El ex demócrata cristiano Peces-Barba pide desde El País «palo» para los católicos

“Cuanto más se les consiente y se les soporta, peor responden. Solo entienden del palo y de la separación de los campos”. Así es como, a juicio del fundador y ex rector de la Universidad Carlos III de Madrid, Gregorio Peces-Barba, se debe tratar a los católicos  en España, “una de las grandes perjudicadas del clericalismo”.

En un artículo titulado “La laicidad, objetivo de la democracia en España” aparecido este domingo en el diario El País, el que fuera en sus épocas juveniles un militante cristiano que optó al doctorado con una tesis sobre el filósofo católico Jacques Maritain, señala que “España ha sido una de las grandes perjudicadas del clericalismo, y lo ha sufrido en sus carnes antes del franquismo, durante el franquismo y con la democracia, cuando todavía hay demasiada contemporización con los peores usos clericales”.
 

Para el ex demócrata cristiano, el laicismo radical y excluyente del actual presidente del Gobierno no es suficiente: “Hay muchos aspectos pendientes y el gobierno de Rodríguez Zapatero consiente demasiado pensando que es una buena fórmula ¡Craso error!. En cuanto se les presenta la ocasión, como en estas elecciones autonómicas, dicen que no se puede votar a partidos que apoyan el divorcio, el aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo”.
 

Por ello, el que es uno de los padres de la Constitución pide “al PSOE y a su Gobierno que se decidan a tomar medidas que se sitúen claramente en la línea debida. Al menos dos medidas, derogación de los acuerdos con la Santa Sede y supresión de la enseñanza reglada de la religión deben ser tomadas. ¡Todavía se puede hacer!”.

“No podemos ser tan ingenuos como para pensar que la inacción por nuestra parte va a ser respondida con la neutralidad y el juego limpio. Eso solo ocurrió con Juan XXIII y con Pablo VI. Después las cosas volvieron a su cauce tradicional y la deslealtad a las autoridades civiles volvió a ser la regla. Son partidarios de todo lo que representa Doña Esperanza y no se puede esperar nada. Cuanto más se les consiente y se les soporta, peor responden. Solo entienden del palo y de la separación de los campos. Un Estado libre y una Iglesia libre, cada uno en su ámbito y sin que puedan tener ningún ámbito exento, ni ningún privilegio. Pactar con ellos desde la buena fe es estar seguro de que se aprovecharán todo lo que puedan”, señala.
 

Es por todo lo expuesto que Peces-Barba propone llegar a “la última meta” de “la laicidad” que convierta a España en un Estado aconfesional en el que las confesiones y los poderes públicos mantendrán “relaciones de cooperación” en favor de la sociedad.