Comentando las nueve iniciativas de Mons Novell
Comentando las nueve iniciativas de Mons Novell
La evangelización es un proceso que parte de la comunidad cristiana y que se desarrolla hacia el exterior. Se evangeliza a las personas que desconocen el Evangelio o tienen un entendimiento negativo de él. Pero ¿Puede haber una evangelización interna dentro de la propia comunidad?
Creo que no sólo puede haberla, sino que tiene que realizarse. Si tenemos una fuente de agua seca o llena de suciedad, lo normal es limpiar los conductos o ampliar la cata en el terreno para obtener más agua y que esta sea de calidad. Si pretendemos dar de beber a quienes están fuera, primer debemos tener agua dentro. Este es el sentido del plan de Mons Novell.
Las nieve iniciativas están en la línea de desatascar los conductos internos y profundizar en la fe que cada uno de nosotros tiene. Una comunidad viva está compuesta por cristianos vivos, para ello hay que atender a la persona, reactivar su fe y hacerla más fuerte. ¿Cómo? Revisemos las iniciativas.
Aunque no voy a revisar extensamente todas las iniciativas, ya que el lector las tiene disponibles en el enlace que está al inicio del texto, sí deseo señalar los aspectos más importantes en mi humilde opinión. Lo primero que observo es que se contempla todo los que tiene que ver con la vida de fe que quienes formamos parte de una comunidad parroquial. Las palabras oración, sacramentos, formación, actividades caritativas, vida en común, etc aparecen con frecuencia en cada uno de los puntos. La programación es una herramienta genial, pero es tan sólo eso, una herramienta cuya efectividad depende, en gran parte, de la calidad cristiana de quienes la ponen en marcha.
Me gusta mucho la iniciativa de crear grupos de fe que sean vehículos de propagación interna del Evangelio, vida espiritual y actividades. Pero hay que preparar bien a quienes se hagan cargo de la dinámica interna de los grupos. No es la primera vez que este tipo de iniciativa se viene abajo porque el “gestor” del grupo no ha sabido potenciar lo que une, frente a lo que separa.
Otra cosa que me llama la atención son las catequesis de preparación a la confirmación, ya que parece que se deja un hueco entre los 16 y los 18 años. ¿Se espera que esos dos años sean de maduración? ¿Habrá un programa de apoyo a estos jóvenes? Tal vez se pretenda que estos años se cubras con las actividades que la pastoral juvenil.
Tanto en la catequesis de comunión como en la de confirmación se tiene en cuenta la importancia de los padres. Si los padres no están integrados en la comunidad y viven la fe de verdad, las catequesis tienen muchas posibilidades de ser un fracaso.
También me parece grato ver que se potencie la vida sacramental, dándole toda la importancia que tiene en la vida cristiana. Completan el listado iniciativas que apoyan a la vida comunitaria, equipos de evangelización y a las acciones caritativas.
Podríamos decir que poco queda por incluir en este esquema de trabajo, ya que toca todos los aspectos de la comunidad cristiana. Pero más allá de la planificación hay aspectos que hay que considerar como la necesidad de una clara centralidad en Cristo. ¿Centralidad en Cristo?
Esta centralidad es crucial y esencial. Hay que cuidar que desde el párroco al último fiel. que se acaba de integrarse en la comunidad, tenga clara esta centralidad. Es lo que en educación se denominan competencias transversales. Es decir elementos que puede que no aparezcan evidenciados en la planificación, pero que son tan importantes o en este caso, más que el propio plan.
En mi humilde opinión, existe otro elemento transversal que hay que cuidar: la caridad interna de la comunidad. De nuevo es algo que no aparece en el plan, pero que debe impregnar todo lo que se realice. Sin esta caridad volveríamos a los mismos y continuos fracasos que vivimos. Los protagonismos, envidias, desafecciones son producto de la falta de caridad que ahoga a muchas comunidades.
Y para terminar, mi “deformación” profesional me lleva a señalar un elemento que puede ser interesante cuidar. Fijémonos en la frase con la que se presenta el plan y que sirve de objetivo general del mismo: «del desánimo al entusiasmo». Supongamos que todo sale a las mil maravillas y el entusiasmo aparece en algunas personas. ¿Cómo canalizamos el entusiasmo? ¿Qué se hace con las personas que requieran participar e integrarse de forma más profunda? Hay que tener previsto hacia donde orientar a estas personas de manera que el entusiasmo no quede estancado en si mismo.
Mi felicitación a Mons Novell por poner en marcha iniciativas como esta.