Una parroquia madrileña de puertas abiertas
Una parroquia madrileña de puertas abiertas
El verano pasado, como parte de una escala que hice en Madrid, para pasar algunos días en la histórica capital española, tuve la oportunidad de conocer la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, a cargo de los Misioneros del Espíritu Santo. Ya que el hotel en el que me hospedé, se encuentra sobre la Gran Vía, pude dar rápidamente con una de las estaciones del metro, para dirigirme hacia la línea 9, bajando en “Concha Espina”. A pocos pasos, justo enfrente del parque Berlín, se encuentra la parroquia, cuya arquitectura, obra del madrileño Félix Candela, evoca a una gran carpa, con diferentes vitrales, que le dan un aspecto modernista. En el atrio, se encuentra la Cruz del Apostolado.
Entré a las oficinas parroquiales, preguntando, por un Misionero del Espíritu Santo, al que había conocido, mucho tiempo atrás. Al momento, la encargada de la oficina, me recibió con una sonrisa, mientras llamaba al sacerdote que andaba buscando. En un abrir y cerrar de ojos, apareció el P. Roger, a quien tenía muchos años de no ver. Me recibió y enseñó la parroquia, los salones decorados por los diferentes grupos pastorales, la capilla, la sacristía, así como la casa de la comunidad religiosa. Pude comprobar que realmente es una parroquia de puertas abiertas, pues tanto la encargada de la oficina, como el P. Roger, sin olvidar a las personas que acudieron, junto conmigo, a la Misa de las 13hrs, me hicieron sentir como en casa, a pesar de la distancia geográfica, pues aunque gran parte de mi familia, proviene de España, lo cierto es que yo he nacido y crecido en México.
A la entrada de la cripta, es decir, la capilla del piso inferior, saltan a la vista, las fotografías de los fundadores de los Misioneros del Espíritu Santo: P. Félix de Jesús Rougier y Concepción Cabrera de Armida; ambos en Proceso de Canonización. El P. Roger, con la sencillez que lo caracteriza, no sólo me invitó a quedarme a la Misa, sino que además, me ofreció algo de tomar, haciéndome sentir, una vez más, como Iglesia.
Las parroquias, como parte de su ser y quehacer en el mundo de hoy, tienen que acercar, en lugar de alejar, a partir de una dinámica bien organizada y, a su vez, incluyente, pues esto es lo que realmente responde a los anhelos de Cristo, quien buscó acortar las distancias, hasta dar su vida por todos y cada uno. Agradezco la experiencia que viví en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe de Madrid.
Más información:
http://www.parroquiadeguadalupe.com/
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