La deshumanización de la fe
La deshumanización de la fe
Es increíble. Mientras Dios no rechazó hacerse uno de nosotros, asumiendo un rostro humano, algunas personas, al interior de la Iglesia, buscan la deshumanización de la fe, criticando gestos tan humanos, como darse un abrazo o un apretón de manos. ¿Hablar a favor del protocolo? No discuto que hay que cuidar las formas, sin embargo, tampoco creo que una mala interpretación de los modales, deba ahogar la fe, es decir, reducirla a un cuadro normativo, incapaz de transmitir palabras cálidas y relacionadas con la vida cotidiana de las personas en general.
Duele la realidad de la Iglesia. Superiores religiosos que se empeñan en desprestigiar a los miembros de su comunidad que adquieren un lugar importante en el corazón de las personas. Laicos que critican injustificadamente a los sacerdotes, sólo porque un día los agarraron cansados. Religiosas mayores que buscan descalificar a las jóvenes, ahogando sus ilusiones e inquietudes pastorales. ¿Por qué? Simple y sencillamente, porque hemos llegado a un proceso de deshumanización de la fe. ¿Hay esperanza? Por supuesto que sí. Dios no abandonará a la Iglesia, sino que le ayudará a recuperar su lado humano, para que sonreír, saludar o abrazar, no ocasione ningún problema o conflicto.
Jesús sabía sentarse a la mesa con sus discípulos, pues como Dios, hecho hombre, no tenía ningún problema en compartir la vida. Esforcémonos, ayudándonos mutuamente, para que podamos vivir la humanidad de la fe. ¡Todavía estamos a tiempo de generar un cambio positivo!
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