Sonreír ante el dolor
por Vive mejor
Se llamaba Adela Kamm. Era suiza. Enfermó a los 20 años: pulmones, cabeza, vientre, pecho y corazón sucesivamente heridos. Murió a los 29 años. Decía:
«Creo que ni siquiera tendré agonía; pero en último caso, esta consoladora alegría creo que me acompañará...»
Un autor dice de ella: «Aunque vio naufragar un sueño de amor..., apagarse una a una todas las ilusiones... y marchitarse su hermosa juventud... no obstante:
— »Sonrió a todos.
— »Sonrió al mal que la atenazaba.
— »Sonrió a Dios, a quien veía siempre a su lado...»
Adela Kamm escribía:
«Resisto con el estupor de todos.» Y sonreía.
Los últimos tiempos se los pasó «noche y día sentada y encorvada para que el corazón resistiese, siempre con cuarenta grados de fiebre... Y no obstante, sonreía.»
Su sonrisa era una manera de desafiar el mal y trascenderlo.
Tenía la habitación siempre adornada de flores como para un rito nupcial con el dolor y como un altar dedicado a Dios. Decía:
«Dios mío, quiero hacer vuestra voluntad.»
Y siempre sonreía. Esta era su manera de afrontar su existencia, de esperar la muerte y de ansiar la vida.
— Sonreír ante el dolor... es una manera de saber sufrir.
— Sonreír en la enfermedad... es una manera de saber aceptar.
— Sonreír en la postración, en la cruz... es una manera sublime de saber ofrecer y amar.
Comentarios