Hablar de Dios en donde haga falta
Hablar de Dios en donde haga falta
por Duc in altum!
Hace algunos años -gracias a los días feriados de carnaval- me fui de viaje a Las Vegas Nevada, una ciudad en la que -como todas- también es posible divertirse sanamente. Pues bien, estando en uno de los cafés ubicados en el boulevard, un amigo me lanzó una pregunta totalmente inesperada, sobre todo, tomando en cuenta que él no es muy dado a tratar temas religiosos: “Carlos, ¿qué es la vida eterna?” Me quedé con el ojo “cuadrado”. Desde luego, hice un esfuerzo por explicárselo. ¿Quién se imaginaría evangelizando en un escenario tan poco convencional?, sin embargo, Dios se hace presente en todas partes.
Claro -como me ha dicho recientemente un fraile de la Orden de Predicadores- para poder hablar de Dios y evitar caer en la vanagloria, hay que invocar constantemente al Espíritu Santo, pues de otra manera las palabras se convierten en algo vacío, poco significativo. El punto es que todos -no sólo los que todavía seguimos siendo jóvenes- pongamos manos a la obra y trabajemos por la pastoral de los ambientes. Habiendo oración y vida sacramental, estamos vacunados ante las tentaciones que se irán presentando. Es la hora de la audacia, de las misiones urbanas. Somos laicos y tenemos que dar la cara, hacernos presentes y, desde ahí, llevar el Evangelio. Lo anterior, respetando a los que piensan diferente.