Colores unidos anti-católicos
Colores unidos anti-católicos
En las sociedades modernas, la publicidad se ha transformado desde un un legítimo servicio a ser una molestia que sobrellevamos con paciencia y resignación. Es tal la cantidad de mensajes publicitarios, que hemos aprendido a ignorarlos.
A principios del siglo XX, un cartel que se pegara en una pared, constituía un reclamo al que se acercaba toda persona que pasara cerca. A las personas les interesaba el mensaje que se les enviaba. Hoy en día los mensajes nos machacan hasta el grado de no mirar la inmensa galería publicitaria que nos rodea desde que nacemos.
Ante esta reacción inmunitaria, las empresas de publicidad deben buscar formas de llamar la atención, ya que de otra manera es imposible que el mensaje llegue a ellos.
Estos días nos hemos topado con una estrategia publicitaria que excede con creses los límites de lo admisible. Una firma de ropa, que prefiero no nombrar, se ha publicitado mediante un fotomontaje en donde se veía al Santo Padre dando un beso en la boca a un Imán. Curiosamente, la campaña fue abortada después de que el escándalo produjera que la Santa Sede anunciara acciones legales.
Desde mi humilde punto de vista, la campaña contaba desde un principio con la reacción de la Santa Sede e Iglesia en general. No es posible ser tan ingenuo como para no conocer las consecuencias que traería. Pero las consecuencias no ha hecho más que publicitar más y mejor a la marca. La marca ha lanzado su nombre asociado a un mensaje coincidente con la ideología laizante anticristiana que nos rodea.
Los portavoces de la marca dicen que con el fotomontaje “sólo” deseaban combatir la cultura del odio en todas sus formas. Es decir combatir el aparente odio de los católicos y musulmanes a la homosexualidad y de una vez, evidenciar que musulmanes y católicos no toleran la “sagrada” tolerancia que se vende a tres al cuarto en cada esquina.
Como digo, creo que la campaña ha sido un éxito en la eficacia de difusión del mensaje por todo el mundo. Es verdad que se escuchan voces que reclaman un boicot a la marca, pero la marca busca el mercado de personas que disienten de nuestra religión.
¿Qué hacer? Aparte de llevar hasta termino la denuncia del atropello, deberíamos ser conscientes de que estigmatizarnos y burlarse de nosotros se va convirtiendo en un reclamo publicitario. Hasta la denuncia judicial que podamos realizar podría ser parte del reclamo que buscan. Nuestra actitud debe ser ante todo discreta y alejada de toda violencia verbal o social. Pero la discreción no debe excluir las denuncias judiciales pertinentes. Dios nos ayude