Homosexualidad: Diario de un adolescente, Álvaro (II): Mi padre
Mi padre
¡Buenas! Perdonad por la tardanza, pero la vida del estudiante es “un no parar”, y más aún en Bachillerato.
Como dije en la anterior entrada, os hablaré de mi familia para que comprendáis el entorno que me rodea un poco mejor.
Cuando nací, no tenía padre ya que mis padres decidieron separarse (nota del autor: no sé cómo explicar que no estaban casados pero se separaron) así que crecí con mi madre.
Mi madre, al ser bastante joven, fue a vivir con mi abuela y mi tía, por lo que hasta los tres años estuve rodeado de un ambiente femenino. Como sabéis, hasta los tres años es cuando los hombres nos desprendemos de la madre y empezamos a formar nuestra identidad masculina… mirando al padre y claro, al no tener yo ese referente, acabé integrándome en el mundo de las mujeres como si fuera el mío propio.
A los tres años, mi madre se casó con el que es ahora mi padre, no biológico pero casi. Obviamente para mí, mi padre era un extraño y nunca tuve una relación demasiado estrecha con él. Si a esto le añadimos el hecho de que él trabajaba la mayor parte del día, podríamos decir que apenas nos relacionábamos, por lo que seguía sin un referente masculino claro.
Ya en la adolescencia, no me llevaba muy bien con él porque nunca lo conocí realmente y chocábamos frecuentemente, pero una parte de este proceso ha sido empezar una relación padre-hijo verdadera con él y, para ser sincero, no es tan difícil, simplemente hay que ponerle voluntad y algún que otro aprendizaje.
Esto me ha dado una visión clara del problema del que partía y de dónde nacía mi AMS. La verdad es que fue un verdadero alivio, porque poner nombre a lo que te vives, a lo que te enfrentas hace que ya no sea algo difuso contra lo que luchar, si no que colocas piezas de un rompecabezas y sabes cómo y por dónde empezar para acabar resolviendo ese puzzle.
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