Padre Pío sobre Garabandal: "¡Certo e vero!"
por Oro Fino
Joachim Bouflet es un conocido carmelita parisino de 65 años doctorado en Historia en la Sorbona, que desde hace años se ha especializado en el estudio de estigmatizados y apariciones marianas.
La tarde del 23 de agosto de 1968, justo un mes antes de fallecer el Padre Pío, estuvo con él en el claustro del convento de San Giovanni Rotondo. El santo de los estigmas estaba sentado a la sombra de un arco; parecía dormido.
El propio Joachim Bouflet relataba lo que sucedió poco después:
"Yo estaba lleno de emoción de estar tan cerca de él [...] Salté al jardín del claustro y caí de rodillas a los pies del Padre Pío. Él pareció sorprenderse. Al mismo tiempo dos capuchinos aparecieron gritando palabras ininteligibles en italiano. El Padre Pío les hizo un gesto con su mano enguantada y ellos permanecieron cerca, en silencio.
"[...] Puso su mano [el Padre Pío] sobre mi cabeza (yo seguía arrodillado delante de él) y me dijo unas cuantas palabras. Los dos monjes retrocedieron unos pasos. Yo escuchaba al Padre Pío mientras él mantenía su mano sobre mi cabeza. Entendí perfectamente lo que me dijo. Le confesé mis pecados y él me respondió comentándome lo que le había confesado. Entonces experimenté el abrumador carisma que se le atribuía, el del conocimiento de los corazones...".
Fue entonces cuando se desarrolló el siguiente diálogo sobre Garabandal, tal y como lo recordaba el testigo presencial:
-Reza a la Madonna. Conságrate a la Virgen del Carmelo que se apareció en Garabandal -le indicó el Padre Pío.
-Sí, padre, rezo a la Virgen del Monte Carmelo. Por cierto, me gustaría hacerme carmelita -repuso Bouflet.
El Padre Pío insistió:
-Conságrate a la Virgen del Carmelo que se apareció en Garabandal.
Algo confuso, pues había oído hablar vagamente hasta entonces de Garabandal, Bouflet inquirió:
-¿Las apariciones de Garabandal?
-Sí, así que conságrate a la Virgen del Carmelo que se apareció en Garabandal.
-¿Entonces es cierto?
-¡Certo e vero! -dijo rotundo el Padre Pío.
Más información en: https://www.facebook.com/josemariazavalaoficial
La tarde del 23 de agosto de 1968, justo un mes antes de fallecer el Padre Pío, estuvo con él en el claustro del convento de San Giovanni Rotondo. El santo de los estigmas estaba sentado a la sombra de un arco; parecía dormido.
El propio Joachim Bouflet relataba lo que sucedió poco después:
"Yo estaba lleno de emoción de estar tan cerca de él [...] Salté al jardín del claustro y caí de rodillas a los pies del Padre Pío. Él pareció sorprenderse. Al mismo tiempo dos capuchinos aparecieron gritando palabras ininteligibles en italiano. El Padre Pío les hizo un gesto con su mano enguantada y ellos permanecieron cerca, en silencio.
"[...] Puso su mano [el Padre Pío] sobre mi cabeza (yo seguía arrodillado delante de él) y me dijo unas cuantas palabras. Los dos monjes retrocedieron unos pasos. Yo escuchaba al Padre Pío mientras él mantenía su mano sobre mi cabeza. Entendí perfectamente lo que me dijo. Le confesé mis pecados y él me respondió comentándome lo que le había confesado. Entonces experimenté el abrumador carisma que se le atribuía, el del conocimiento de los corazones...".
Fue entonces cuando se desarrolló el siguiente diálogo sobre Garabandal, tal y como lo recordaba el testigo presencial:
-Reza a la Madonna. Conságrate a la Virgen del Carmelo que se apareció en Garabandal -le indicó el Padre Pío.
-Sí, padre, rezo a la Virgen del Monte Carmelo. Por cierto, me gustaría hacerme carmelita -repuso Bouflet.
El Padre Pío insistió:
-Conságrate a la Virgen del Carmelo que se apareció en Garabandal.
Algo confuso, pues había oído hablar vagamente hasta entonces de Garabandal, Bouflet inquirió:
-¿Las apariciones de Garabandal?
-Sí, así que conságrate a la Virgen del Carmelo que se apareció en Garabandal.
-¿Entonces es cierto?
-¡Certo e vero! -dijo rotundo el Padre Pío.
Más información en: https://www.facebook.com/josemariazavalaoficial
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