El hábito religioso y la JMJ
El hábito religioso y la JMJ
En una nota informativa del sitio web religiondigital.com, se dio a conocer que sólo las religiosas con hábito, podrán ver al Papa en su visita a Madrid. La noticia, como era de esperarse, ha suscitado, la irritación, del sector más progresista, pues consideran que la medida es absurda y contraria al sentir de las congregaciones religiosas de mayor relieve en España. Les comparto tres puntos de vista al respecto:
1. El hábito no lo es todo, pero si influye en la sociedad: Es verdad, lo esencial, es decir, aquello que no debe faltar por ningún motivo, es la vivencia y construcción del proyecto evangélico, sin embargo, en una sociedad que juega mucho con las imágenes, se requiere de la presencia exterior de la vida consagrada. La idea no es que las congregaciones de vida apostólica, porten el hábito todo el tiempo, pero sí que lo utilicen en las celebraciones más importantes. Sin duda, la visita del Papa, es un momento muy significativo, sobre todo, cuando la idea es conseguir la promoción vocacional, a la vista de todos.
2. Una alergia incomprensible: Algunos y algunas, cuando se habla acerca del hábito religioso, asumen un tono alérgico y agresivo, lo cual, a su vez, no tiene sentido, porque el valor simbólico, lejos de ser una tragedia, es un medio para comunicar un mensaje. En este caso, el valor de la vida consagrada, como una respuesta a la realidad que nos está tocando vivir. Sería ilógico, por ejemplo, que un tránsito, quisiera controlar el orden de las calles, sin portar su uniforme.
3. Buscar el punto medio: En el caso de las congregaciones de vida apostólica, involucradas con diferentes obras sociales, tales como hospitales y colegios, se entiende que no porten el hábito las 24 horas del día, sin embargo, esto no quiere decir, que deba caer en desuso, porque gran parte de la crisis vocacional, se debe precisamente a la falta de identidad. Por lo tanto, la medida de la JMJ, respecto a las religiosas, no es un error, sino una llamada, para poder anunciar públicamente que vale la pena jugársela por Cristo a tiempo completo.
No seamos ocasión de nuevas polémicas. Antes bien, trabajemos y oremos por el éxito de la Jornada Mundial de la Juventud, Madrid 2011.
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