La lección que nos deja "The Migthy Macs"

Acabo de ver el trailer de “The Migthy Macs”. Una película basada en hechos reales, sobre el equipo de basketball del “Immaculata College” de Philadelphia, el cual, a su vez, gracias a la llegada de una entrenadora valiente y carismática (Cathy Rush), apoyada por las monjas del colegio, consigue impulsarlo, hasta ganar las competencias nacionales por tres años consecutivos, es decir, 1972, 1973 y 1974. Sin duda, una historia que tiene mucho que ver con la misión educativa de los colegios católicos, pues aunque no se trata de una película, estrictamente religiosa, promueve la buena relación que debe existir entre la religión y el deporte, lo cual, a su vez, constituye un aspecto de gran relevancia para todos nosotros. Tras ver el trailer e investigar el fondo del asunto, es decir, la historia del equipo y del colegio, quiero rescatar tres aspectos que me parecen toda una lección para quienes reconocemos el valor de la educación católica en el mundo de hoy:

La película, nos muestra a un grupo de monjas, que lejos de convertirse en figuras decorativas, al interior de la comunidad educativa, se unen al equipo de baloncesto, orando y participando activamente por el triunfo del equipo. A veces, da la impresión, de que las religiosas, ya no le tienen “cariño” a sus colegios, sino que sólo aparecen cuando hay que entregar los certificados al final del curso, pudiendo ser parte activa de la comunidad, al interesarse en la vida e ilusiones de sus alumnos y alumnas. La película nos muestra a una religiosa que, siendo la directora y, a su vez, la superiora de la casa, lejos de quedarse en el desaliento, decide impulsar al equipo, volviéndose cercana a cada una de las competidoras. ¡Esperemos que esto se repita! Pues, a decir verdad, es raro ver a una religiosa involucrada al interior del colegio, más allá de la clase de pastoral. La película, por lo tanto, es una llamada de atención a las religiosas y a los religiosos que se dedican a la pastoral educativa, para que no tengan miedo de involucrarse, asumiendo el rol que les corresponde.

La historia, nos habla también de un colegio en vías de extinción, lo cual, nos suena mucho, porque esto mismo sucede con algunas instituciones educativas de inspiración cristiana, sin embargo, las monjas de la Inmaculada, lejos de ceder a las presiones de la crisis, fueron capaces, a través del nuevo equipo, de renovar la imagen del colegio, salvándolo de un triste final. Gracias a que tuvieron la suficiente apertura y sentido de pertenencia, aumentó la matrícula, pues se dieron a conocer a nivel nacional. ¡Que esto inspire a quienes tienen en sus manos la decisión de salvar y reestructurar algún colegio católico!, es decir, que antes de cerrar, hagan todo lo posible por darle continuidad a la institución, siendo muy creativos en el ejercicio de la misión.

Yo siempre he dicho que un partido de fútbol, es una especie de catequesis aplicada, porque al trabajar coordinadamente, de una u otra forma, se desarrollan los valores del Evangelio, tales como, el respeto, la solidaridad, el bien común, la capacidad de escucha, el sentido de pertenencia, la cooperación, etc.

En síntesis, a ejemplo de la historia que inspiró la película, seamos capaces de renovar el sentido y trascendencia de los colegios católicos. ¡Nos urgen nuevos educadores!, es decir, religiosos y laicos, que sean capaces de mejorar las relaciones que existen con los alumnos y las alumnas, construyendo puentes, a través del diálogo y un buen trabajo en equipo.

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