Cuaresma 2024
Somos polvo moldeado por las Manos de Dios.
La ceniza en la frente es un símbolo de lo efímero de la vida. Nos recuerda que la muerte es inevitable para todos y que debemos ser conscientes de nuestra fragilidad y mortalidad. Es una invitación a la humildad y al arrepentimiento de cualquier actitud o sentimiento de soberbia, superioridad o indiferencia hacia los demás. Todos somos ceniza moldeada por las manos de Dios. ¿Qué me hace superior a cualquier otro ser humano?.
No nos quedemos en una visión pesimista, porque la ceniza no nos debe llevar a vernos condenados. Nada más lejos de lo que significa. La ceniza es un signo de esperanza, pues recuerda la muerte de Jesús en la cruz y también su resurrección. Dios puede sacarnos del lodo que nos atrapa en la vida cotidiana. . La ceniza se obtiene de las palmas o ramos del Domingo de Ramos del año anterior, que se queman y se bendicen. Al recibir la ceniza en forma de cruz, el sacerdote pronuncia las palabras que tienen importancia. Hace años recibíamos la ceniza con la frase “Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás”. Hoy nos dicen lo mismo de una forma estéticamente menos dura: "Conviértete y cree en el Evangelio".
Convertirnos implica dejarnos transformar por Cristo. Creer en el Evangelio, es creer la Buena Noticia: todo y todos, tenemos sentido en Cristo. El significado de la ceniza en la frente va más allá de un simple rito costumbrista. Es un mensaje universal que nos invita a la humildad y nos recuerda la fragilidad humana. Es un llamado a la tomar conciencia de ello, reflexionar, dejar que el Espíritu llegue a todo nuestro ser e iniciar el camino que el Publicano nos muestra en Lucas 18.9-14.
También es interesante reflexionar sobre la importancia de los signos que aparecen en la Liturgia. No son algo pasado de moda ni tampoco, algo que ya nadie comprende. Sin duda nunca hemos tenido una comprensión profunda del Misterio que Dios nos señala con cada uno de estos signos. La diferencia con otras épocas, estriba en nuestra indiferencia respecto de ello. Incluso se valora socialmente despreciar los signos litúrgicos. Se aplaude ignorarlos o desentendernos de ellos.
Al caer la tarde decís: "Hará buen tiempo, porque el cielo está rojizo". Y por la mañana: "Hoy habrá tempestad, porque el cielo está rojizo y amenazador". ¿Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no podéis discernir las señales de los tiempos? Una generación perversa y adúltera busca señal, y no se le dará señal, sino la señal de Jonás. Y dejándolos, se fue. (Mt 16, 2-4)
Nuestra generación camina perdida, sin mapas, brújulas o destinos a los que llegar. Nos contentamos con divertirnos, creernos grandes o ser quienes machaquemos a los demás. Rechazamos las indicaciones que nos ha dejado Dios y nos sentimos grandes por hacerlo. Pero llegará el día en que el crujir de dientes se manifieste. Esto nos lo recuerda la ceniza que hoy se coloca en la frente a quienes se acercan a recibirla. Si no nos arrodillamos ante el Señor, sólo recibiremos la señal de Jonás. Si no la seguimos, no encontraremos más señales en el camino. ¿Cuál es la señal de Jonás? Debe morir nuestro orgullo, para que Dios se manifieste por medio de nosotros.