BXVI habla a los Obispos franceses
La evangelización exige centrarse en el testimonio
“La solución de los problemas pastorales diocesanos que se presentan, no debe limitarse a cuestiones de organización, por muy importantes que sean, ya que existe el peligro de acentuar la búsqueda de la eficacia con una suerte de ´burocratización de la pastoral’, centrándose en las estructuras y los programas, que pueden pasar a ser (...) de uso exclusivo de los miembros de dichas estructuras (...) La evangelización exige, en cambio, partir del encuentro con el Señor en un diálogo establecido en la oración y, después, concentrarse en el testimonio, para ayudar a nuestros contemporáneos a volver a descubrir los signos de la presencia de Dios”.
Los signos de la presencia de Dios parecen que ha desaparecido del mundo. La ciencia, la política, el modo de vida actual y el tremendo vacío de sentido de todo ello, impiden a muchas personas acercarse al Señor.
Pero, no creo que todos estos problemas sean exclusivos de la sociedad actual. Tal vez lo único realmente novedoso sea el entramado de prejuicios que la sociedad ha creado para defenderse del cristianismo. Para cada propuesta cristiana hay un prejuicio que impide que sea considerada. Sin duda nos hace falta un medio providencial que haga posible saltar esas barreras. Dios no nos da sus dones sin las herramientas para hacerlos llegar a los demás.
En los primeros tiempos del cristianismo, las calzadas romanas eran herramientas de imposición del poder romano sobre amplias zonas de Europa, pero también eran vías de comercio, intercambio cultural y evangelización. Gracias a estas calzadas y las vías marítimas fue posible que el cristianismo llegar rápidamente a todo el Imperio Romano y más allá.
Hoy en día tenemos medios providenciales, como es la red y los contenidos multimedia. ¿Cuándo ha sido posible realizar presentaciones, videos o animaciones en nuestra casa? ¿Cuándo ha sido posible que estos contenidos lleguen a cualquier parte del mundo en unas décimas de segundo? ¿No es maravilloso?
Sin duda la red es providencial, aunque es necesario elaborar contenidos de calidad. Ya hay muchas personas que se dedican a esa misión de forma totalmente desinteresada. Pongo el ejemplo de Catoliscopio o Catholic Link, Arguments, entre otros muchos lugares donde encontrar contenidos de calidad para difundir. Sin duda la figura del voluntario laico se está convirtiendo en el referente de la Nueva Evangelización. Pero es importante tener claro que esta nueva figura no eclipsa o pone en segundo plano la importancia del sacerdocio ministerial. En este sentido, Benedicto XVI dijo lo siguiente a los prelados franceses:
“… la animación cristiana de las realidades temporales en las que actúan por su propia iniciativa y de forma independiente, a la luz de la fe y la enseñanza de la Iglesia. Por tanto, es necesario salvaguardar la diferencia entre el sacerdocio común de todos los fieles y el sacerdocio ministerial de los que están ordenados para servir a la comunidad; una diferencia que es no sólo de grado sino de naturaleza. Por otra parte hay que tener plena fidelidad al depósito de la fe enseñada por el Magisterio auténtico y profesada por la Iglesia entera”
Sin duda la sociedad actual nos predispone a pensar que cada uno de nosotros es autosuficiente. Nos dice que no nos hace falta nadie más que nosotros mismos, que lo podemos todo. La Iglesia necesita de todos y cada uno de nosotros. Los sacerdotes son esenciales, pero los seglares comprometidos en cada uno de los campos sociales, son igual de necesarios. Cada uno es imprescindible para la misión que Dios nos ha dado. Una trampa del enemigo es hacernos buscar constantemente lo mejor, mientras desechamos lo bueno.
Dar noticia de los signos de la presencia de Dios es tarea de todos. No podemos delegar por comodidad, la misión que es propia de cada uno de nosotros. Benedicto XVI nos recuerda que no vivimos para nosotros mismos, sino para servir a los demás.
“... colocar en el centro del dinamismo eclesial el servicio a los hermanos, sobre todo a los más frágiles. Que el servicio al hermano, enraizado en el amor de Dios suscite en todos vuestros fieles la voluntad de contribuir, cada uno en medida de sus fuerzas, a hacer de la humanidad en Cristo, una única familia, fraternal y solidaria”