La Biblia alaba el ser trabajador, pero también dedicar tiempo al descanso y la familia
10 ideas para enseñar laboriosidad a nuestros hijos... y 4 versículos bíblicos a tener en cuenta
En Estados Unidos han lanzado una empresa que expide falsas notas médicas y citas judiciales que se pueden presentar en el trabajo para justificar a los jefes un día de ausencia, o más.
Esto ha llevado a la web de consejos para padres AllProDad a reflexionar sobre la forma en que los padres enseñan a sus hijos una buena ética del trabajo, con equilibrio y honestidad.
La web concreta sus propuestas en 10 puntos.
1. Como padres, todo lo que hacemos es una enseñanza para los hijos.
Nuestros hijos ven lo que hacemos y lo que evitamos hacer, y lo aprender. El hogar es un entorno de aprendizaje continuado. ¿Qué aprenden sobre el trabajo cuando nos observan en casa, o fuera de ella?
2. Ejemplo, ejemplo, ejemplo.
Nuestros hijos no aprenderán mucho sobre lo que les digamos de la ética en el trabajo; más bien observarán lo que hacemos. La mejor enseñanza es poder decir: "haz como yo".
3. La primera tarea es ser equilibrados.
Si tu ética de trabajo sacrifica a tu familia, sólo tendrás trabajo, no será ética y probablemente no dure mucho tu familia. Cada familia ha de encontrar sus equilibrios entre la vida laboral y la familiar. El entrenador Tony Dungy, en su libro "Quiet Strength" insiste a sus jugadores y trabajadores en que el tiempo familiar tiene la prioridad.
4. Lo prioritario es la familia.
La frase "acabemos la tarea y luego nos divertimos" asocia el relajarse con acabar la tarea... y de hecho prioriza el acabar la tarea. Por un lado, el descanso y el ocio se disfrutan más con la satisfacción de una tarea terminada, pero a menudo la tarea es infinita, nunca se acaba. Hay que marcar entonces el tiempo de descanso y disfrute familiar.
5. Cuando podamos, trabajemos con nuestros hijos.
Un jefazo da órdenes, pero un buen guía acompaña a sus trabajadores en la tarea. Los padres pueden pedir a sus hijos que caminen a su lado, que los acompañen, y realizar tareas juntos. Así, ellos aprenden compartiendo tareas.
6. Llevemos a nuestros hijos a nuestros voluntariados.
Es muy bueno ser voluntario en la parroquia, una ONG, un servicio vecinal... y es mejor llevarnos a nuestros hijos para que nos vean trabajando al servicio de una causa o comunidad, y que ellos también participen. Así ven que el trabajo no es sólo una forma de ganar dinero.
7. Que los chicos conozcan historias sobre héroes y el valor de la laboriosidad.
Hay películas, libros y artículos sobre personas admirables por su laboriosidad, que trabajando ayudaron a muchos o transformaron su entorno: vale la pena que los niños y jóvenes las conozcan.
8. Compartamos con los hijos las tareas del hogar.
Cada miembro de la familia debería tener unas tareas asignadas, y las más desagradables para todos pueden asignarse en turnos. No es educativo dejar que los niños crezcan sin realizar al menos algunas tareas domésticas.
9. No demos dinero a los niños por las tareas domésticas obligatorias.
Es bueno alabar a los hijos por haber cumplido sus tareas domésticas, haber fregado o barrido bien, tenerlas pronto a punto, etc... Pero no hay que darles dinero por ello. Sí se les puede pagar algo por tareas extra que van más allá de las que les corresponden. Así pueden aprender que un trabajo extra puede aportar beneficios.
10. Coloca una tabla de tareas domésticas en la nevera.
Que todos sepan lo que le toca hacer a cada uno cada día de la semana.
Y lo que dice la Biblia sobre el trabajo...
Colosenses 3,23:
Lo que hagáis, hacedlo de buen ánimo, como haciéndolo para el Señor, no a los hombres.
2 Tesalonicenses 3,7-11:
Estando con vosotros, os decíamos: si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que andan algunos entre vosotros sin trabajar en nada, sólo curioseando.
Proverbios 6,6-8
Mira a la hormiga, tú, perezoso. Mira sus caminos, y sé sabio. Ella no tiene capitán ni gobernador ni señor, pero prepara en el verano su comida .
1 Tesalonicenses 4,11
Esforzaos por vivir con tranquilidad, ocupándoos de vuestros asuntos y trabajando con vuestras propias manos, como os lo tenemos mandado.