Monotonía de rabia tras los cristales
por Guillermo Urbizu
Monotonía de rabia tras los cristales. Políticos provincianos trincando lo que pueden. Gentuza que sólo piensa en cómo llevarse la mosca mientras les dejen. Bastan unas cuantas palabras para el conjuro: democracia, libertad, solidaridad… Sí señor, un buen discurso de naderías. Un señuelo más, un embeleco. Porque detrás de eso está la realidad de su fullería. Les importa un huevo la gente. Primero ellos. Y segundo, y tercero, y cuarto. Ellos, sólo ellos. Una casta de medio pelo. ¿Sólo unos pocos? ¿De verdad? ¿Y los que lo consienten? Parásitos. Cínicos y beocios. Caudillos del estrago y el gustazo. En su vida se han visto en otra igual. Pisan las alfombras en un orgasmo macanudo. Dietas y cuchufletas. El pueblo, el pueblo. Se les llena la boca de apoteosis y tragantonas. El cargo les nubla el juicio. Y descubren el lujo a cargo del contribuyente. Chóferes y pelotas, viajes y fantasías. Flagrante pandilla de ganapanes. Paletos y rufianes. Sus estragos en boca de todos. Pero les da igual. Siempre hay alguna excusa para su avidez. ¿No son todos? Me he vuelto suspicaz y escéptico con los políticos. Vale, bien, unos pocos. Y, ¿qué hacen esos pocos todavía ahí, en el condumio oficial? ¿El mandamás de turno no los cesa inmediatamente? No es tan fácil, dirán. Sobre todo cuando es el mandamás de la autonomía de turno el que dilapida. Calladitos, que es mejor. Las regiones y provincias se nos han convertido en otra cosa. Nacionalismos filibusteros. Nidos de prebostes y alfeñiques con pocas ideas en la mollera. Reivindicación eterna, burlerías y humoradas sin gracia. Flotas de coches oficiales, asesores de festejos y otros funcionarios que se reproducen como hongos en un cuento de Lovecraft. Gangas y banderas, homenajes a la boina y a la herradura. De tú a tú con el Estado, faltaría más. Enciclopedias de las comarcas y de los rebaños. Propaganda al por mayor de menudencias. Publicaciones de todo lo que se mueva. Subvencionadas por supuesto. Es la bicoca en distintas lenguas y dialectos y acentos. ¿Cómo parar esto? Más leña, más leña. Que no pare el esperpento y la chufla. Que no cese el chollo que es España para muchos de los que más la aborrecen.
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