas, buenas notas... y a la clausura: «Lo que Dios me ha dado a cambio es incomparable»
Margarita Bauzá, a sus 18 años, tenía novio, salía de fiesta y quería llegar a ser profesora en un futuro. Además, tenía muy buena nota en el examen de selectividad, lo que le permitía elegir carrera con comodidad en la universidad.
Sin embargo, Dios tenía otros planes. Ahora, esta joven mallorquinaes monja de clausura en el convento de Santa Clara, en Palma de Mallorca, donde se ha iniciado como postulante.
“No fue de la noche a la mañana”, explicó Margarita a UltimaHora. “Desde que sentí la llamada de Dios hasta que entré en el convento ha pasado un año. Y a lo largo de este tiempo, Dios me ha ido hablando, me ha ido, de alguna manera, seduciendo, y yo me he enamorado de él. Y como Él me ha pedido que le entregue mi vida, yo le he dicho que sí”.
Una fe cuidada desde la familia
“De pequeña era una niña muy buena, dócil como un ángel”, repasa Margarita Puigserver, la madre de la postulante. “Era un poco traviesa pero muy buena. Sobre todo muy silenciosa. No era una niña que rezara, ni mucho menos, pero sí que íbamos todos los domingos a misa y tenía fe”, rememora.
Sus padres siempre mantuvieron en casa una cultura cuidada, prestando especial atención a la educación de los hijos. "Margarita y yo hemos estado muy unidos desde que éramos pequeños. Hacíamos y hacemos mucha vida de familia. Todo se ha contado siempre en casa", explica su hermano Juan Bauzá Puigserver, que también sigue sus pasos en el camino de la fe y ha decidido ingresar en el seminario de Palma. Quiere convertirse en sacerdote en los próximos años.
Margarita habó así para UltimaHora a propósito de su vocación:
-¿A qué ha tenido que renunciar al dar este paso?
-A nada. Porque si lo comparo con lo que me ha dado Dios... ¡como es tanto..! Es que no se puede comparar.
-¿Dónde sintió la llamada de Dios?
-En Cracovia, Polonia, a donde había acudido para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud, con el Papa.
-¿Cómo se lo dijo a su novio...?
-Cuando regresé a Palma, quedé con él y le dije que lo dejábamos, sin darle más explicaciones. Estuve un año sin contarle nada. Esto hizo que me sintiera mal, y más viendo que él respetaba mi decisión, sin molestarme ni pedirme nada. Entonces, cuando tomé la decisión de entrar aquí, hablé con él y se lo expliqué. Y la verdad es que le estoy muy agradecida, porque a lo mejor no lo entendió del todo, pero respetó mi decisión.
-¿En el tiempo que está aquí, ha tenido alguna duda, crisis...?
-No, ya que más feliz que aquí no voy a estar en ningún lugar.
-¿Qué les diría a los chicos y chicas de su edad para que la entendieran...?
-Seguramente no me entenderían, porque entender esta vida no es fácil... Pero yo les diría que si Jesús te pide una cosa, como me ha pedido a mí, hay que decirle que sí, pues no encontrarán nada mejor que esto.
-¿Cómo es su día aquí dentro? Una rutina, suponemos...
-Aunque al entrar pude pensar que lo podría ser, no lo es. El amor de Dios hace que cada día sea distinto, nuevo. Por eso, cada vez estoy más enamorada de Él.
- ¿Cuándo será monja?
- No antes de nueve años... Ahora soy postulante. Si lo supero, que seguro que sí, pasaré a ser novicia, luego entraré en la etapa de juniorado, donde podré hacer votos temporales, y por último ser monja.
-¿Veis televisión...?
-No, pero nos solemos enterar de las cosas. Algún domingo vemos alguna película religiosa.