Los dos eventos que pusieron en jaque a los "progres"

Haciendo un balance del año 2011, creo que los dos eventos que más pusieron en jaque, a los teólogos progresistas, fueron, tanto la beatificación del Papa Juan Pablo II, como el éxito rotundo de la Jornada Mundial de la Juventud. En el primer caso, porque no se trató de un Papa que les giñara el ojo, ya que, lejos de usar a los pobres, como bandera o slogan político, simple y sencillamente, se dedicó a trabajar por ellos, mientras que en el segundo caso, lo que les dolió, fueron los “ríos” de jóvenes, cuya fe invadió las calles y el metro de Madrid.

Al contemplar las multitudes de la beatificación y de la Jornada Mundial de la Juventud, no puedo dejar de preguntarme, ¿quiénes son los que van de salida?, ¿los teólogos progresistas o la Iglesia de Cristo? Lo digo, porque los “progres”, siempre han dicho, ser los profetas del siglo XXI, sin embargo, en la práctica, su forma de ver y sentir la vida, no está llegando a las nuevas generaciones. Si la Iglesia, efectivamente, requiere de una nueva evangelización, porque sus métodos están obsoletos, los teólogos progresistas, se encuentran en una situación todavía más grave, porque sus postulados, ni han terminado con buena parte de la pobreza, ni tampoco han conseguido traer a los jóvenes de vuelta. En cambio, tanto la beatificación, como la JMJ, aún con las críticas constructivas que se podrían agregar, han resultado espacios, muchos más efectivos, desde el punto de vista evangelizador, que las conferencias, un tanto tristes y repetitivas, de aquellos que se hacen llamar profetas, mientras favorecen la división al interior de la Iglesia.

Sin duda, les molesta, que la mayoría de los jóvenes católicos, prefiramos el Evangelio y el Catecismo, que los postulados de la Teología de la Liberación. No tengo intención de provocar nuevas rupturas, sino de señalar, que la que va de salida, no es la Iglesia Católica, sino aquellos que han confundido, posiblemente, con buena intención, el sentido y trascendencia del Evangelio, criticando, cualquier tipo de esfuerzo, a favor de la nueva evangelización en pleno siglo XXI.

Bien por la beatificación del Papa Juan Pablo II y por el éxito de la JMJ. Ahora nos toca, a todos, darle continuidad, a lo que hemos aprendido, a través de dichos eventos y ceremonias, para que lejos de quedarse en el baúl de los recuerdos, realmente impacten en nuestra forma de vivir.