La poesía de José Luis Tejada
por Guillermo Urbizu
Normalmente hablamos mucho -o poco- de personas y obras de las que apenas sabemos un apunte de un medio de comunicación, o un cuchicheo cotilla, o etcétera. Hablamos y hablamos. Todos. Por hablar que no sea. Lo peor es que juzgamos -o prejuzgamos- sin saber, sin que nos importe ni mucho ni poco la verdad.
En literatura ocurre con alevosía. Juzgamos obras que no hemos leído, poetas de los que sabemos de tercera mano, etcétera. Es muy fácil decir una frivolidad, un lugar común, una glosa de glosa de glosa (que se desglosa en pura ignorancia de lo que se tercia). Somos como somos. Tú, que me lees, y yo que lo escribo. En literatura parece que nos cuesta manifestar que no tenemos ni idea de ese escritor o de esa obra -podemos pasar por poco cultos, ¡ay esa imagen!-, y blablamos, no vamos a estarnos callados. Y hasta escribimos, en incontinencia necia.
¿Ese autor? Un as. ¿Ese otro? Un poeta menor (quizá porque no tenemos ni idea, porque no lo hemos visto citado en nuestro cultural de cabecera o porque es católico o porque es marica, que aquí hay para todos). Lo de poeta menor es muy socorrido, da para artículos, ediciones críticas y congresos. Así se ha decidido. O lo han decidido. Coño, y cuando se te ocurre leer a ese supuesto vate jibarizado por supuestos genios de nada, coño, oye, ¿pues sabes que es bueno? Otra cosa será reconocerlo "ad extra", no vaya a ser que piensen que...
Pensaba todo esto leyendo a un poeta, leyendo a JOSÉ LUIS TEJADA. Bueno, ya supongo que muchos de ustedes -no disimulen- igual es la primera vez que saben de él, otros habrá que les suene el eco de algo. Total, que es a lo que voy: leerlo, leerlo, pocos. El poeta ya está muerto, todo lo muerto que pueda estar un buen poeta, un poeta que te llega al alma. Y como esto funciona por generaciones y tal, a José Luis Tejada (19271988) se le ficha en la generación del 50. ¡Menudo prestigio! Pero claro, él no es un Valente, o un Gil de Biedma, o un Hierro, o un Brines, o un -el no va más- Ángel González (siempre he tenido debilidad por este González). Él es de ellos, pero menor. Aunque el tiempo pasa, los lectores leemos lo que se nos antoja y nos gusta y, coño, pues que -calla, no vaya a enterarse alguien- te gusta más Pablo García Baena que todos ellos juntos; o Julio Mariscal, o César Simón, o Manuel Padorno, o José Luis Tejada.
Como siempre un amigo tuvo la culpa. Javier Sánchez Menéndez, hace un montón de cronología, me recomendó una antología titulada "Poemía". Y desde entonces lo frecuento. Y otro amigo -Jaime Siles- va y avalora la poesía de este poeta nacido en El Puerto de Santa María dedicándole otra antología: Desde un fracaso escribo (Fundación José Manuel Lara). Y hace poco sus familiares -los de J.L.Tejada- me envían un libro titulado "Poesía religiosa" (Renacimiento). Acabáramos. Y yo lo leo, y me pasmo, y releo, y me repasmo, y me pongo a hablar con Dios acariciando las palabras y dejándome llevar por los silencios... Y es que "Algunas veces nos rozamos / con el misterio de repente".
Y yo me preguntaba: ¿Quién lee a José Luis Tejada? Quien lo lea saldrá fortalecido y conmovido. ¿Por qué leen tan pocos a un poeta tan bueno, tan literaria y humanamente bueno? ¿Quién ha decidido que es un poeta menor o como mucho decente? Hablamos y hablamos, y juzgamos, y nos enquistamos en motivos desdichados. Y leer, ¿para cuándo? ¿Y para cuándo ceñirnos a la verdad del alma, de lo que se siente?
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