Yo he visto al Padre Pío
por Oro Fino
El testimonio de Beatriz R. me recuerda al de María Susana Riquelme, de Santiago de Chile, recogido en mi libro "Padre Pío" (LibrosLibres).
Una lluviosa mañana de febrero de 2008, Beatriz fue a llevar flores a la Virgen a la iglesia de la Concepción de la madrileña calle Goya. Llamó a la puerta que desemboca en la sacristía y le abrió un sacerdote capuchino, que le habló en tono paternal: "¿Qué deseas, hija mía?"
Beatriz le entregó el ramo de claveles rojos para que se lo pusiera a la Virgen y se despidió de él con prisa, pues iba a perder el autobús. El capuchino le sonrió y ella oyó decirle a su espalda: "Vete tranquila; todo se te va a arreglar".
Beatriz se quedó petrificada al escuchar aquello: ¿Cómo sabía ese sacerdote los graves problemas que la torturaban? Al girar sobre sus talones para preguntarle, el hombre ya había desaparecido.
Preguntó días después a un capuchino en la iglesia de San Fermín de los Navarros y le dijo que en la Concepción no había sacerdotes de su orden. Al mostrarle poco después una estampa del Padre Pío, Beatriz se quedó estupefacta... ¡Era el mismo fraile que ella había visto en la Concepción por primera vez en su vida!
Mas información en: https://www.facebook.com/josemariazavalaoficial
Una lluviosa mañana de febrero de 2008, Beatriz fue a llevar flores a la Virgen a la iglesia de la Concepción de la madrileña calle Goya. Llamó a la puerta que desemboca en la sacristía y le abrió un sacerdote capuchino, que le habló en tono paternal: "¿Qué deseas, hija mía?"
Beatriz le entregó el ramo de claveles rojos para que se lo pusiera a la Virgen y se despidió de él con prisa, pues iba a perder el autobús. El capuchino le sonrió y ella oyó decirle a su espalda: "Vete tranquila; todo se te va a arreglar".
Beatriz se quedó petrificada al escuchar aquello: ¿Cómo sabía ese sacerdote los graves problemas que la torturaban? Al girar sobre sus talones para preguntarle, el hombre ya había desaparecido.
Preguntó días después a un capuchino en la iglesia de San Fermín de los Navarros y le dijo que en la Concepción no había sacerdotes de su orden. Al mostrarle poco después una estampa del Padre Pío, Beatriz se quedó estupefacta... ¡Era el mismo fraile que ella había visto en la Concepción por primera vez en su vida!
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