Ambición y felicidad
por Vive mejor
Gerardo González, periodista, amigo, escribió un poema titulado «Elogio del gorrión».
Marco Aurelio escribía en el siglo II: «Acuérdate, también, de esto siempre: para vivir felizmente basta con muy poco.»
Los padres del desierto, años 300-400, y los maestros espirituales, desde siempre, han manifestado:
En valores «con sentido».
En inversiones «trascendentes» («ascende»: que suban) que trasciendan, traspasen, lo meramente material, lo humano, lo que se ve y se palpa, más allá de los sentidos.
Dar valor -sin pretensiones de grandeza- a las pequeñas dichas, a los detalles insignificantes, a las pequeñas cosas que nos ocurren, los lugares que pisamos y las personas que tratamos todos los días.
Sí, como el gorrión al que le bastó, para ser feliz, con ser pájaro y volar.
Alimbau, J.M. (1998). Palabras para momentos difíciles. Barcelona: Ediciones STJ.
«Un pájaro muerto es poca cosa..., / pero grita en su ala el universo. / Sobrevoló los campos / ebrio de libertad / y abrevó en los regatos. / Supo cantar y columpiarse... / Todo lo hizo bien / sin más deseo que remontar el aire...
»No almacenó gusanos. / Se limitó a saciarse / lo justo cada día. / No ambicionó las rocas / ni ver como el halcón. / Le bastó con ser pájaro.»
»No almacenó gusanos. / Se limitó a saciarse / lo justo cada día. / No ambicionó las rocas / ni ver como el halcón. / Le bastó con ser pájaro.»
Marco Aurelio escribía en el siglo II: «Acuérdate, también, de esto siempre: para vivir felizmente basta con muy poco.»
Los padres del desierto, años 300-400, y los maestros espirituales, desde siempre, han manifestado:
- Que uno puede ser feliz: con nada o con muy poco.
- Que uno jamás debe dejarse llevar por la ambición.
- Que la ambición, la que sea -de poder, de posesión, de aspiración, de encumbramiento, de mando...- suele esterilizar el interior de las personas para poder saborear las pequeñas y grandes dichas que nos ofrece la vida diaria.
- Que el secreto de la vida y de la felicidad no está en hacer lo que uno quiere... sino en querer lo que uno hace.
- Que la felicidad no estriba en tener más cosas... sino en tener menos necesidades.
- Que no hemos de dejarnos la vida hecha jirones, perdiendo la salud, la libertad y los auténticos gozos de la vida.
- Que la felicidad se logra, se realiza, mediante unos mecanismos interiores: aceptándose tal como uno es y proyectándose hacia el más allá.
En valores «con sentido».
En inversiones «trascendentes» («ascende»: que suban) que trasciendan, traspasen, lo meramente material, lo humano, lo que se ve y se palpa, más allá de los sentidos.
Dar valor -sin pretensiones de grandeza- a las pequeñas dichas, a los detalles insignificantes, a las pequeñas cosas que nos ocurren, los lugares que pisamos y las personas que tratamos todos los días.
Sí, como el gorrión al que le bastó, para ser feliz, con ser pájaro y volar.
Alimbau, J.M. (1998). Palabras para momentos difíciles. Barcelona: Ediciones STJ.
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