"Mi castigo es venir al grupo juvenil"

A veces, cuesta entender el método de algunos papás para educar a sus hijos e hijas. Platicando con un joven que había sacado malas notas en el colegio, me dijo que el castigo que le habían puesto era participar en uno de los grupos juveniles de la Iglesia. Sin duda, algo triste e ilógico, sobre todo, viniendo de unos padres de familia católicos. Según el criterio aplicado, quiere decir que la pastoral juvenil es un lugar indeseable, apto sólo para aquellos que son obligados a participar en ella.

Cuanto se trata de un grupo para adolescentes y jóvenes, los papás no deben imponer su voluntad, sino animarlos con naturalidad para que asistan, sabiendo respetar lo que ellos mismos decidan. Hay cosas que los hijos no están en posición de discutir, como la obligación que tienen de asistir al colegio o de mantener limpia su habitación, sin embargo, es un error presionarlos para que participen en los grupos o movimientos de la Iglesia, pues esto provoca un rechazo inmediato. De ahí que muchos jóvenes crezcan con un cierto rencor hacia la fe. Evidentemente, cuando son niños, es diferente el que los lleven a la catequesis, pues en ese punto todavía no tienen la madurez suficiente como para tomar una decisión de tal envergadura, sin embargo, cuando ya han crecido, es necesario que los dejen en libertad. Vale la pena motivarlos, sin que esto signifique hablarles todo el tiempo de Dios, trayendo como consecuencia que se fastidien.